Hace unos años un buen amigo
me contó que se emocionaba cada vez que escuchaba el mensaje de “volver a casa
por Navidad” de un anuncio publicitario que veía en televisión sobre el turrón de
una conocida fábrica de Jijona. Tal era su deseo de volver a casa por Navidad y
ver a su familia, abrazarse de nuevo con sus padres, con su hermano, volver a
juntarse con la pandilla de amigos,… Este amigo estudiaba en la Universidad de
Valencia y pasaba meses sin volver a su tierra. Esto les pasa igual a aquellos
que por estudios, por trabajo, ó por cualquier otro motivo, estén en estas
circunstancias.
En uno u otro caso se vuelve
a casa por Navidad para estar con la familia, esta “institución” tan devaluada
por los tiempos modernos que vivimos.
La familia ha sido y sigue
siendo el centro de todo, a pesar de las nuevas modas. Sino que se lo digan a
esas personas que se apoyaron en la familia (en su significado más amplio) para
subsistir con ellos durante la pasada crisis económica.
Pero ¿qué es eso de la
Navidad?. Navidad significa nacimiento de Jesús, una de las festividades más
importantes para los cristianos. Da igual que Jesús naciera en otra fecha, la
iglesia Católica eligió esta al coincidir con una fiesta pagana muy arraigada
que celebraba el solsticio de invierno. Un ejemplo, en el Imperio Romano el 25
de diciembre se celebraba el nacimiento del Sol invicto. Este día lo designó la
Iglesia Católica para la celebración de la Navidad. Por los cálculos que se
hacen a partir de diversos pasajes de la Biblia Jesús parece que nació en
septiembre, 6 meses después que Juan el Bautista.
En Navidad son fechas
especiales, días en los que para la gente normal se multiplican los valores cotidianos
de la generosidad, la humildad, la solidaridad, la gratitud, la paz, la
reconciliación, la amistad y, por supuesto, el amor.
Por Navidad son muchas las
comidas de amigos, de asociaciones, de empresa y familiares, encuentros donde
se ensalzan sin decirlo estos valores. En Navidad, la concordia se convierte a
menudo en regalos donde no importa tanto la cantidad sino el detalle de
acordarte de la persona que recibe ese regalo.
Y todo esto, el origen de la
Navidad, fue el de un niño envuelto en pañales que nació en un pesebre dentro
de un establo, con una vaca y un buey que daban calor a la estancia. Con José y
con María, sus padres. Eran la llamada Sagrada Familia. No pudo nacer en un
sitio más humilde. Nadie podría imaginar entonces que este niño cambiaría la historia
del mundo para siempre. Y que manifestó allí donde fue mensajes entonces
revolucionarios como el de “amar al prójimo como a ti mismo", sea quien
sea el otro; o el “amaros los unos a los otros como yo os he amado”, sin
condicionantes por religión, raza, color, o condición.
La Navidad también son fechas
entrañables para recordar a los que ya no están entre nosotros porque marcharon
a su eterna travesía ya que no se les olvida; también lo son para la familia y
para los niños pequeños porque hay una noche mágica, que viene Papá Noel ó los
Reyes Magos, en la que esperan recibir muchos regalos si durante el año han
sido buenos. Y claro que lo han sido, nadie lo duda ¿verdad que no?.
Este artículo ha sido
publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante
Press
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