La Constitución española de 1978 ha marcado un hito en la historia contemporánea española: es la que más ha durado y la que ha marcado un modelo de convivencia en paz de 39 años como Monarquía Parlamentaria con una descentralización en el Estado de las Autonomías.
Esta Constitución fue un
texto de consenso entre todas las fuerzas políticas parlamentarias. Siete
fueron los “padres de la Constitución”: 3 por UCD: Gabriel Cisneros, Miguel
Herrero y Rodríguez de Miñón y José Pedro Pérez Llorca; 1 por el PSOE: Gregorio
Peces-Barba; , 1 por AP: Manuel Fraga; 1 por CiU: Miguel Roca Junyent; y 1 por
el PCE: Jordi Solé Tura.
Una vez terminado el texto fue aprobado por las Cortes
en sesiones plenarias del Congreso de los Diputados y del Senado celebradas el
31 de octubre de 1978. El 6 de diciembre de 1978 el 87 % de los españoles
votaron a favor de su aprobación. El 27 de diciembre de ese mismo año, el rey
D. Juan Carlos I sancionaba esta Constitución en un acto solemne en el Congreso
de los Diputados.
Son principios generales de esta
Constitución los siguientes: España es un Estado Social y Democrático de
Derecho; la Soberanía Nacional reside en el pueblo español del que emanan todos
los poderes; la forma política del Estado español es la Monarquía Parlamentaria;
la democracia es la forma de gobierno de España; la Constitución se fundamenta
en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de
todos los españoles; se reconoce el
derecho a la autonomía de las Nacionalidades y Regiones que la integran, así
como la solidaridad entre todas ellas.
A pesar de la estabilidad política
y social de los últimos 39 años, muchas son las voces que manifiestan que hace
falta una reforma que se adapte a los tiempos actuales. Ya decía Thomas Jefferson
que “la voluntad del constituyente expresada en un momento histórico
determinado, por acertada que fuese, no puede condicionar la de generaciones
futuras”. Es decir, que la Constitución española de 1978 no es inmutable.
En la nueva Constitución se prevé
que se recoja, por ej., principios que no se redactaron en la de 1978 como la
igualdad real entre el hombre y la mujer.
También se plantea una
ampliación del Estado de las Autonomías y conciertos económicos para algunas
Comunidades Autónomas que ahora no lo tienen, incluso se menciona convertir a
España en un Estado Federal pero no se dice cómo.
Pero esta nueva Constitución,
en el caso de reformarse, tiene que tener también un amplio consenso de la
clase política que la redacte. Se ha convertido en una gran expectativa en la
que ha de primar siempre la soberanía nacional de todos los españoles.
La Constitución de 1978 prevé
su reforma en el Título X a través de un proceso complejo de mayorías que
culmina, de aprobarse, en un referéndum para su ratificación por el pueblo español.
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