El casco antiguo de Jávea se
caracteriza porque la mayoría de sus casas y edificios que no son modernos
están construidos con tosca, una piedra característica de esta población. De
hecho, la cantera de donde es extraída está en su término municipal muy cerca
del mar. En la Cova Tallada, situada en las paredes del Cabo de San Antonio, con
partes inundadas por el mar y otras con salas secas. Aunque se conserva ya como un
hito turístico y de senderismo que como lugar de explotación de tan singular piedra
que durante siglos utilizaron para la construcción de sus viviendas y edificios
más emblemáticos.
Ahí está la iglesia de San Bartolomé,
el Ayuntamiento, el mercado municipal, …. Hoy visitamos este último. En una de
sus entradas hay un panel donde leemos que ese solar no fue siempre mercado. Tan
notable construcción es de agosto de 1945. De una sola planta de estilo gótico
civil, a imitación de las atarazanas medievales de Valencia o Barcelona, tiene
enormes arcos diafragmáticos que sustentan el tejado a dos aguas. Bajo ellos
están los puestos del mercado. Y algo más, en breve se lo cuento.
En el mismo solar del mercado
antes se encontraba el convento de las Agustinas Descalzas, fundado en 1663 por
Sor Anna María Gallart . Así es, se edificó gracias a la generosidad y
donaciones de Joana Anna Bolufer.
Aguantó el paso de los
siglos, hasta que tropezó con un año fatídico en la historia de España. El
convento fue destruido en 1936. Sus dependencias, las celdas de las monjas, la
iglesia construida en 1696, además de otras estancias. En su huerto había una
torre. En su interior se conservaba el cuerpo incorrupto de la madre Gallart.
Cuenta una leyenda urbana que se escuchaban golpes que producía esta monja desde
el más allá cuando iba a haber un acontecimiento importante en Jávea.
Vamos al mercado a almorzar a
eso de las 10:30 h durante una reunión laboral. Que una cosa no está reñida con
la otra. Desde hace un tiempo la concejalía de mercados del Ayuntamiento
permitió instalar bares dentro de sus instalaciones dándole más vida al mercado
por el tránsito de gente que había dejado de ir por comprar su comida en otros
lugares. Y es un acierto. En otros mercados municipales, no sólo en España, han
hecho lo mismo. Mientras uno picotea durante el almuerzo, también puede
quedarse a comer, estando donde estás terminas comprando alguna de las viandas
que venden en los puestos del mercado.
Nos sentamos en mesas con sillas, los hay también con taburetes altos, del Bar Mercat. Elegimos una
tostada cada uno. Hay variedad. Tienen varios nombres que distinguen una de
otra. Mire. “Ibérica” lleva aceite de oliva, tomate y jamón ibérico sobre una
tostada crujiente; “Bar Mercat” lleva tomate, tortilla de pescado y anchoa;
“Lorena”, con tomate, mayonesa, atún y cebollita roja; “Matrimonio” lleva
tomate, anchoas y boquerones; … Así hasta 14.
Yo como la tostada que lleva
el nombre de “Manolo Segarra” con tomate, salazón (bacalao, anchoa y mojama),
junto con queso fresco e hinojo marino. Muy bueno, volveré. Se llama así porque
un funcionario del Ayuntamiento pedía siempre esta tostada y en su memoria se
le ha puesto su nombre.
Alrededor están los puestos de todo tipo. Carne, pescado, fruta, verduras, pasteles, … Me llama la atención que la Cofradía de Pescadores tiene su propio puesto donde venden pescado fresco capturado con su barca, compitiendo con las demás pescaderías.
Apúnteselo en su agenda para
visitar el mercado municipal cuando vaya a Jávea. Tenga en cuenta que los
domingos está cerrado, por lo que tiene el resto de la semana para disfrutarlo.
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