viernes, 28 de enero de 2011

Colegio Nazaret de Alicante


Por las calles, por las plazas, por las carreteras, correteaban niños hambrientos, casi desnudos, sin hogar. Jugaban con chapas, al escondite, al pilla pilla, a lo que se les ocurría para matar el tiempo. Eran niños sin futuro, necesitados de cariño y de las ayudas básicas para desarrollarse en una infancia digna, en aquella España de 1957. Habían pasado 18 años desde que terminó la guerra civil española, pero las penurias seguían siendo muchas, mucho era el hambre, mucho el paro y la marginación social. Más para un colectivo de desheredados como estos niños a los que les hacía falta de todo. Esta realidad sensibilizó al jesuita Francisco Javier Fontova y buscó remedio para que esos niños recuperasen la dignidad como personas, la ilusión como niños. Creó lo que inicialmente llamó la Ciudad de los Muchachos.

Se preocupó de sus manutención, su cobijo, con grandes dotes de comprensión y de cariño. El 17 de septiembre de 1957 acogió a 32 niños en los bajos de la Congregación Mariana de los Jesuitas de Alicante. Entonces sólo hizo falta dar alojamiento a dos de estos niños, los demás eran externos. Sus preocupaciones, sus necesidades, las hizo suyas. Su mayor preocupación en aquel momento era darles de comer. Así lo expresó en un programa de radio de aquella época:
“El primer día que en la Congregación abrimos el comedor debía alimentar cien bocas todos los días y comenzaba con un saldo deudor que había que pagar al día siguiente. Ante tal perspectiva mi ánimo desfallecía un tanto, sobre todo cuando por todo Alicante corría la voz de que el P. Fontova era el quijote de Alicante. Dios me dio la certeza. Aquella misma noche, sin que nadie más supiera de mis apuros, me dio la cantidad que necesitaba”.
  
También le preocupaba la formación de estos niños con problemas familiares y económicos. Inicialmente recurrió a la sección de las Madres Católicas de la Congregación Mariana. Fueron los inicios de lo que hoy conocemos como Colegio Nazaret. Muchos niños y niñas guardaron sus miedos y sus sinsabores entre estos muros para incorporarse, después, a la sociedad mejor formados y con más oportunidades. Para muchos niños y niñas fue como su casa. El 16 de septiembre de 1968 este centro fue trasladado a unos inmuebles situados en el Polígono de San Blas. Entre los años 1977-1979 vivieron en régimen de internado 190 niños de las edades entre 5 y 17 años, al cuidado de cuatro educadores. En 1979 se acondiciona por primera vez un piso independiente en Juan XXIII para mayores de 16 años. En los años 1980-81 lo que era un internado masificado se convierte en diversos hogares situados en diferentes lugares a modo de residencias para menores. Se busca la integración social en la sociedad de esos niños y adolescentes. Algunos de estos pisos están junto al Colegio, otros integrados en la vecindad de algunos barrios de la ciudad. Todo esto desemboca en el Centro de Vida que hoy lo componen seis Residencias de acogida ubicados en tres barrios de Alicante, seis pisos con 37 menores de 3 a 18 años y un piso puente que para 3 jóvenes de 18 a 23 años, todos ellos atendidos por cuarenta profesionales.

Estos niños están protegidos por la Administración Pública por motivos familiares y/ó sociales que les impide vivir en su contexto natural. Se les escolariza, se les alimenta, se cuida de su salud, para volver con sus familias ó para quedarse en los pisos puente y su posterior reinserción social ó para ser atendidos por el Acogimiento Familiar.

Lo que el Padre Fontova inició con su dedicación y su esfuerzo al cuidado de estos niños y niñas, se ha convertido en un proyecto de Compensación en Primaria y Secundaria para atender a menores con necesidades educativas y en situación de riesgo social. El Colegio Nazaret es una Entidad de Acción Social para el menor y para la familia, de uso público y de gestión privada, con amplia experiencia en la ciudad de Alicante. Una entidad que lleva 53 años educando, preocupados por el bienestar de estos niños, de estos adolescentes, convencidos de su reinserción social.
  
De esta institución, de sus proyectos, de sus necesidades, nos acordamos todos los años desde el Rotary Club Alicante Puerto y colaboramos para que nuestra aportación contribuya a que sea la palabra y no el insulto, la risa y no el llanto, la que prevalezca entre estos muchachos, como los llamaba el Padre Fontova, cuando se integren en la sociedad.

Fuentes: Fundación Nazaret
              Colegio Nazaret http://www.nazaretalicante.es/centro_dia.htm

domingo, 9 de enero de 2011

travesía con el bergantín Mercedes


Desde niño quería navegar a vela en un bergantín, como lo hicieron pescadores, comerciantes, marineros de la Armada. Cuando veía en el horizonte un barco velero de varios mástiles con una silueta de antaño que parecía salido de una película, se excitaba pensando que algún día podría ser él quien lo gobernara desde su cubierta, cogiendo el timón con firmeza ante el empuje de la marea y del viento.

A veces, los sueños se cumplen. Y si no lee amigo lect@r la historia de  alguien que navegó en un bergantín. “Un día, Eufrasio, mi mejor amigo, amante del mar incluso más que yo, tripulante en regatas de un velero amarrado en el Club de Regatas, me hizo una proposición. Un ofrecimiento que me llenaría de júbilo. Una propuesta que haría cambiar mi futuro más inmediato. Enrolarme por una semana en un bergantín. Mi asombro fue tal que no pude decir palabra durante varios minutos. Quedé como paralizado por la emoción. Mi respuesta afirmativa llegó veloz, atropellada, manifestando cómo, por qué, ... Eufrasio me contó que necesitaban voluntarios experimentados en navegar en un velero y conocedores de escotas, amuras, vela mayor, foque, ... Cumplía el perfil. Pero ¿para cuando?. Muy pronto, me dijo. La Caja Mediterráneo había contratado el Bergantín Mercedes para acompañar y ver desde su cubierta los veleros de la Volvo Oceane Race antes de partir desde la bahía de Alicante hacia Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en la Vuelta al Mundo a Vela de esta Organización. No cabía en mí de alegría. Formar parte de la tripulación de un bergantín en un acontecimiento náutico deportivo tan singular. En un día tan importante para mi ciudad natal, con la presencia del rey Don Juan Carlos, gran aficionado al deporte de la navegación a vela.
   


Días antes de la salida de la Regata estuve en el Bergantín Mercedes, de bandera holandesa, haciendo prácticas con otras personas, jóvenes como yo, entusiasmados con formar parte de esta tripulación”. 

El Bergantín Mercedes es heredero de los que surcaban antiguamente los mares. Su casco fue construido en 1958 para un buque de pesca. Tiene dos cubiertas de acero a lo largo de toda la longitud del buque y dos superestructuras: un alcázar y una toldilla.

De buque pesquero se reconvirtió en un bergantín, siendo botado en el año 2005 en Holanda. Tiene dos mástiles: mayor (35 m.) y trinquete (34 m.), además de bauprés, con aparejo de cruz y velas cuadras en ambos palos.




“Navegamos por la bahía a motor y a vela y mis sensaciones fueron extraordinarias. Sentir el movimiento de las olas bajo la quilla. El roce del viento en mi cara mientras las velas se hinchaban y escoraban el barco. La roda cortando las olas a su paso. Algunas gotas de espuma correteando por la cubierta. El mar, los elementos y nosotros. Y un buen trabajo en equipo. Navegar en un buque con aparejo con velas cuadras hace necesaria una precisa organización y básicas normas de seguridad. Nuestro instructor nos repetía continuamente que teníamos siempre que tener en cuenta que una mano era para el barco, la otra para ti mismo, incluso cuando llevas el arnés.


El día de la Regata el viento era impresionante. Íbamos a disfrutar de lo lindo cuando los mástiles desplegaran el trapo. Pero no pudo ser porque soplaba con demasiada intensidad y en el barco había muchos invitados: personalidades de la política, la economía, la cultura, el deporte, a los que jugar con el viento podría no hacerles mucha gracia. Pero salimos a navegar, aunque a motor. El espectáculo, los veleros, casi todo el pueblo de Alicante expectantes desde el pantalán, desde los muelles del puerto, en diferentes embarcaciones, ... Fue extraordinario. Ser testigo de este evento deportivo fue una oportunidad. Formar parte de la tripulación de un velero de gran porte como este bergantín fue un verdadero regalo".

   



"Al volver a tierra los miembros de la tripulación decidimos celebrar nuestra travesía y los días que habíamos pasado juntos. Habíamos hecho una gran amistad. El desenfreno fue total. Nos juntamos varias pandillas de amigos y amigas. Fue una noche loca, sin control. Y hice lo que no tenía que haber hecho nunca. Coger el coche estando bebido. En una curva perdí el control. No recuerdo lo que pasó. Me desperté con un fuerte dolor de cabeza en una cama que no era la mía, en una habitación que desconocía, rodeado de personas que me hablaban y no entendía. Asustado, preguntaba y no tenía respuesta. Por lo visto pasé varios días en una permanente agonía en un hospital, luchando entre la vida y la muerte. Cuando desperté había cambiado mi vida. No podía andar. Tenía paralizadas las dos piernas. Me contaron que me estrellé con el coche contra un muro de una obra. El impacto fue tan fuerte que los bomberos tardaron varias horas en sacarme del amasijo de hierros en que se había convertido mi coche. No poder andar supuso un duro golpe para mi familia y para mí. Tenía un futuro académico y deportivo muy prometedor. Lo segundo estaba descartado, lo primero ya veríamos. El pronóstico de mi cura era desolador. Podía quedarme inválido para toda mi vida. Con tan sólo 20 años se me vino todo encima. No me lo podía creer. Mis amigos, mis padres, mis hermanos, intentaban animarme. Pero los meses siguientes al accidente me abandoné a mi desgracia, no hablaba con nadie, no quería comer, ... Una mañana amaneció un día precioso, con un fuerte viento de Levante, de esos que nos gustan a los marineros para navegar unas horas por la bahía. Me visitó mi amigo Eufrasio y me animó a salir a la terraza. Insistió. Sin ganas, acepté. En el horizonte, el Juan Sebastián El Cano, Buque Escuela de la Armada Española, navegaba con todo el trapo desplegado junto a otros buques escuelas de otras naciones".



"Noté como una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, un entusiasmo que desconocía, una ilusión que creía que había perdido para siempre. El mar me devolvió la vida. Esos barcos de altos mástiles, la sonrisa. Ese día me comprometí a ser yo mismo, a no dejarme vencer por la depresión, a luchar contra la adversidad y me puse como reto volver a andar. Contra todo pronóstico de los médicos, lo conseguí. Con una clara cojera, pero me valgo por mí mismo. Un día volví a un velero de altos mástiles y, aunque la sensación no fue la de aquél día en el Bergantín Mercedes, sigue produciéndome mucha emoción estar en la cubierta de un velero de gran porte como este. Y estas fotos que me has traído hoy me lo recuerdan”.

Emocionado, me ha contado Santi sus sensaciones mientras le he enseñado las fotos de aquel día en el que fuimos testigos de este acontecimiento náutico deportivo y en el que navegó en el Bergantín Mercedes durante la salida, desde Alicante, de la Volvo Oceane Race 2008.



LAS FOTOS DE ESTE ARTÍCULO ESTÁN HECHAS POR EL AUTOR DE ESTE BLOG.


Tienes otros datos del Bergantín Mercedes en la página  http://www.charterok.com/barcos-embarcaciones-yacht-charter-alquiler/goleta-mercedes ,

Obra consultada sobre el Bergantín Mercedes: “Análisis de las maniobras de vela en el Bergantín Mercedes y comparación con el simulador HMS Surprise” de Alba Trullenque Pardo

viernes, 7 de enero de 2011

castillo de San Jorge en Lisboa (Portugal)



Con el medio de transporte más característico y peculiar de Lisboa, el tranvía, nos disponemos a subir a los alrededores del castillo de San Jorge. En uno de ellos, casi centenario, recorremos calles empedradas con cuestas y bajadas, con rectas y con curvas. En su puerta nos recibe una azafata vestida con un traje típico lisboeta, amplia sonrisa y una copa de Oporto. Aunque el tranvía parezca que circula a duras penas por sus raíles, escala de la planicie a la atalaya por la Rúa de Conceiçao hasta los aledaños de las murallas.



 El castillo de San Jorge (castelo de Sao Jorge) está construido sobre los cimientos del castillete que levantaron los romanos y que, posteriormente, habitaron otros pueblos. Domina la ciudad y el estuario del Tajo, recortándose sobre azoteas y tejados. A sus pies, los barrios populares de Castelo y La Alfama.

Conquistado a los árabes por Alfonso I de Portugal después de tres meses de asedio (1147) , ayudado por los Cruzados normandos, flamencos, alemanes e ingleses. Cuenta la leyenda que fue Martín Moniz quien, al ver una de las puertas del castillo entreabierta, sacrificó su vida impidiendo que los moros la cerrasen interponiendo su propio cuerpo en el vado y permitiendo el acceso de sus compañeros, favoreciendo la conquista del castillo por las fuerzas cristianas. A partir del s. XIII, cuando Lisboa es la Capital del Reino (1255), el castillo se convierte en Palacio Real. Sus salones fueron testigos de muchos acontecimientos históricos como el recibimiento por el rey y su corte de Vasco de Gama tras descubrir la ruta oceánica a la India al final del S.XV. Sufrió ataques de potencias europeas y los daños de diversos terremotos. En 1511, el rey Manuel I trasladó el Palacio Real a la zona ribereña del Tajo, en la actual Plaza del Comercio. El castillo se convirtió en cuartel, deteriorándose sus instalaciones. Es a partir del Decreto de 16 de junio de 1910, que lo declara Monumento Nacional, cuando se realizan diversas rehabilitaciones.



Hoy amplias murallas, con sus once torres, se divisan desde lo lejos como signo de identidad de Lisboa y de su historia. Es recomendable llegar a su patio de armas por la Rúa do Chao da Feira a través del Portal de Sao Jorge. Bajo altos pinos, desde las murallas, se divisa todo Lisboa y el Tajo.



Por la noche, desde sus almenas, vemos lucecitas de la Lisboa cosmopolita, de una ciudad viva que se resiste a los embates de las duras circunstancias económicas, de las presiones bursátiles, de los chantajes de los mercados financieros que quieren aprisionarla. Desde estas murallas, orgullosos guerreros antaño defendieron su personalidad, su cultura y su historia, como hoy lo hacen otros guerreros desde despachos ministeriales. Junto con antiguos cañones que defendieron la ciudad, nos fotografiamos con el convencimiento que ahora no se dejarán doblegar por las circunstancias, que resistirán como lo hicieron entonces, porque hoy el fuego de la pólvora es el fuego de la pasión de un pueblo libre que defiende sus intereses con ahínco.





Bajo arcos de medio punto, donde antes estuvo parte de la Residencia Real, se ubica hoy el Restaurante Casa do Leao, donde disfrutamos de platos típicos de la gastronomía de Portugal. Degustamos los sabores de esas viandas, del caldo de sus vinos, del dulce de sus postres, con el recuerdo de los años de gloria de estos muros que reivindican volver a tenerlos con el protagonismo de los portugueses.





Para más datos, visita la guía LISBOA Y SU CASTILLO

LAS FOTOS Y EL TEXTO SON DEL AUTOR DE ESTE BLOG.

sábado, 1 de enero de 2011

Pou (Pozo) del Surdo y hotel-restaurante Pou de la Neu. Un recorrido histórico de los pozos de nieve en la provincia de Alicante.


En la provincia de Alicante hubo casi un centenar de pozos de nieve, sobre todo en la parte noroccidental de la montaña alicantina. La mayoría entre los 600 y 1.400 metros snm. Fueron 34 municipios de esta provincia los que se dedicaron al almacenamiento y comercialización del hielo, que antes fue nieve. De ellos destacan los nueve que hubo en Ibi; seis en Confrides, cinco en Agres, Alcoi y Benifato; cuatro en Beniardá, Concentaina y Xixona; ... Se les denominó de diferentes maneras: según la construcción, como la Cova Arqueada de Agres; por su propietario, como la Cova de D. Miguel en Afafara/Bocairent; por el lugar que ocupan, como la Nevera del Dalt.


También son diferentes las denominaciones que se emplean para definir la misma construcción, según el municipio en donde se encuentren. Así lo llaman nevera, en Vall de ́Alcalá y Tárbena; cava, en los municipios de la sierra Mariola como Agres, Alfafara y Concentaina; pou, en Alcoi; en la sierra de la Aitana y en la de la Serrella los suelen denominar clot; caseta de la neu, en Almudaina y Parcent; siendo la denominación más extendida la de pou y pouet en Beniardá, Ibi, Castalla, Onil, Tibi; …, llamándose pocico en las zonas castellano parlantes como Villena. Todos estos términos se encuentran en diversa documentación, desde que surgió este negocio allá por los años del s. XVI.

Según su tamaño se llaman ventisquero, el más sencillo, ó nevera, cava ó pozo, más profundo y con una mayor construcción. Los muros exteriores del pozo pueden ser circulares, en la mayoría de los casos y poligonal: hexagonal en el pou del Carrascal de Castalla ó en la cava arqueada de Agres, octogonal en la cava de D. Miguel en Alfafara-Bocairent, pou de Canonge en Alcoy y en el pou de la Carrasqueta en Xixona.


La mampostería de los muros exteriores suelen estar trabajados con mortero. Las ventanas y accesos construidos en el interior del pozo, a veces son construidos con sillares y ladrillos. Los que tienen planta poligonal suelen tener sus aristas rematadas por sillares de piedra. Muchos pozos tienen accesos ó puertas construidas a nivel medio después de un pasillo ó túnel abovedado. La cubierta del pozo se apoya sobre dos cuatro ó seis arcos realizados con sillares de piedra ó mampostería, como la Cova Arqueada de Agres, ó la construida mediante una cimbra en la que a veces destaca las improntas de cañas y cuerdas de esparto, como la cava del Buitre, en Aigues. En este tipo de cubiertas, el revestimiento exterior puede ser de tejas, como en el pou del Surdo (en Xixona), ó formada por las propias piedras de la cúpula.



Cuando nevaba, la nieve se recogía con palas y azadones, transportada en capazos de esparto y arrojada al interior del pozo a través de puertas y ventanas, donde era aprisionada la nieve con mazos. Otras veces, la nieve se arrastraba por una pala tirada por mulas de carga. En la mayoría de los pozos, el fondo y las paredes se recubrían previamente de paja ó capullos de arroz, aislando la nieve del contacto con la obra. A su vez, varias capas de paja iban aislando las diferentes tongadas y, sobre todo, la última capa de nieve. Posteriormente se cerrarían las puertas y ventanas del pozo. Unas cincuenta personas eran necesarias para realizar esta labor en los pozos más grandes. Pasados los fríos del invierno, en la primavera, se procedía a la extracción del hielo picándolo en el interior del pozo, sacándolo al exterior mediante una polea e introduciéndolo en moldes ó cajas de madera. A veces se envolvían en paja y mantas, colocándose en sarrias a lomos de animales para trasladarlas a diferentes poblaciones para su venta. 

En las inmediaciones del pozo de nieve solía haber cuevas ó edificaciones donde se guardaban las herramientas que se utilizaban para el almacenaje y para la carga en las mulas para el transporte del hielo, así como para el albergue para los trabajadores durante la recolección y como vivienda para el guarda que se encargaba de vigilar el pozo, su entorno y de suministrar la nieve helada a los arrieros y abasteceros que, durante la primavera y el verano, subían a recoger el hielo para venderlo. 

A principios del s. XIX, con la aparición  de la electricidad, la fabricación del hielo industrial y su obtención a bajo costo, termina esta actividad tradicional de la montaña alicantina. Se abandonan los pozos, sus instalaciones y sus edificios cercanos. En uno de ellos, el del Surdo, el abandono lo convirtió en ruina, perdiendo la techumbre del pozo como del edificio que albergaba a los trabajadores y al guarda. Hace unos años se restauró por la iniciativa pública del Ayuntamiento de Xixona y sus dirigentes.

En el Puerto de la Carrasqueta, a 1.132 m snm. Una señal junto al arcén de la carretera general que nos lleva a Alcoi ó a Xixona, nos señala una senda asfaltada por donde vamos al Pou de la Neu: restaurante y hotel. Junto a ellos el llamado Pou del Surdo.


 
Se encuentra en el alto de la Carrasqueta, en un lugar privilegiado. Ideal para dejar correr libre la mirada a vista de pájaro sobre las montañas, sobre el mar que se distingue a los lejos. Lugar para disfrutar del descanso, dejarse aconsejar por las recetas de su restaurante, caminar por los alrededores. En un paraje donde predomina el monte bajo, las encinas y los pinos. Alrededor de una senda ecológica, junto a un cruce de caminos de varios senderos que acuden a otros pozos de nieve, que recorren la cresta de la Carrasqueta, que bajan a La Torre de les Maçanes, que se acercan a Alcoi.


Desde un balcón de tierra al aire libre vemos a mi querida sierra de la Aitana y el Puig Campana por la izquierda, al Cabeçó d´Or en frente, a la Penya Mitjorn y el Maigmó por la derecha; La Torre de les Maçanes abajo, pequeñita, dibujada entre las ondulaciones de lomas y montes que la conforman. 


La costa, con una luz que viste de azul a Alicante y sus edificios, al castillo Santa Bárbara, la sierra grosa, las casas de la playa de la Albufera y las de la playa de San Juan, los cabos de las Huertas y de Santa Pola. La isla de Tabarca, recortada sobre el mar, protagonista de la bahía alicantina. Unos puntitos sobre las olas, veleros en regata buscando unas horas de gloria.


Al entrar en el patio del hotel nos recibe un remanso de paz. Una mesa y unas sillas de madera, ahora solitarias. Unas bicicletas de valientes ciclistas que han llegado hasta aquí después de superar el Alto de la Carrasqueta, emulando al Chaba, a Escartín, a Indurain. Son los olores de los fogones de la cocina del restaurante los que nos invitan a entrar. Antonio, gerente y jefe de cocina, nos recibe en la puerta con una gran sonrisa. Nos enseña la sala de estar del hotel y su biblioteca, la recepción, los salones del restaurante y nuestra mesa junto a una ventana que enmarca las montañas como el Puig Campana ó el Cabeçó  d´Or. Y nos recomienda recetas de su casa para alegrar al paladar y al espíritu. Pericana, embutidos de la montaña, queso curado con miel de romero, arroz con conejo y caracoles, farditos de bacalao con espinacas, chuletas de cordero con ajos tiernos, gazpachos de la montaña, arroz caldoso con perdiz, giraboix, … Bañado con un vino Peña Candiella 2005 (vins del Comtat). En los postres: calabaza al horno con mermelada de tomate, turrón a la piedra, aguamiel con helado de mantecado, …. La oferta para elegir es abundante. Para disfrutar entre charla y charla.





Igual que cuando hemos llegado, volvemos a acercarnos al pozo de nieve (pou del Surdo). De planta circular, con 1.100 metros cúbicos de capacidad. Protagonizando su espacio en la historia, en las costumbres del lugar cuando se recogía la nieve en invierno y se comercializaba el hielo en verano por las poblaciones cercanas. Pou del Surdo y  Pou de la Neu, motivo de nuestra excursión familiar de finales de año.



Obra consultada: “Los pozos de la nieve”, de José María Segura Martí.
Dirección del Hotel/Restaurante Pou de la Neu: http://www.poudelaneu.com/
Catálogo de los Pozos de Nieve: http://www.pahiscul.com/cavasdehielo.htm#forata4

TEXTO Y FOTOS DEL AUTOR DE ESTE BLOG: PASCUAL ROSSER LIMIÑANA.

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