miércoles, 8 de agosto de 2018

Un líder ¿nace ó se hace?




Muchas veces hemos escuchado en tertulias y  leído en editoriales y artículos de opinión que España está falta de grandes líderes políticos. ¿Los tuvimos pero no sabemos si hoy los tenemos?. Veamos a qué me refiero, en que queda está percepción y cuál es la suya.

En nuestra memoria histórica reciente encontramos políticos de referencia como Adolfo Suárez  (UCD) ó Felipe González (PSOE). Compartieron protagonismo con otro gran líder de aquella época: el rey Juan Carlos I, quien renunció a su poder absoluto para traer la democracia a España "de la ley a la ley a través de la ley" con Torcuato Fernández Miranda como uno de los ejecutores necesarios. Líderes todos de la Transición española que dejaron huella y crearon escuela, periodo exitoso de la historia de España que ya se estudia en las Universidades de todo el mundo.

La sociedad  necesita de líderes, personas que con sus actos y sus palabras motivan a la ciudadanía para emprender y realizar grandes retos.

Un líder ¿nace o se hace?. Depende quien, unos lo son por tendencia natural, otros se hacen poco a poco, rodeándose de adeptos, incluso de aduladores, que les van allanado el terreno hasta conseguir su liderazgo.

Hoy, los líderes de los principales partidos políticos con representación parlamentaria estatal tienen todos menos de 45 años. Todos con estudios universitarios y con inquietudes culturales y sociales.

Muchos le llaman en su partido "el resucitado". El PSOE ha visto como Pedro Sánchez caía en desgracia para luego ser de nuevo elegido por sus bases y volver a nombrarlo su líder. Es ambicioso, trabajador, metódico, se reivindica como líder del partido y deja claro quién manda. Aprovecha su buena imagen personal que explota al máximo. Tiene el San Benito de que quería llegar a la Moncloa a cualquier precio. Lo cierto y verdad es que lo ha conseguido con el apoyo de independentistas, nacionalistas y populistas, además de los diputados de su propio partido. Menuda combinación, socios que le van a complicar mucho el gobierno de España y su continuidad porque su apoyo no va a ser a cambio de nada. Tanto que ya se habla de elecciones anticipadas para otoño del 2019.

Quienes lo conocen dicen que es un líder nato, que su liderazgo forma parte de su piel y que expresa sus mensajes con convicción. Albert Rivera, líder de Ciudadanos, genera confianza y seguridad, embruja con sus palabras a militantes y simpatizantes, hasta tal punto que después de escucharlo su entusiasmo es tan grande que sus retos se quedan pequeños, aunque uno de ellos sea el de conquistar la Moncloa y conseguir llegar a la Presidencia del Gobierno de España. Se configura como el líder del centro, un espacio político necesario en España. Es el político español  cuyo partido ha emprendido una nueva cruzada: tolerancia cero contra la corrupción. Este reto les da muchos enteros entre el electorado.

Con su sonrisa profident, es un líder natural, auténtico, cercano, como si te conociera de toda la vida, con quien puedes compartir tus inquietudes y conversar sobre las posibles soluciones. Así se expresan los que lo conocen bien y tratan a Pablo Casado de forma cotidiana. Es el nuevo Presidente del PP, contra todo pronóstico, sorprendiendo a propios y a extraños. Quiso estar en el sitio y el momento apropiado, dio un paso al frente y aspiró a lo más alto. Se le veía venir, ha ido formando su liderazgo poco a poco, pero aspirar a la Presidencia del PP eran palabras mayores. Y ya lo ven, experto en comunicación y redes sociales, se rodeó de un buen equipo y ya es Presidente de su partido con unos dotes de mando y de liderazgo desconocidos hasta ahora.

Me queda uno, el más provocador. Es el único que propone la ruptura del sistema con reivindicaciones radicales acordes a su perfil. Pablo Iglesias es ambicioso, desproporcionado cuando no controla sus inquietudes, con planteamientos sencillos pero contundentes. El y Podemos comunican bien, son unos expertos, con un lenguaje que penetra con facilidad en la sociedad.

Para cerrar el círculo falta una persona que no es político pero que si nombro al padre no puede dejar de nombrar al hijo: el rey Felipe VI, el "rey prudente". Líder de "una Monarquía renovada para un tiempo nuevo". Moderación y discreción en sus funciones son sus mayores logros. Tiene como reto que la Monarquía española sea útil para todos los españoles, como así lo está demostrando con sus hechos.

Ustedes dirán pero desde mi modesta opinión hay líderes en España de mucho peso. Los españoles los necesitamos porque en el horizonte se vislumbran grandes retos de convivencia y de concordia entre españoles que tendremos que resolver entre todos.



Este artículo ha sido publicado con anterioridad en mi columna de opinión del
periódico Alicante Press

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