El discurso navideño del rey
Felipe VI del 2017 ya forma parte de la Historia de España. En un tono sosegado
e institucional, con un mensaje valiente y conciliador, es uno de esos discursos
que no se deja nada a la improvisación al que nos referiremos a sus palabras y
a sus gestos durante mucho tiempo.
La primera imagen que nos
mostró el realizador de TVE fue al rey Felipe VI sentado a la misma altura que
la cámara, como si estuviese frente a nosotros, para que su mensaje fuese al
mismo tiempo directo y cercano. El rey estaba sentado, con las piernas
cruzadas, transmitiendo seguridad de sí mismo.
Las cámaras de TVE nos dieron
varios planos del monarca durante su discurso en los que pudimos ver al rey
reafirmar sus palabras con el gesto de sus manos. Sueltas, con los dedos
abiertos, para dar más énfasis de lo que nos estaba diciendo en ese momento,
para mostrar la sinceridad de sus palabras.
Cuando destacó “el compromiso
de los españoles con la España democrática que juntos hemos construido” mostró
sus manos una frente a la otra a modo de abrazo, resaltando unidad y respeto.
Se refirió a la modernización
de España durante la convivencia democrática de los últimos 40 años “y todo ese gran cambio,
- dijo - todo ese gran salto sin precedentes en nuestra historia, ha sido
posible gracias a una España abierta y solidaria, no encerrada en sí misma; una
España que reconoce y respeta nuestras diferencias, nuestra pluralidad y
nuestra diversidad, con un espíritu integrador; una España inspirada en una
irrenunciable voluntad de concordia”. En este momento la cámara mostró un primer
plano del rey, su cara y las banderas de España y de Europa, para dar más
solemnidad a sus palabras, para no ver otras cosas en las que nos pudiéramos distraer,
para que el rey conectara directamente con el espectador. Con un mensaje claro
también dirigido a la comunidad internacional al mostrar una imagen de España
totalmente diferente de la que pregonan en Bruselas los independentistas.
Al manifestar que “la España que juntos hemos construido
es la historia de un gran triunfo de todos los españoles. Una España a la que
no debemos renunciar, que debe ilusionar y motivarnos, y que debemos seguir
construyendo, mejorándola, actualizándola, sobre la base sólida de los
principios democráticos y los valores cívicos de respeto y de diálogo que
fundamentan nuestra convivencia”, parece que animando a la clase política a
afrontar las reformas que España necesita, volvió a mover ambas manos al ritmo
de sus palabras para reafirmarlas con sus gestos.
El realizador de TVE aún remarcó más el primer plano
cuando el rey dijo que “Respetar y preservar los principios y valores de
nuestro Estado social y democrático de Derecho es imprescindible para
garantizar una convivencia que asegure “la libertad, la igualdad, la justicia y
el pluralismo político”, tal y como señala nuestra Constitución”.
Al referirse a Cataluña y al resultado electoral de las
últimas elecciones autonómicas el realizador cambió el plano de la imagen
mostrando una mayor amplitud del salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela
y detrás del rey vimos un Nacimiento con Jesús, María y José; una foto de la
familia Real del verano pasado; flores de Navidad; un busto del rey Carlos III,
la figura que se entrega en los Premios Princesa de Girona; y la de los Premios
Princesa de Asturias; un libro sobre “Camino de Santiago inolvidable” y otro
del catálogo de la exposición “Tesoros de los Palacios Reales de España. Una
historia compartida”. En las paredes más cercanas dos cuadros: “Vista de la
Concha de San Sebastián” de Luís Paret y Alcázar (1788) y “Baile Campestre” de
Michel Ange Houasse (s. XVIII). El rey expresó con seguridad que “el camino no
puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión”, añadiendo que ha de
ser “Un camino que, en cambio, sí debe conducir a que la convivencia en el seno
de la sociedad catalana –tan diversa y plural como es– recupere la serenidad,
la estabilidad y el respeto mutuo; de manera que las ideas no distancien ni
separen a las familias y a los amigos”. Los gestos de la cara delatan nuestros
sentimientos, la mayoría de las veces de forma inconsciente. Así ocurrió con el
rey cuando continuó su discurso diciendo - con admiración, remarcándolo con el
movimiento de las cejas - que el camino “debe conducir también a que renazca la
confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña; y a que se afirmen los
valores que la han caracterizado siempre en su propia personalidad y le han
dado los mejores momentos de su historia: su capacidad de liderazgo y de
esfuerzo, su espíritu creativo y vocación de apertura, su voluntad de
compromiso, y su sentido de la responsabilidad”.
Al finalizar su discurso,
se refirió al 2018 y nuestra capacidad para “seguir construyendo
nuestro país, porque la historia no se detiene. Y no hemos llegado hasta aquí
para temer al futuro sino para crearlo”. Al mostrar sus manos abiertas, al
cerrar los puños, al abrazar sus palabras, resaltó su mensaje con más énfasis,
con más firmeza, invitando al espectador a compartir con el rey su
convencimiento de un mejor año nuevo, así como de los venideros.
Fue un memorable discurso donde destacaron
las palabras: España, concordia, democracia, convivencia e historia.
Este artículo ha sido publicado con
anterioridad en ,i columna de opinión del periódico Alicante Press.
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