viernes, 9 de agosto de 2019

mutua desconfianza



Otra investidura fallida. Lo que era una excepción en la historia de la democracia española, se está convirtiendo en una costumbre. En una imposibilidad de entenderse entre los líderes de los partidos políticos con representación parlamentaria. En un hartazgo de la sociedad española que cada vez se ve menos representada con algunos de los actuales líderes de los partidos políticos.

El pasado jueves Pedro Sánchez hizo un brillante discurso durante el segundo debate de investidura afeando a Pablo Iglesias y a UP su excesiva ambición para intentar formar parte de un gobierno de coalición, el que hubiera sido el primero de la democracia española y el primero en Europa con la extrema izquierda. Previa a la votación, la negociación estaba rota previa a la segunda votación de investidura porque - según la vicepresidenta Calvo - UP quería un gobierno dentro del Gobierno y esto era inaceptable.

Mira por donde que fue Rufián, de ERC, quien medió para que hubiera acuerdo. También lo hizo Garzón, de IU. Rufián les afeó a Sánchez y a Iglesias - desde la tribuna de oradores - dejar perder la gran oportunidad de la izquierda en España de emprender una alianza de la que, si no se conseguía, se lamentarán el resto de sus vidas. Rufián recordó a Iglesias que UP es un partido político muy joven y poder estar en el Gobierno de España con una vicepresidencia y varios ministerios era un logro extraordinario. Iglesias no lo vio así, pudo más su ambición personal.

UP quiere abrir un nuevo periodo de negociaciones este verano después de esta investidura fallida pero parece que es inviable. La agresividad verbal de Iglesias en el primer debate de investidura hacia quién podía haber aceptado como socio necesario a UP para que formara parte del gobierno, ya apuntaba que las negociaciones entre PSOE y UP iban a ser muy difíciles. Es evidente la desconfianza mutua de Sánchez e Iglesias. El veto de Sánchez a Iglesias hizo que este elevara el listón de las pretensiones de UP a un nivel inaceptable por el Gobierno en funciones. Hasta el último momento la vicepresidenta Calvo ha insistido en que UP aceptara lo que le propusieron: una vicepresidencia social y los ministerios de Sanidad, Vivienda e Igualdad. Lo cierto y verdad que es que Iglesias y UP han negado ya dos veces la investidura  al PSOE.  La primera condujo a elecciones generales en las que UP redujo a la mitad su representación parlamentaria, su electorado no entendió su decisión.

Iglesias y Unidas Podemos han hecho suyo el lema de Puigdemont: " cuanto peor, mejor", cuanta mayor sea la incertidumbre, más miedo, más confusión, para forzar un acuerdo in extremis.

Ciudadanos se ha obsesionado con el PP. Cs nació queriendo ocupar el centro, un espacio político necesario en España. Trajo un nuevo aire fresco a la política que se ha ido diluyendo desde que ha adquirido cuota de poder en ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas, derechizando su ideología cada vez más con el único objetivo de superar en las urnas al PP y borrarlo de la escena política española. También quiere acortar tiempos para llegar a la Moncloa cuanto antes.. En el debate de investidura Rivera se empeñó en calificar como una banda y el plan de Sánchez el acuerdo que estaban negociando PSOE Y UP. Fue tan reiterativo que no era ni creíble ni convincente. Luego todos vimos que ni banda, ni plan, todo había sido un fiasco, alivio de muchos otros. Seguramente es el peor discurso de Rivera en el Congreso de los Diputados. No dio la imagen de quien aspira a liderar algún día la Presidencia del Gobierno. para forzar una negociación in extremis que no se ha culminado en nada,

Sánchez hizo un discurso duro, firme, triste y contundente. Pareció convincente hacia la izquierda. Le creyeron todos menos el líder de UP. Dedicó a Pablo Iglesias 15 de los 18 minutos de su discurso. Estaba dolido por ver como se les escapaba una oportunidad: constituir un Gobierno de Coalición de izquierdas en España. Es curioso que lo que les separaban eran sillones, UP quería más ministerios, más poder, no discutían programa de gobierno..

Por otra parte, Casado manifestó - el segundo día de debate de investidura - su mejor discurso en el Congreso de los Diputados. Sosegado, volcado en mostrar una posición centrada en el sentido común, ofreciendo acuerdos de Estado, defendiendo sus convicciones desde el respeto al otro, llamando la atención al PSOE para hacerse grandes PSOE y PP en aquellas políticas en las que se pueden encontrar. Casado ha reivindicado la condición del PSOE y del PP como partidos de Estado que han tenido responsabilidades de Gobierno en España y que van a volver a tenerlas. Casado ha reivindicado - sin decirlo - el bipartidismo como ejemplo de estabilidad, tan necesaria en un país como España.

Y ahora ¿qué?, me dirán ustedes. Está todo regulado en la Constitución española. El 23 de septiembre será el último día para votar una nueva investidura. Si no hubiera la elección de un candidato a la Presidencia del Gobierno, el 24 de septiembre el Rey disolverá las Cortes y se recogerá en el BOE la convocatoria de unas nuevas elecciones generales para el 10 de noviembre de 2019.

En unas nuevas elecciones las encuestas vaticinan subida de PSOE y PP, Cs se mantiene y UP y VOX caen en intención de voto. Puede ser el fin de Iglesias. Si a esto le añaden los votos que recoja la nueva plataforma política de Errejón, otra formación de izquierdas, el panorama electoral de la izquierda del PSOE será otro y UP puede pasar a convertirse en el recuerdo de lo que pudo ser y no fue y materia de estudio en las universidades. Se sumaría así a la lista de despropósitos políticos como el de CiU, pero esta es otra historia.



Este artículo fue publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Pres el 27 de julio de 2019.

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