Dos años. Tan sólo dos años. En un periodo de tiempo tan corto y … ¡cuánto se ha hecho!. Con tan corta edad y tanto realizado. Es el cumpleaños de la Asociación de Caminantes de Aigues. Y no cabe otra cosa que felicitar a su Junta Directiva, con su Presidente Javier Larrosa a la cabeza.
En esta sociedad materialista y ambiciosa en que vivimos, da gusto encontrar personas que dediquen su tiempo a los demás sin nada a cambio. Sólo el aplauso y el reconocimiento es lo que les alimenta para seguir siendo como son. Para seguir haciendo cosas.
En esta sociedad materialista y ambiciosa en que vivimos, da gusto encontrar personas que dediquen su tiempo a los demás sin nada a cambio. Sólo el aplauso y el reconocimiento es lo que les alimenta para seguir siendo como son. Para seguir haciendo cosas.
Hoy (por el 22 de diciembre) hemos partido de Aigues 110 senderistas, en dos autobuses. Mientras el autobús recorre la carretera con una suavidad extrema mis pensamientos corren a más velocidad. Suben y bajan por montañas, recorren valles, caminan por sendas. Y celebran que somos libres, porque a nadie se le puede olvidar que mañana es 23 de febrero. Y un día como este, de 1981, unos militares dieron un Golpe de Estado y secuestraron al Gobierno de Adolfo Suárez y a todos los parlamentarios mientras se votaba en el Congreso de los Diputados de España la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo. Cada año que pasa aún siento cierto escalofrío por lo que pasó, por lo que no pasó y pudo pasar. La intervención firme y contundente de nuestro rey Juan Carlos I defendiendo la Constitución de 1978 y el orden democrático hizo que el Golpe de Estado fracasara. Desde entonces vivimos en una convivencia democrática, con una monarquía parlamentaria, modelo a seguir para otros países del mundo.
Pasamos cerca de diversos pueblos: Tibi, Castalla, Ibi, Alcoy, Muro, Gayanes, Beniarrés, Lorcha, …, cuyos campos se visten con pinceladas de colores. Blanco, rosa, marfil. Almendros en flor en un mar de surcos. Surcos que se abren paso entre la maleza en estas tierras fértiles. En estos lejanos lugares del norte de la provincia de Alicante.
Beniarrés
Llegamos a la antigua y abandonada Estación de Lorcha. Lejos queda su ajetreo, las idas y las venidas de los trenes, los pasajeros, las mercancías. Una cámara fotográfica inmortalizó en blanco y negro esos momentos. Con estas fotografías hoy podemos imaginar lo que fue y ya no es. Con estas, es más fácil involucrarse en aquella realidad. Y mientras lo hago, las almenas de la torre del castillo de Perputxent sigue vigilante desde su atalaya, hoy como entonces. Empezamos a caminar por la vía verde.
Locomotora Black Hawthorn 2-2-01, en fase de pruebas. Pertenecía a la línea Carcagnete-Denia. Conocida popularmente como L´Albarda por su forma peculiar. 27 de mayo de 1965
La estación de Lorcha tenía sala de espera, despacho de billetes, depósito de agua, retretes y muelle de carga. El precio del billete desde Alcoy era de 2´70 pesetas (0,016 euros) en segunda clase.
La estación de Lorcha, a los pies del castillo de Perputxent, en uno de los parajes más bonitos del recorrido. En la foto, locomotora y vagón pendiente de partir en dirección a Alcoy.
Y el camino. El camino de la vida. También el camino que pisamos. Acompaña a nuestros pasos. Deja que las piedrecillas crujan bajo nuestras botas. Nos dirige entre barrancos, junto a riachuelos, entre montañas. Nos da nuevos amigos. Nos descubre sorpresas. Nos llena de sensaciones. Nos emociona. Como he visto hoy que lo hacía con mi amigo Enrique Berenguer. Mientras andamos por la vía verde del río Serpis entre Lorcha (provincia de Alicante) y Villalonga (provincia de Valencia), me cuenta el motivo de su emoción. Con palabras entrecortadas. Con frases que salen solas de su memoria. Cuando recorría este camino de hierro por donde discurría el tren Alcoy and Gandía Railway and Harbour Company Limited. De Alcoy a Gandía y de Gandía a Alcoy. Cuando trabajaba en Gandía y volvía a Alcoy los fines de semana. Cuando ya trabajaba en Alcoy e iba a Gandía los sábados, para volver el domingo, después de haber estado con su novia, su actual mujer.
El maquinista Federico Boix conduciendo la locomotora nº 2, denominada "Villalonga", a su paso por el Barranco del Infierno, en Lorcha.
Porque Enrique conoció el lienzo de tierra que dejó la vía cuando esta se calentaba bajo las ruedas de la locomotora y sus vagones. Enrique fue testigo directo de lo que para mí es casi una leyenda. El tren pasó por aquí. Pasó, sí. Con Enrique aún oigo el chu-cu-chú de la locomotora, los pitidos de la bocina. Aún huelo el humo de su chimenea. Escucho el patinar de las ruedas cuando llovía. Aún veo como se llenaba la caldera de agua con el depósito, del que aún queda su estructura de piedra. Enrique nos cuenta anécdotas y experiencias de un tren que ya no existe pero perdura su recuerdo. Y la existencia de esta Vía Verde contribuye a recordarlo, aunque ya no haya vía de hierro, aunque ya no haya tren. Pero ahora, como antes, personas de todas las edades y condición recorren, recorremos, esta vía. Disfrutamos de esta vía … verde.
Y es verde. Estamos en la suiza alicantina. El río Serpis, con su trasiego permanente hacia el valle de la Safor. Las diferentes clases de arbolado. Monte bajo. Muflones en los riscos y sargos en las aguas del río, junto a esbeltos y orgullosos patos. Y es verde en la parte de la provincia de Alicante. Y también lo es cuando entramos en la provincia de Valencia en que los pinos, junto a los campos de almendros y de olivos, arbolado de secano, se tornan en campos de cítricos, arbolado de regadío.
Y es verde. Estamos en la suiza alicantina. El río Serpis, con su trasiego permanente hacia el valle de la Safor. Las diferentes clases de arbolado. Monte bajo. Muflones en los riscos y sargos en las aguas del río, junto a esbeltos y orgullosos patos. Y es verde en la parte de la provincia de Alicante. Y también lo es cuando entramos en la provincia de Valencia en que los pinos, junto a los campos de almendros y de olivos, arbolado de secano, se tornan en campos de cítricos, arbolado de regadío.
Locomotora número 6, llamada "Muro" en el Barranco del Infierno, en Lorcha. Encima de la misma, Antonio Trenzano rellena la caldera de agua.
Tren Alcoy-Gandía en su último recorrido: 14 de abril de 1969. Llenando la caldera de agua. Reproducción de una fotografía de Crespo Colomer (con esta ganó el Primer Premio Nacional Trenes de Vapor, en 1972)
Después de un impresionante azud, la fábrica de luz. Aquí hacemos un alto en el camino. Almorzamos. Pedro y Jesús, amigos de Elda, han venido bien preparados. Un verdadero banquete. Con ellos ha venido “el chato”. Me cuenta sus experiencias senderistas con Los Caracoles del Vinalopó y su participación en las marchas que se organizan a nivel nacional para los veteranos, como la que se celebrará este año en Biar, previsiblemente en el puente de la Hispanidad en el mes de octubre.
Esta vía verde tiene unos testigos mudos, con personalidad propia. Los túneles. Salvo uno, que es más largo, en los demás casi no hace falta llevar linterna. Cuando entras en ellos estás viendo la luz de la salida. Aún se ve en sus entrañas las huellas de los picos de los canteros. Aún se ve en algunos de ellos la simplicidad de la obra. Uno tras otro hacen más atractiva esta vía verde.
Esta vía verde tiene unos testigos mudos, con personalidad propia. Los túneles. Salvo uno, que es más largo, en los demás casi no hace falta llevar linterna. Cuando entras en ellos estás viendo la luz de la salida. Aún se ve en sus entrañas las huellas de los picos de los canteros. Aún se ve en algunos de ellos la simplicidad de la obra. Uno tras otro hacen más atractiva esta vía verde.
Los campos de naranjos por las vaguadas, por las faldas de las montañas, junto con el circo de la Sabor, nos anuncian que estamos llegando a nuestra meta en Villalonga. La fuente de la Enxina, junto a un restaurante de donde sale un extraordinario olor de paella a la leña que nos abre el apetito. Da alas a nuestras piernas para recorrer los últimos kilómetros. Luego, en el autobús, entre siestas del borrego, llegamos a Aigues. Para celebrar el cumpleaños de esta Asociación lo hacemos alrededor de una mesa degustando unos gazpachos que están buenísimos. ¡Que aproveche!, mientras hablamos de la próxima ruta senderista.
Las fotos en blanco y negro me las ha cedido Enrique Berenguer, del libro "El Tren Alcoy-Gandía", a quien agradezco su colaboración en este post.
Artículo relacionado: http://sosegaos.blogspot.com/2008/06/por-la-va-verde-del-ro-serpis.html