En un lugar singular de la ciudad de Alicante, que lo es y que fue así proyectado para que lo fuera, se encuentra la plaza y fuente de Los Luceros. Quien proyectó la ordenación urbanística de Alicante a principios del siglo XX ya dispuso que esta plaza iba a ser el nexo de unión de las avenidas que crecerían con ella después del ensanche y un lugar emblemático de la ciudad.
Así el Ayuntamiento
de Alicante de entonces convocó un concurso público para construir una fuente
en medio de esta plaza. Lo ganó el ya conocido Daniel Bañuls (1905-1947), hijo
de Vicente, ambos escultores de renombre y fama nacional.
Daniel Bañuls, gran
observador de la naturaleza, se inspiró en sus representaciones naturales para sus obras. Le
gustó recorrer caminos y veredas de la sierra Aitana, así como le relajaba
mirar al mar y las palmeras, el baile de sus hojas al son del viento, desde una
mesa de una cafetería de la Explanada con su alumno y amigo el pintor Emilio Varela con quien
compartía tertulia y café.
Desde pequeño ya se
familiarizó con dibujos y esculturas en el taller de su padre y desde los cinco
años ya demostró sus dotes artísticas. Para Daniel el martillo
y el cincel eran herramientas cotidianas de trabajo. Desde el primer boceto, el
primer molde y la figura final, sentía cada detalle como la representación
perfecta de la realidad que quería plasmar en su obra.
La fuente de los Luceros es su obra más emblemática, también se inspiró para ella en la
naturaleza. Y en las estrellas errantes del cielo.
Sobre una gran tina se
levanta la fuente. Cuatro caballos son protagonistas en la parte baja.
Simbolizan la conexión del mundo celeste con el terrestre. Representan las
cuatro estaciones. A los pies de los caballos hay la figura de un elfo, a los
que se les consideraba poseedores de grandes tesoros. Los caballos fueron
esculpidos en barro por Daniel Bañuls que posteriormente se hicieron en moldes
y, a través de estos, con hormigón blanco en las figuras que conocemos del
conjunto escultórico.
En la parte central de la
fuente hay cuatro figuras femeninas. La que da al sur, representa al planeta
Venus; la orientada al oeste, Júpiter; al este, Minerva, hija de Júpiter,
protectora del comercio y la industria y guardiana de las ciudades; y la que da
al norte, Saturno. En la cabeza de cada una de estas figuras hay una estrella
de ocho puntas de color rojo relacionándolas con los luceros. Estos son
estrellas que se mueven por el cielo en un movimiento cíclico.
En lo alto de la fuente hay
una representación del árbol de las Hespérides que se eleva al cielo. Las
hespérides, como las estrellas, son las protagonistas de la noche.
Los leones de cada lado
representan a Hércules. El león lo representaba en las primeras leyendas de
este héroe mitológico.
Esta es una bella fuente por
su escultura. Es un lugar para el sosiego y la reflexión escuchando el susurro
del agua de cada caño en su deslizar por la piedra, por el aire, en la tina. Y
es punto de encuentro para celebraciones: las mascletás de las Hogueras de San
Juan se lanzan desde su base; la cabalgata de los Reyes Magos y otros desfiles
o procesiones parten desde uno de sus lados; las celebraciones deportivas
cuando gana el Hércules, el Real Madrid ó el Barcelona tenían su tina para
celebrarlo, ahora su entorno para preservar la seguridad de la fuente.
Por unas u otras cosas, esta
fuente es una de las señas de identidad de la ciudad de Alicante.
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