Por su importancia, por ser parte de las murallas de la ciudad musulmana, por ser la entrada y salida de lo que se denominó la Villa Vieja, es nombrada por Cronistas e Historiadores. Estaba situada estratégicamente a unos 10 metros sobre el nivel del mar y se llegaba a ella por una cuesta empinada, todavía visible al final de la calle Mayor. Por esto y por otras muchas cosas, tuvo tanta importancia militar que perduró hasta finales del siglo XVIII.
Viravens la menciona en su “Crónica de Alicante” (1876). La describió así: “Cuando en el año 1248 vino este Príncipe (se refiere a D. Alfonso, el que sería Alfonso X el Sabio, hijo de Fernando III,” III de Castilla I de Alicante”, en expresión de Viravens) a cumplir el mandamiento de su augusto padre, los moros tenían estendida la población en los puntos más altos de la Ciudad hacia la Villa-vieja, se dilataba por el Sur hasta los alrededores de la playa del “Postiguet”, corriéndose por el Este hasta el “Arrabal-Roix”. El muro del pueblo árabe está muy cerca de la puerta de Ferrisa; edificio notable que todos hemos conocido, pues se derribó en el año 1862". Y añade el siguiente pie de página: “D. Nicasio Camilo Jover, en su “Reseña Histórica” de esta Ciudad, ofrece a nuestra consideración una lámina en la cual está dibujada con mucha exactitud la vista de aquella obra; y al llamarnos la atención en el texto de su libro sobre las particularidades artísticas de la Puerta de Ferrisa se expresa así: “El arco que miraba a la calle Mayor era un medio punto esencialmente árabe, como lo probaba, a más de su forma y del corte y colocación de los sillares, una inscripción del Koran, cuyos caracteres, casi borrados por el tiempo, se distinguían hace pocos años en torno de su clave: la fachada que miraba hacia la Villa-vieja se elevaba sobre un arco ojivo, así como la portada lateral, que servía de ingreso al patio que había delante del edificio, era de fecha muy posterior, pues se construyó en 1541 cuando fue adjudicado aquél palacio al Duque de Maqueda, marqués de Elche, por los servicios que prestó al Emperador Carlos V contra las Comunidades de Castilla”.
Así nos cuentan Viravens, y Jover sobre la Puerta Ferrisa y su ubicación para que nadie dudase de su localización ni de su importancia. Por tanto, es una puerta reestructurada en la primera mitad del siglo XVI, hecho muy frecuente por la necesidad de ir adecuando los elementos defensivos a cada momento. Pero permíteme amigo/a lector que sea uno de los que más saben de esta Puerta, de cómo se salvó de la piqueta, de su historia, quien nos ilustre con sus conocimientos: me refiero a Pablo Rosser Limiñana, Arqueólogo Municipal de Alicante.
Pregunta: ¿Qué es la Puerta Ferrisa y cuál fue su importancia?.
Respuesta: “Se trata de la antigua puerta de entrada a la madina Laqant, por lo tanto, su importancia es enorme, como quiera que marca topográficamente el espacio de la ocupación urbana en época musulmana, siendo de los pocos restos arquitectónicos que conservamos de aquella época”.
P: Descríbela.
R: “Sólo se conserva parte de un torreón construido en sillares. Su composición original era una puerta de acceso directo, flanqueada por dos torreones de planta cuadrangular que la protegían”.
P: Al parecer era esta la entrada de la ciudad medieval. ¿Había otra puerta además de esta?.
R: “La madina musulmana tenía al menos dos puertas, la de Ferrisa y el Portal Vell, en la parte contraria a la primera, saliendo hacia el actual Raval Roig, antiguo camino hacia la huerta de la goteta. Luego estaba el camino de acceso a la alcazaba (conocido después como “camí de la vila”), que quedó prácticamente destruido tras la explosión de la mina de finales del s. XVIII”.
P: Dentro de las murallas, ¿qué edificios emblemáticos pervivieron a la conquista cristiana?.
R: “Es muy probable que todos: mezquita, alhama, baños, alhóndiga, etc. Sólo tras la revuelta mudéjar de mediados del siglo XIII se empezó a ocupar y transformar la madina. Fuera de las murallas pervivieron, también, varias almunias ó fincas de recreo (en el actual barrio de San Nicolás), como lo demuestra la existencia del “Palau”, edificio musulmán situado en el carrer Mayor y en donde se alojaron varias veces los reyes (Alfonso X, Jaime II) en sus venidas a Alicante/Alacant. Este interesantísimo edificio fue eliminado, ó reaprovechado, en parte cuando se construyó el convento de los capuchinos, solar donde luego se hizo el edificio Amérigo y actual hotel con el mismo nombre. Puede que queden restos del Palau en los edificios colindantes”.
P: Después de la conquista, ¿convivieron las dos culturas: la musulmana y la cristiana?, ¿es posible que la musulmana viviera intramuros y la cristiana extramuros de este recinto amurallado en el arrabal de San Nicolás?.
R: “En un principio la población cristiana era muy reducida, principalmente militares. Como ya he dicho, fue a partir de la revuelta mudéjar que se expulsa a los musulmanes cuando se hace una ocupación efectiva de la madina. El arrabal de San Nicolás no era un arrabal propiamente dicho. No estaba construido y consolidado como núcleo urbano hasta bien entrado el s. XV. Hasta ese momento se trataba de construcciones aisladas con sus huertos, establos, etc.”
P: ¿Es cierto que la Puerta Ferrisa tuvo una gran importancia militar y defensiva y por eso duró hasta el siglo XVIII?.
R: “La Puerta Ferrisa y las murallas islámicas que se unían y partían de ella, efectivamente, fueron considerados hasta al menos el s. XVI como un último reducto defensivo a donde acudir en el caso que se invadiera la villa/ciudad. La Puerta propiamente dicha pasó a manos privadas (su vuelo) prácticamente desde la ocupación cristiana, construyendo junto a ella un Palacio. La familia de los Cárdenas fueron sus más importantes poseedores”.
P. En ese periodo de tiempo ¿sufrió muchas transformaciones según las modas defensivas y por los moradores que defendía?.
R: “Las dos cosas. En realidad los restos que hoy conservamos del torreón ni siquiera son todos ellos islámicos. Hay que tener en cuenta que en la Guerra de los dos Pedros la incipiente Villa de Alacant fue prácticamente destruida y abandonada. La Puerta debió sufrir severas consecuencias por los ataques de castellanos y catalano-aragoneses, siendo reconstruida posteriormente. Después siguió sufriendo reformas y transformaciones”.
P: ¿Cómo fueron los trabajos arqueológicos para encontrar la Puerta Ferrisa?. Según las opiniones de los diferentes Cronistas de la ciudad ¿fue difícil encontrarla?.
R: “La torre aparecía no sólo en grabados de Cronistas alicantinos, sino en la cartografía histórica existente sobre nuestra ciudad, por lo que se sabía perfectamente donde había estado. El arquitecto municipal Jaume Giner y yo mismo, tuvimos que informar la licencia de derribo que se pidió por los que entonces eran sus propietarios, y ya entonces se condicionó el derribo que se pretendía hacer. Los restos del torreón estaban reaprovechados en la caja de la escalera. Es así como quedó el torreón al descubierto. Años después, siendo yo concejal, una mañana paseando por la zona, me sorprendió ver cómo un obrero estaba en el coronamiento del torreón tirando sillares al solar y, en una palabra, derribando el torreón. Me arrogué funciones que no tenía - yo era concejal de la oposición - y paré literalmente la obra con una bronca espectacular. Luego llamé al entonces concejal de urbanismo y le “comuniqué” que había parado la obra para salvar el torreón, aunque evidentemente no podía hacerlo. Y se salvó”.
P: ¿Como es que al derribarlo para ensanchar la ciudad, se conservase uno de sus lienzos?.
R: “Se conservó parte de uno de los torreones, como he dicho, reaprovechado, para aguantar la caja de la escalera del edificio que se construyó en el s.XIX. La ley del mínimo esfuerzo y la inexistencia de maquinaria tan potente como la actual, permitió su conservación casi milagrosa”.
P: ¿Fue una buena decisión restaurarla y conservar el lienzo que queda a la vista en la oficina de la Agencia de Desarrollo Local del Ayuntamiento de Alicante?. ¿De quién dependió?.
R: “No sólo se ha conservado este resto de la Puerta Ferrisa, sino también el espectacular frente de muralla bajomedieval cristiano, de más de 11 metros de altura que existía en la medianera con los edificios colindantes. Desde el Departamento de Patrimonio Cultural siempre abogamos por su conservación y así lo pedimos al Departamento Técnico de Edificación Pública al frente del cual estaba el Arquitecto Jaume Giner que, con la misma sensibilidad, redactó el proyecto de nuevo edificio de oficinas que hoy existe. La consideración de Bien de Interés Cultural (BIC) era una garantía de conservación. Aunque se barajaron varios proyectos posibles, incluso el Museo de la Ciudad, al final fue la concejala de Hacienda, María Teresa Revenga, la que impulsó la redacción del Proyecto, su financiación y la puesta en marcha de las obras. Posteriormente, cogieron el testigo otros concejales como Juan Zaragoza y Juan Seva”.
Después de estas palabras de Pablo Rosser Limiñana, demostrando su emoción por la defensa y conservación del patrimonio histórico-artístico de Alicante, y la historia de la Puerta Ferrisa, puedo afirmar que podemos disfrutar, casi de milagro, de lo que queda de ella. Lo que no pudieron ni las batallas, ni los musulmanes ni los cristianos conquistadores, casi lo consigue la piqueta. Es una suerte poder disfrutar de estas piedras que tanta historia guardan entre sus poros, que tanto seguirán guardando ahora que está restaurada y protegida, que dará cobijo a la inquietud por conocer de ella a nuestros hijos, visitantes y a nosotros mismos. De la que disfrutamos por el recuerdo de lo que fue y de lo que ahora queda, vestigios de un ayer que forman parte de la historia de esta ciudad.
Obra consultada:
“Crónica de Alicante”, de R. Viravens y Pastor, “Medida Laqant ó la Villa Vella. La muralla islámica”, de Marius Beviá , “Origen y evolución de las murallas de Alicante”, de Pablo Rosser Limiñana, “El Patrimonio Cultural de Alicante: Avance de un Catálogo. El Patrimonio Inmueble”. LQNT Monográfico 3. Alicante 2007.