Oh, Verano adolescente

Las aulas se quedaron atrás, mudas, vacías, llenas de recuerdos de un curso que ya no volverá. Para bien o para mal, las palabras se las llevó el viento y cada uno sabrá lo que ha aprendido realmente en la escuela: del conocimiento de lo mucho que se narran en los libros de texto; de los amigos del recreo; de la relación con los profesores, de sus palabras, de sus gestos, de su forma de enseñar y motivar a sus alumnos para que se impliquen en su asignatura. ¿Motivar, como se consigue esto?, me preguntó un profesor de Instituto hace unos días hablando sobre este asunto. Eso no es más que una utopía, afirmó, y añadió que los adolescentes suelen tener la cabeza en otras cosas. Mucho depende del profesorado que los alumnos presten interés en clase. De esto se trata para que se formen en la escuela, que la educación ya la reciben en casa.

Llegó el verano. Las actividades al aire libre llaman a la libertad de cada uno para ser más libres. Todo es poco para la edad adolescente que parece no tiene límites ni fronteras. Con la primavera, la sangre se altera. Ya lo dice el refrán. Con el verano, se revoluciona. Para los adolescentes, todo son proyectos de lo mucho que harán estos días. Sumado a su rebeldía natural, es una edad intermedia difícil y reivindicativa. Nos involucran con sus iniciativas, y está bien que lo hagan, aunque muchas veces no quieran controles paternos.

Hay tiempo para todo, sólo hay que organizarse. Hacer deporte, salir con la pandilla, disfrutar de actividades al aire libre, asistir a un concierto, viajar, estudiar un idioma, leer, estar en familia,...

Hace unos días un amigo le preguntó a su hijo qué libro iba a leer estas vacaciones de verano. La respuesta fue sorprendente. Leo resúmenes de actividades en youtube, le contestó. Parecía una broma porque en youtube lo que se ve son videos y se lee poco texto. Es cierto que los jóvenes leen mucho menos que hace unos años, sobre todo en papel, pero leen mucho más que nosotros en digital: instrucciones, comentarios, opiniones diversas. A través de medios e imágenes digitales: web, blog, vídeos, juegos, .. Claro que pegado al teléfono móvil todo el día esto no es nada bueno porque puede crearles adicción. Es imprescindible regular un tiempo determinado a estas conexiones para que aprovechen el tiempo y hagan otras cosas, saldrán ganando.

A la edad adolescente de mis hijos yo leía comic de Tintín, entre otros; mi hijo Carlos lee - cuando lee - viñetas de Manga. Pero este verano Carlos me ha dado una gran sorpresa - con lo que le cuesta leer en papel - está leyendo las novelas que he escrito. Imaginen que regalo tan grande me ha hecho sin proponérselo. Sus comentarios, sus opiniones, incluso sus críticas, tienen un gran valor para mí por su sinceridad y por su juventud. Las primeras novelas de aventuras que yo leí de adolescente fueron las de Enid Blyton, Julio Verne,... Una buena manera de introducirme a la lectura. Compañera de viaje que no me ha abandonado nunca, por la que he recorrido el mundo entero varias veces y he aprendido muchas cosas. Imaginen, la imaginación (valga la redundancia) no tiene límites.

Y con la imaginación y con la certeza les invito a que disfruten de la naturaleza y de las oportunidades que nos da la vida. El verano es un momento especial para hacer muchas cosas, incluso para no hacer nada y reparar con el descanso el esfuerzo del resto del año. No me verán quieto, se lo aseguro, ya reza en mi pie de firma: socialmente inquieto. Pues eso.

Al terminar esta crónica escucho y veo en el canal Classica en el televisor el segundo concierto para piano y orquesta de Brahms con Pollini al piano y Thielemann como Director. No sé por qué me ha despertado cierta melancolía.... Frente al mar, junto a un Mediterráneo tranquilo, muchas veces caprichoso y travieso, durante las últimas horas del día en un precioso atardecer de colores anaranjados. Ya ven, en verano hay tiempo para todo.

Este artículo ha sido publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press