Acostumbrado a contarle cosas
relacionadas con el pasado de la ciudad y sus protagonistas, hoy me va a
permitir que haga una excepción. Hace tiempo que quería hacerlo. Aunque algo de
lo que le voy a contar tiene que ver con el pasado.
El protagonista de hoy es
Manuel Desantes Real, Catedrático de Derecho Internacional Privado de la
Universidad de Alicante, es una autoridad mundial en propiedad intelectual y
derecho de las nuevas tecnologías. Es de verbo fácil con una gran cultura. Da
gusto escucharle hablar, de lo que sea, lo borda.
Desantes es un enamorado de los
libros antiguos en el concepto cariñoso del término, aunque él prefiere
llamarlos “libros mayores”. Los ha buscado, los ha ido comprando para disfrutar
de ellos, acunándolos con especial cuidado para que estén a gusto. No exagero.
Ya verá.
Entre su colección de más de
cuatro mil volúmenes que tiene organizados en estanterías por siglos, materias
y autores, destaca y cuida con mimo 16 incunables, 45 postincunables (libros
impresos entre 1501 y 1540), así como 350 libros del siglo XVI, 500 del XVII, 1.500
del XVIII, 1.800 del XIX, ... También los hay del siglo XXI, de amigos de
Manuel que donan algunas de sus obras para compartir estantería con esos libros
tan mayores.
Pero no lo destaco aquí por
esta afición que, aun siendo interesante, no es el único que la tiene, sino por
un acto de gran generosidad. Ha trasladado esta biblioteca de su casa a una
planta de la Delegación de Alicante del Colegio Notarial de Valencia en la
calle Bailén. En un edificio ya noble de por sí, de estilo neoclásico, que
parece un palacio.
Pero hay más, es la única
biblioteca del mundo donde los libros mayores pueden ser acariciados por sus
admiradores. Los libros lo necesitan, dice Manuel. Los lectores disfrutamos
haciéndolo. Cuando fue invitado por Desantes a visitar esta biblioteca y puso
en mis manos un incunable para que lo acariciara con cariño mientras él me
contaba el libro que era, le aseguro que fue una experiencia extraordinaria. No
sólo tocarlo, sino olerlo. Suelo hacerlo con los libros impresos en papel,
figúrese cómo no hacerlo con estos. Tienen ese olor característico de las
viejas imprentas.
Para Desantes los libros mayores
tiene vida, enriquecen nuestra inteligencia y nuestra memoria, y necesitan de
nuestro cariño para ser felices.
Y aún hay más. Desantes no
está solo en esta tarea. Don Biblo es su fiel escudero, quien vigila, mina y
cuida esta biblioteca. Su baja estatura no le impide ver más allá del alma
humana y sacar lo mejor de cada uno en ese ambiente tan cercano.
En las lejas de esta librería
hay obras de Cicerón, la Física de Aristóteles, cinco cantos al Inferno de la
primera edición florentina de la Divina Comedia de Dante, una de las primeras
ediciones de las obras completas de Lutero, de la Enciclopedia de Diderot y
D´Alambert, de la primera edición de la Historia de España de Juan de Mairena,
… Novelas, ensayos, tratados, … Y libros de Derecho, que es su vida.
Esta colección privada está a
disposición del público previa invitación ya que no es una biblioteca abierta al
uso cotidiano por las joyas que tiene de gran valor bibliotecario, además de
económico y sentimental.
Don Biblo y Desantes son tan
generosos que permiten que en su biblioteca se presenten libros de nueva
edición y se hagan conferencias o conciertos de cámara. Imagine la cara de
felicidad que ponen estos libros tan mayores, que tantas peripecias han pasado
para hoy disfrutarlos, escuchando melodías de Tárrega o de Albéniz que salen
del sonido de una guitarra clásica acariciada por su solista.
Si tiene ocasión, vaya a la
Biblioteca de los Libros Felices, será una experiencia inolvidable cuando tenga
en sus manos uno de esos incunables con el que podrá acariciar, susurrarle y
mantener una conversación silenciosa con la mucha sabiduría que guarda entre
sus páginas.
Esta crónica fue publicada con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Plaza con el título "Descubra la Biblioteca de los Libros Felices" el 4 de marzo de 2024.