domingo, 25 de octubre de 2015

castillo de Vignola (Italia)

Un castillo, un palacio. Unos muros defensivos, defensa de ambiciones. Unas paredes, guardianes de la nobleza de un nombre y sus tradiciones. Esta mole que destaca desde lejos, que aparece en el horizonte de la carretera, es lo que llaman Castillo de Vignola ó Rocca de Vignola. En la provincia de Módena.
Sus muros nacieron en la época carolingia para defender a la población de esta localidad de los bárbaros húngaros. Vignola entonces estaba bajo la autoridad del Obispo de Módena. El castillo se construye cerca del río Panaro. Altos muros con altas torres, con personalidad propia, en una tierra de castillos. Deseo y ambición de muchos que destacaban su fábrica y el confort de su morada, también la imagen de su fortaleza como símbolo de poder y de grandeza. Es un cuadrilátero con tres torres llamadas del cepillo, de la mujer y Nonantola. Las entradas están precedidas por fosos y pasos levadizos.
En el s.XVI, concretamente en 1.401, Noccolo III d´Este, Señor de Ferrara, regaló el feudo de Vignola a Uguccione Contrari Ricevette, noble de Ferrara. A partir de este momento esta fortaleza cambió su condición militar a una lujosa residencia de la familia Contrari. Esta familia desapareció sin descendencia a partir de 1575 por lo que la propiedad de este castillo volvió a ser de la familia Este. En 1577 fue vendido a Jacopo Boncompagni, hijo natural del que sería el Papa Gregorio XIII.

Con Napoleón Bonaparte, en 1796, pasó a depender de un Comité Republicano. En 1815 este castillo pasó a formar parte de los dominios de Francisco IV de Austria-Este, Duque de Módena. Durante el siglo XIX fue sede de diferentes organizaciones sociales y políticas. Desde 1965 es patrimonio del Ayuntamiento de Vignola. En 1998 la Fundación Cassa di Risparmio di Vignola es quien desarrolla sus actividades.
El castillo se construye con piedra caliza llamada “toba”, tiene cinco pisos contados desde el sótano. La planta baja se usaba para la vida oficial de esta corte con celebraciones, conciertos y banquetes; la primera era de los Señores y sus invitados y donde está la capilla, del s.XV, con frescos con escenas de la vida de Jesucristo y de la Asunción de la Virgen María; las demás plantas eran usadas por los funcionarios y los soldados que defendían la fortaleza, así como personal de servicio.
Hoy sus muros y sus alrededores son también admirados mientras se emplean para representaciones populares y manifestaciones orales, junto con conciertos y otros acontecimientos sociales.

domingo, 4 de octubre de 2015

Todo pasa y todo queda

En familia.  De celebración. Una larga tertulia al calor de la lumbre y de tantos sueños,  anhelos y esperanzas que recorren la mesa de lado a lado.

Todo pasa y todo queda,  expresaba Antonio Machado en uno de sus poemas.  Y en otoño,  no se por qué, recuerdo mucho los poemas de este poeta.  Otoño es un mes que me encanta,  Antonio Machado también. Más que otros poetas contemporáneos de su época. Ya lo dice el dicho popular: sobre gustos,  no hay nada escrito.

Volvemos a la tertulia.  Mi familia siempre me dice que no desvele en mi blog lo que hablamos en estas reuniones familiares. No lo voy a hacer. No creo que sean muy distintas de otras conversaciones familiares.  Es cierto que nos sentamos a la mesa las ideologías de todo el arco parlamentario español pero,  salvo excepciones que los debates son apasionados,  las tertulias son sobre la vida cotidiana,  sobre lo que nos pasa y,  quizá,  lo que nos gustaría que pasara.

Las palabras recorren la sala,  casi es un reservado del restaurante porque somos muchos.  La tarde se apaga, fuera.  Por la ventana se cuelan los colores de otoño.  Oro,  ocre,  naranja,  ... Alimentan nuestras conciencias y sentimientos, con el sosiego necesario de un domingo de octubre.

sabio ó loco ?

Una noche de sábado, como muchas otras. Un grupo de amigos. De toda la vida. En un restaurante de Barcelona, el de siempre cuando cenan juntos. Ellas, ellos, hablando de sus cosas, de la vida cotidiana, de los hijos. Y de política. Lo que nunca había sido un problema, de lo que siempre habían hablado con naturalidad. Hoy ya no es lo mismo.



Uno comenta las importantes elecciones autonómicas de Cataluña, otro dice que plebiscitarias, uno pregunta “¿independentista tú?”; el otro responde: “¿españolista tú?”; “antes éramos todos españoles, ahora sólo unos pocos queréis ser sólo catalanes”; “¿sólo unos pocos, no viste que llenamos la Diagonal?”; sí, en un ambiente festivo, si explicarais bien los pros y los contras, lo mucho que pierde Cataluña si inicia esta aventura independentista …”; “¿aventura, no escuchas el clamor de la calle?”; “esa calle no sabe las consecuencias de esta locura: salirnos de Europa, de la OTAN, de todas las organizaciones internacionales donde está metida España; se irán de Catalana empresas tan importantes como la Caixa, Planeta, etc, por la inseguridad financiera, que el Barcelona C.F. no juegue la liga española y tenga que jugar contra el Manresa, el Lleida, …”;

“al Barça no lo metas en esto”; “lo habéis metido en esto vosotros, el deporte nunca hay que politizarlo. Si te sales de España, te sales de todas sus organizaciones”; … La conversación va subiendo de tono y de intensidad. Algunos intentan apaciguar, otros se encolerizan más hasta el punto que llaman la atención de otros comensales del restaurante que se involucran en la conversación opinando de las dos maneras. Se monta tal algarabía que aparecen los Mossos de Escuadra y tienen que desalojar el restaurante …



Esto que relato es un hecho real. Me preocupa mucho esta fractura social. Entre amigos de toda la vida. Entre padres a hijos. Entre compañeros de trabajo. Mas ha tenido la habilidad de aparcar los problemas de Cataluña: el paro, la deuda catalana duplicada en los últimos años, la corrupción, la mala gestión de los recursos en la sanidad, etc, despertando un sentimiento independentista entre los catalanes. El, quien hace unos años manifestó que ese sentimiento era trasnochado y que no conduce a nada. En menudo lío ha metido a los catalanes y a toda España. ¿Un sabio ó un loco?. Yo tengo mi respuesta. Cada uno que responda la suya según su criterio.

viernes, 2 de octubre de 2015

Tarde de viernes en el mar

Desde el mar, en la bahía de Alicante.  En directo y en cubierta.  Escuchando el rumor de las olas y del viento que acaricia las velas.  Reposando el estrés de la semana.  Mirando al horizonte donde se pierde la vista,  por donde nada impide observar y allí donde todo queda.  El tiempo casi se detiene mientras el casco del velero se deja mecer por el mar.  Y una sensación de bienestar inunda toda la cubierta y embriaga mi mente con buenos pensamientos,  recuerdos de un ayer,  escenas de hoy y,  quizá,  de mañana.  Mientras,  la isla de Tabarca flota como un barco varado y nos mira risueña. Casi es atardecer cuando el ambiente luminoso se viste de otoño. 

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