Muchas veces hemos escuchado en tertulias y leído en editoriales y
artículos de opinión que España está falta de grandes líderes políticos. ¿Los
tuvimos pero no sabemos si hoy los tenemos?. Veamos a qué me refiero, en que
queda está percepción y cuál es la suya.
En nuestra memoria histórica reciente encontramos políticos de referencia
como Adolfo Suárez (UCD) ó Felipe González (PSOE). Compartieron
protagonismo con otro gran líder de aquella época: el rey Juan Carlos I, quien
renunció a su poder absoluto para traer la democracia a España "de la ley
a la ley a través de la ley" con Torcuato Fernández Miranda como uno de
los ejecutores necesarios. Líderes todos de la Transición española que dejaron
huella y crearon escuela, periodo exitoso de la historia de España que ya se
estudia en las Universidades de todo el mundo.
La sociedad necesita de líderes, personas que con sus actos y sus
palabras motivan a la ciudadanía para emprender y realizar grandes retos.
Un líder ¿nace o se hace?. Depende quien, unos lo son por tendencia
natural, otros se hacen poco a poco, rodeándose de adeptos, incluso de
aduladores, que les van allanado el terreno hasta conseguir su liderazgo.
Hoy, los líderes de los principales partidos políticos con representación
parlamentaria estatal tienen todos menos de 45 años. Todos con estudios
universitarios y con inquietudes culturales y sociales.
Muchos le llaman en su partido "el resucitado". El PSOE ha visto
como Pedro Sánchez caía en desgracia para luego ser de nuevo elegido por sus
bases y volver a nombrarlo su líder. Es ambicioso, trabajador, metódico, se
reivindica como líder del partido y deja claro quién manda. Aprovecha su buena
imagen personal que explota al máximo. Tiene el San Benito de que quería llegar
a la Moncloa a cualquier precio. Lo cierto y verdad es que lo ha conseguido con
el apoyo de independentistas, nacionalistas y populistas, además de los
diputados de su propio partido. Menuda combinación, socios que le van a
complicar mucho el gobierno de España y su continuidad porque su apoyo no va a
ser a cambio de nada. Tanto que ya se habla de elecciones anticipadas para
otoño del 2019.
Quienes lo conocen dicen que es un líder nato, que su liderazgo forma parte
de su piel y que expresa sus mensajes con convicción. Albert Rivera, líder de
Ciudadanos, genera confianza y seguridad, embruja con sus palabras a militantes
y simpatizantes, hasta tal punto que después de escucharlo su entusiasmo es tan
grande que sus retos se quedan pequeños, aunque uno de ellos sea el de
conquistar la Moncloa y conseguir llegar a la Presidencia del Gobierno de
España. Se configura como el líder del centro, un espacio político necesario en
España. Es el político español cuyo partido ha emprendido una nueva
cruzada: tolerancia cero contra la corrupción. Este reto les da muchos enteros
entre el electorado.
Con su sonrisa profident, es un líder natural, auténtico, cercano, como si
te conociera de toda la vida, con quien puedes compartir tus inquietudes y
conversar sobre las posibles soluciones. Así se expresan los que lo conocen
bien y tratan a Pablo Casado de forma cotidiana. Es el nuevo Presidente del PP,
contra todo pronóstico, sorprendiendo a propios y a extraños. Quiso estar en el
sitio y el momento apropiado, dio un paso al frente y aspiró a lo más alto. Se
le veía venir, ha ido formando su liderazgo poco a poco, pero aspirar a la
Presidencia del PP eran palabras mayores. Y ya lo ven, experto en comunicación
y redes sociales, se rodeó de un buen equipo y ya es Presidente de su partido
con unos dotes de mando y de liderazgo desconocidos hasta ahora.
Me queda uno, el más provocador. Es el único que propone la ruptura del
sistema con reivindicaciones radicales acordes a su perfil. Pablo Iglesias es
ambicioso, desproporcionado cuando no controla sus inquietudes, con
planteamientos sencillos pero contundentes. El y Podemos comunican bien, son
unos expertos, con un lenguaje que penetra con facilidad en la sociedad.
Para cerrar el círculo falta una persona que no es político pero que si
nombro al padre no puede dejar de nombrar al hijo: el rey Felipe VI, el
"rey prudente". Líder de "una Monarquía renovada para un tiempo
nuevo". Moderación y discreción en sus funciones son sus mayores logros.
Tiene como reto que la Monarquía española sea útil para todos los españoles,
como así lo está demostrando con sus hechos.
Ustedes dirán pero desde mi modesta opinión hay líderes en España de mucho
peso. Los españoles los necesitamos porque en el horizonte se vislumbran
grandes retos de convivencia y de concordia entre españoles que tendremos que
resolver entre todos.
Este artículo ha sido publicado con anterioridad en mi columna de opinión del
periódico Alicante Press
periódico Alicante Press
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