Todos los años pasa lo mismo,
el final del año que termina viene cargado de nuevos propósitos para el año que
se inicia. ¿Por qué será?. Remontémonos a nuestros orígenes para conocer el porqué
de las cosas.
Así, en el año 47 a.C. Julio
Cesar creó el calendario juliano por lo que el nuevo año comenzaría el 1 de
enero. El nombre del mes de enero procede de Jano, Dios romano de las entradas
y los comienzos, que tiene dos caras, la que mira hacia atrás, al año viejo, y
la que mira hacia adelante, hacia el año nuevo. El 1 de enero se consolidó como
primero del año con el calendario gregoriano del papa Gregorio XIII en 1582. Y
así se celebra el nuevo año con esta fecha en casi todo el mundo.
La celebración del nuevo año
viene de antiguo, era una fiesta pagana que la iglesia Católica primero
prohibió y posteriormente consintió al celebrar el 31 de diciembre la
Festividad de la Sagrada Familia y el 1 de enero la Fiesta de la Circuncisión
de Cristo.
Y con todo esto, con la
celebración del año nuevo pasamos página e iniciamos un nuevo año con nuevas
ilusiones, nuevas ideas y nuevos propósitos. Cerrar un ciclo e iniciar otro
siempre es motivador. Es una manera de saber dónde estamos, qué queremos y
emprender nuevos retos aunque, como dice un buen amigo, casi nunca se cumplen.
Los expertos dicen que para
cumplir los nuevos propósitos para el nuevo año estos tienen que ser concretos,
realizables, realistas, con un plan de acción para realizarlos, con fecha de
inicio y de final, implicando a otras personas porque unos y otros se motivaran
para cumplirlo, incluso planificar recompensas que motiven para seguir adelante.
Y si eliminas un placer tienes que sustituirlo por otro. Eso sí, conseguir tus
propósitos sólo dependen de tu autodisciplina y tu fuerza de voluntad.
Por estadística, entre los
nuevos propósitos más populares están: hacer deporte, perder peso, ser austero
y reducir gastos, ser más organizados, aprender algo nuevo, dejar de fumar,
disfrutar más de la vida, …
También ideamos nuevos propósitos
dirigidos a los demás, sobre todo a la clase política: que sea menos
despilfarradora con el dinero público, que den ejemplo de buen servicio a la
sociedad, que respeten a su electorado y al pueblo en general y no busquen notoriedad
en beneficio propio con polémicas tan absurdas como la de promover por una
diputada de Podemos prohibir los pajes vestidos y pintados de negro de la
cabalgata de Reyes Magos de Alcoy porque dice es sinónimo de racismo cuando es para
salvaguardar su anonimato ante los niños que reciben los regalos de sus manos y
es una tradición mundialmente conocida y reconocida, ó el esperpento de
pretender gobernar una Comunidad Autónoma de España desde Bruselas siendo
prófugo de la justicia.
Con un propósito ó con otro
se pretende mejorar la vida y que esta sea más saludable. Ya lo decía Albert
Einstein, “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Si tus propósitos se resisten
a que sean cumplidos recuerda, como dijo Henry Ford, que “el fracaso es una
gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia”
Pues eso, pongámonos manos a
la obra y a cumplir algunos, ya no digo todos, de tus nuevos propósitos para el
2018. Siempre habrá tiempo de sumar a esa lista propósitos que parecían que se
quedaban en el camino y que se incorporan a tus realizaciones con el empeño del
primer día. Que así sea.
Este artículo fue publicado
con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press
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