La isla de Tabarca me produce
una atracción especial, como si un imán tirara de mí. Los fondos marinos de aguas cristalinas de su Reserva son
extraordinarios. Su playa y sus calas invitan al
baño, al buceo (sin botella, con esta hay que pedir permiso). Es la única isla
habitada de la Comunidad Valenciana. Las puertas de sus murallas, el recinto
amurallado y ese pueblecito de pescadores tan pintoresco, con muchas de sus fachadas con los
colores de la bandera de Alicante. Un Mikonos alicantino. Y su propia consideración de isla frente a
la península, al otro lado de su bahía hacia tierra.. Es muy agradable ver, al caer la noche, las
lucecitas de las casas allá a lo lejos. Le recomiendo el
atardecer desde la isla y, después, que pase largos minutos en el chiringuito que hay cerca
del puerto, sin prisas, con un refresco, mirando hacia allí, cuando las tabarqueras
se han llevado el último turista que ha pasado el día en Tabarca. Es cuando la
isla está en su estado puro. También le recomiendo los amaneceres después de
recorrer su huerta extramuros de higos chumbos y terreno baldío camino de la
torre que fue prisión, del faro y del pequeño cementerio donde las lápidas mencionan
apellidos de los primeros pobladores de la isla.
En esta ocasión, un grupo de
amigos rotarios fuimos a pasar un día en Tabarca sin bajar a tierra (17 julio 2021). Fondeados detrás
del espigón del puerto. El baño, espectacular. Los pececillos nos rodeaban con curiosidad
e inocencia. Y nosotros con ellos. Con las gafas de bucear se ve un mundo
submarino idílico que hay que proteger. Praderas de algas de posidonia hasta
donde la vista se pierde, erizos, ¡¡¡una estrella de mar sobre una roca!!!,. …
El agua fresca, limpia y transparente. Nadando entre los barcos fondeados, con
las precauciones necesarias. Tertulia a remojo, flotando, con una vista a
ras del mar de la isla y de las embarcaciones, qué fotos hubiera hecho de tener
una cámara acuática, pero sin ella estas imágenes quedarán guardadas en mi
memoria para siempre.
Es un paraje y un entorno
marino que hay que preservar. Es una joya que tenemos que pulir de forma
permanente. ¿Para cuándo las boyas para fondear sin echar el ancla?. Se habla
de esto desde hace muchos años, hay un proyecto para hacerlo, pero no se hace.
¿Por qué?.
En junio de este año la prensa local alicantina se hacía eco que el gobierno bipartito del Ayuntamiento de Alicante de PP y Cs había solicitado al Ministerio del Interior la cesión de la Torre de San José para dedicarla a fines museísticos, después de restaurarla, y que habían iniciado las gestiones para instalar boyas ecológicas para reducir el impacto que, sobre la fauna y flora, producen las anclas de los fondeos en el entorno litoral de la isla de Tabarca. Desde el Ayuntamiento se pusieron en contacto con la Consellería de Transición Ecológica para este fin. Espero que se haga con criterio, los propios tabarquinos temen que la excesiva protección produzca una honda crisis en la restauración y hostelería porque esta medida produzca la reducción de afluencia a Tabarca.
Como he comentado, no bajamos a tierra. Reservamos un arroz del señoret en el restaurante Gloria que nos trajeron al velero con una neumática. Exquisito, como nos tiene acostumbrados este restaurante. Con el arroz, la tertulia a bordo, la siesta, un nuevo baño, y el regreso al final de la tarde con un atardecer precioso, último regalo de un día inolvidable derrochando amistad entre rotarios.