domingo, 19 de febrero de 2012

travesía por la bahía de Alicante, en una mañana dominical de febrero

 

Salimos del puerto de Alicante. Desde su bocana, un mar de recuerdos se amontonan en mi memoria. Cuando de niño navegaba con Rafael en su velero. Muchas veces fuimos en familia a la isla de Tabarca, muchas las que nos bañamos en la playa de la isla ó a los pies del faro del cabo de Santa Pola. Muchas las que navegamos por la bahía de Alicante, Benidorm, Altea, … Algunas con el casco escorado entre risas y despreocupaciones, con la inocencia de la infancia. Muchas veces fueron aquellas que la memoria se alarga y recorre recuerdos de antaño que estaban en reserva, casi olvidados. Escenas de una infancia cómoda y amable que se dejaba llevar por cuántas oportunidades me pusieran delante. Y una de ellas era navegar en el Arion, alimentando una afición marinera que dura desde entonces. Y en esta mirada hacia atrás encuentro a mi padre, quien partió en noviembre del año pasado a su eterna travesía, protagonizando este recuerdo. Miradas, sonrisas, anécdotas, retratadas en mi memoria y que hoy afloran emocionadas en este mar levantino.

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En un día soleado y frío de febrero, con un escaso viento racheado. Pero hoy no importa. Si no es el viento, hoy han sido las palabras las protagonistas. En tertulia, sentados en la bañera, cuando los quehaceres marineros lo han permitido, las palabras han brincado traviesas desde nuestras gargantas, han jugado con el viento, han hinchado las velas con nuestras voces. Mientras la roda del velero se abría paso entre las olas, mientras el casco acariciaba la superficie marina. Ciñiendo, de través ó de empopada. Navegando.

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El spinnaker, inflado como un globo por el viento, adorna de azul el cielo azulado.  Sentado en la proa, las piernas colgando, miro el fondo cristalino de arena y de algas. Cerca de la isla de Tabarca los recuerdos se multiplican y se aceleran, cuando viramos.

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La tranquilidad es inmensa, como lo es también la ilusión de volver a navegar con el Patrón de este velero. Nos dejamos llevar por el viento, casi acariciando el mar. El velero se desliza con suavidad porque suave es la brisa.

Cerca del puerto la actividad se acelera. Recoger las velas es tarea de todos. El génova, la mayor, la mesana. Preparar las defensas para el amarre. Un trabajo en equipo donde cada uno tiene una función, donde el Patrón es el líder que da las órdenes. Y el líder de esta travesía. Gracias Rafael.

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martes, 14 de febrero de 2012

Corremos todos, cada uno a su manera. (Parque El Jarral, en Abarán).

 

Corre el agua como corren los pensamientos y los problemas y las esperanzas y la vida. Y corre porque corre, porque no hay barreras, porque es libre, porque no tiene ataduras. Porque nada le retiene. Corre rio abajo por el valle de Ricote.

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- “Mientras pueda”, nos dice un agricultor que se nos aparece por sorpresa por detrás de unos juncos. “Porque la codicia de algunos quieren desviar el agua del rio mas arriba, desde el embalse del Cenajo, para venderla mas cara a urbanizaciones y campos de golf de Almería. Y el campo con que lo regaremos”.

- “No será para tanto, buen hombre”, le dice un amigo.

- “Pues no será”, contesta el agricultor.

- “Si el rio es la vida de esta vega”, le dice el primero.

- “Pues eso”, contesta el agricultor. Y sin mas palabras sigue a lo suyo. En su huerta, en la de verdad, en esa donde dobla el espinazo con las ultimas sombras de la madrugada y las primeras horas del día.

Y nosotros a lo nuestro, caminando por esta vía y sendero ecoturístico a la vera del rio, que el Ministerio de Medio Ambiente de España ha habilitado en Abaran (Murcia), para disfrute de sus vecinos y de los visitantes como nosotros.

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Mientras nuestros hijos corretean por el Parque El Jarral nosotros dejamos escapar nuestras palabras de nuestras gargantas. También corren, con el aire fresco de la tarde. Corren deprisa, atropelladas, queriendo decir muchas cosas y no diciendo nada. Nada que solucione alguna cosa. Estamos como estos arboles que nos rodean. Ellos desnudos de hojas, nosotros desnudos de nuevas ideas. Aunque es el rumor del agua de los diferentes azudes los que nos refrescan los pensamientos, quienes nos animan el espíritu, quienes nos devuelven la ilusión. Como la de nuestros hijos que ríen con sus amigos correteando de un sitio a otro. Porque ellos también corren.

Para localizar a Abarán y saber más, visita: http://www.abaran.es/senderoecoturistico.htm

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