domingo, 24 de abril de 2016

Sorolla íntimo. Bocetos de Visión de España (perfil humano de un pintor universal)

En el Palacio Gravina, en Alicante, que alberga al Museo Bellas Artes Gravina (MUBAG), admiramos a Sorolla Íntimo, a Joaquín Sorolla y los bocetos de su “Visión de España”. Una gran obra de un pintor universal que domina la luz y el color. 



Pero permitirme que os cuente esta historia desde el principio. Todo empezó en Londres, muy lejos del Mediterráneo donde Sorolla pintó los cuadros que exponía en una Galería de Arte londinense …

El 13 de mayo de 1908 el Hispanista Archer Huntington visitó la Galería Grafton en Londres donde Joaquín Sorolla exponía su obra. Archer escribió en su diario “h“he ido a la Galería Grafton para ver los Sorolla. Estaba dándole vueltas a esos cuadros cuando presté atención de lo que de ellos opinaba George Moore: “Este hombre está muy capacitado, muy capacitado de verdad, no se le puede negar, pero duro, muy duro”. Tanto Moore como Huntington quedaron impresionados con las pinturas de Sorolla. 



Tanto le gustó a Huntington que desde ese momento decidió llevar obras de  Joaquín Sorolla a su Hispanic Society que había inaugurado el 20 de enero de ese mismo año. Huntington programó esa exposición para enero de 1909.

Sorolla y Huntington se conocieron en el Hotel Savoy de Nueva York donde Sorolla y su familia habían llegado el 20 de enero. Hubo una gran sintonía entre ambos desde el principio. Sorolla estaba entusiasmado con la exposición. Huntington cuenta en su diario que “Sorolla está frenéticamente entregado a la tarea de colgar los cuadros y tiene a los hombres agotados … Lo único que le importa en este mundo es su arte. Da gusto. Trabaja como a mí me gusta trabajar y por eso hemos congeniado tan bien”. 

La exposición causó una gran sensación en la sociedad cultural, artística y social de Nueva York. Huntington escribió que “… la exposición de Sorolla fue un triunfo. El aire estaba por doquier impregnado del milagro. La gente citaba el número de visitantes y tenían continuamente en la boca las palabras “resplandor del sol”. Jamás había sucedido nada por el estilo en Nueva York”.

En 1910 Sorolla y Huntington vuelven a encontrarse, esta vez en París. Huntington le propone a Sorolla la realización de un proyecto en el que tiene mucha ilusión: la decoración de la biblioteca de la Hispanic Society con veintinueve paneles que representarían las regiones de España. Sorolla duda en la decisión a tomar. Es una magna obra a la que Sorolla tiene que dedicar muchos años de su vida, tampoco quiere interrumpir su carrera profesional. Lo consulta con amigos, con su familia. Al final toma una decisión. El 30 de enero de 1911 Sorolla escribe a Huntington aceptando el encargo. El 26 de noviembre de 1911 se reúnen de nuevo en París. Firman un contrato en el que Sorolla se compromete a entregar a la Hispanic Society en cinco años una pintura al óleo de tres metros a tres metros y medio por setenta metros de largo y en el que describiría la vida contemporánea de España.

Joaquín Sorolla recorre durante años la geografía española a caballo, en carros, en tren, a veces en automóvil, tomando apuntes, haciendo bocetos, de la luz, los colores, de las costumbres, las fiestas, de la vida cotidiana, la indumentaria, ... Cargado, de un sitio para otro, con sus grandes lienzos, su paleta, sus pinceles, sus pinturas. Pinta escenas, detalles, paisajes, protagonistas de fiestas y costumbres, … 

Con tanto material no sabe por dónde empezar. Tiene que tomar una decisión y la toma. “Finalmente ya he decidido cómo hacer la decoración. La hago directamente pero por fragmentos y así gozo más, y será mejor y no tendré que copia y copiar (de mis bocetos) que sería un aburrimiento”. Después del panel que pintó de Castilla optó por pintar directamente sobre los grandes lienzos, sin bocetos preliminares de conjunto, aunque hubiese realizado trabajos previos.


Un trabajo impresionante en el que igual se entusiasma que se desilusiona por el tiempo y las fuerzas que le dedica. “Yo no debería pintar ya más. Son demasiados años de lucha y repito la canción, no debería haberme comprometido con esta obra tan larga y pesada, cuando tan trabajado estoy. Hay ratos que me encuentro animoso y joven, pero estos duran poco, son chispazos. Esto, bien mío, está acabado, en la forma de producción de antes, hay que hacer un arte más recogido y calmado” (Sorolla, Sevilla 1914).

El 1 de enero de 1918 Huntington visita a Sorolla para ver cómo va la obra que le ha encargado. Huntington dejó escrito que “Sorolla dice que la HSA (Hispanic Society) le ha brindado una gran oportunidad, pero le encuentro decaído en general y muy cansado. Sorolla ha terminado la obra. No cabe duda que su estado físico se ha visto afectado y su agotamiento resulta demasiado evidente. Pero la tarea está acabada y que Dios le bendiga a él y a su obra”.  Su obra (y su legado): 14 paneles de Visión de España donde, en casi una década, Sorolla plasmó la riqueza y diversidad de la España de su época.




Sorolla pintó una visión plástica y muy personal de la España de entonces. Podemos ver el proceso creativo en los 32 dibujos de esta exposición de Alicante. Con ellos podemos ver las versiones iniciales de los cuadros de Castilla, Andalucía, Aragón, Navarra, País Vasco, Cataluña, Galicia, Extremadura ó Valencia.



viernes, 1 de abril de 2016

la floración en Cieza

Una explosión de color, un mosaico de tonalidades, un abanico de sensaciones, en estas tierras campesinas del campo de Cieza (Murcia). Árboles frutales, melocotoneros la mayoría, que visten de colores este valle, estos meandros del río Segura, estos rincones de encanto. Es el anuncio de la primavera, que sin serla, invita a creer que está cerca. Porque allí donde miras hay un árbol en flor que inunda el paisaje.



Es una fiesta en Cieza, sin serlo, sin tener fecha fija y con la grandeza que algo tan bello sea tan efímero. Y esta maravilla que antes disfrutaban sólo los habitantes de Cieza, ahora se ha popularizado tanto que vamos desde diferentes partes de España a disfrutar de esta maravilla de la naturaleza. 




Mientras haya campo, mientras se cultive con estos árboles frutales, mientras las gentes del lugar amen su trabajo como lo aman y mantengan vivos estos bancales de frutales, y mientras el tiempo lo permita, esta floración está garantizada. 






Muchos son, somos, los que nos enamorados de esta representación natural. Poetas, pintores, escritores, han plasmado en sus obras estos colores, las ramas retorcidas de esos árboles llenas de estas flores que escalan el árbol para acercarse al cielo. 




El senderismo, las kedadas y certámenes fotográficos, han llenado de curiosos estos senderos, estas veredas, estos caminos de tierra, que se han visto privados de su silencio cotidiano por unas semanas.

Este benigno invierno de 2016 ha provocado que la floración se iniciara a principios de febrero. Con esta muchos agricultores han practicado lo que llaman el “aclareo” lo que hace aún más bello a estos campos, estas huertas, cuyos suelos se visten de colores. Esta tarea consiste en seleccionar las flores que posteriormente darán sus frutos eliminando los brotes de las que pueden perjudicar a las demás entorpeciendo su normal desarrollo. 




Febrero anticipó este año la floración por las altas temperaturas, y aunque visitamos estas tierras en marzo, el espectáculo de color sigue vivo. 

Permanecerá en nuestro recuerdo con el convencimiento de volver el año que viene un poco antes.

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  Agost, pueblo alfarero en la provincia de Alicante, tiene muchas sorpresas que contar a sus visitantes. Incluso a sus propios vecinos. Son...

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