domingo, 4 de octubre de 2020

Trampantojo único en el mundo, en Alicante

 



Todo lo antiguo tiene su historia. Me dirán que les digo una obviedad. Pero por ser obvio no deja de tener su propio misterio. También, sus leyendas, que, con la rumorología y la transmisión oral, a veces de poco se hizo un mundo y de mucho no hacía falta añadir nada más.  

Muchos son los estudiosos que analizan en los vestigios históricos más de lo que se ve a simple vista. Y de lo que se observa, intentar exprimir el máximo de lo que el artista quiso decirnos y no está documentado. También su firma, que antes no era normal dejarla escrita como ahora. De esto y de algo sorprendente, le voy a contar en este escrito. No se lo pierda, me lo agradecerá.


Sitúese en el barrio antiguo que así llamamos en Alicante a la parte más antigua de la ciudad. Otra obviedad, pero no lo es tanto. Este es el “barrio” y sólo con nombrarlo sabemos de cuál se trata porque de los demás barrios de la ciudad nos conformamos con decir su nombre como Benalúa, San Blas, Carolinas, …. El "barrio" en realidad es el de Santa Cruz y el de San Roque pero con esa denominación nos referimos a los dos como si fueran lo mismo.



Estamos en lo que fue la ciudad vieja cuando Alicante era el castillo Santa Bárbara y una barriada a sus pies dentro de un recinto amurallado cuyos habitantes buscaban su protección.


En aquella ciudad vieja se construyó la mezquita mayor musulmana. Sobre sus ruinas se edificó - en estilo gótico - una iglesia católica entre el siglo XV y XVI: la Basílica de Santa María, la iglesia más antigua de la ciudad. Por fuera parece una fortaleza con sus dos robustas torres.


El interior de la iglesia es precioso, pero permita que esta vez me refiera sólo a su exterior, y en concreto a sus portadas. La principal tiene a sus lados otras dos más pequeñas que también guardan sus secretos.


La principal es una preciosa portada barroca esculpida por el artista valenciano Juan Bautista Borja en 1724. Es una obra de arte muy equilibrada por todo lo que representa en la que destacan las figuras y las columnas salomónicas.




Todos los templos antiguos tienen sus investigadores, inquietos por descubrir un secreto que guardan sus piedras, a veces detalles a simple vista, sólo hay que fijarse bien. Sobre esto ha habido ríos de tinta a través de ensayos, novelas o incluso a través de películas dando rienda suelta a la imaginación sobre contenidos históricos verídicos. La Basílica de Santa María no es una excepción. Uno de esos curiosos del arte, Antonio Biosca, profesor en la Universidad de Alicante, publicó una investigación en la revista Sao desvelando un sorprendente descubrimiento.  


En la portada principal aparece esculpida la Virgen María dentro de una hornacina, dominando el centro. Detrás de la Virgen, una representación de la Santísima Trinidad hace el gesto de coronar su cabeza. Pero no sólo el gesto, ya verán. Ambas figuras están esculpidas en dos niveles diferentes produciendo un efecto óptico sorprendente. Para verlo con claridad le invito a que se sitúe en frente de la iglesia en el lado opuesto de su plaza. Fije la mirada en la Virgen María. Camine despacio sin perderla de vista. Verá cómo la corona va descendiendo poco a poco sobre la cabeza de la Virgen hasta coronarla.  Es extraordinario y emocionante.



No es por casualidad, según el estudio de Antonio Biosca, quien manifiesta que el escultor Juan Bautista Borja lo quiso así y lo argumenta porque “la Virgen María aparece en un primer plano, inusualmente adelantada, en una hornacina más estrecha de lo habitual” para conseguir ese efecto. Afirma con rotundidad que es un trampantojo de tres siglos, único en el mundo”. Y está en Alicante.


El escultor dejó su firma, como un elemento decorativo más, como quien no quiere la cosa, pero ahí está. Firmó con unos castillitos o torres de muralla que forman parte del conjunto en las portadas laterales, según manifestó Alejandro Cañestro, Doctor en Historia del Arte y colaborador de la Universidad de Alicante (UA), en un curso on line sobre los misterios de la Basílica de Santa María organizado por la Sede de la Ciudad de la UA, añadiendo que el escultor también dejó su huella en un juego de máscaras, esculpidas unas a los pies de algunas esculturas, otras entre los adornos florales. Le invito a que las busque, que no todas son fáciles de localizar y participen por sí mismos en encontrar algunos de los secretos de esta Basílica que - fijándose bien - están a la vista de todos.


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