La pandemia que ha provocado el covid-19 nos ha enseñado muchas cosas,
no sólo relacionadas con la sanidad. Muchas de ellas ya las conocíamos pero
ahora se han reafirmado en nuestra vida cotidiana porque no les hacíamos mucho
caso.
Nos ha hecho más conscientes de lo vulnerable que es la humanidad. Un
enemigo invisible es el dueño del mundo. Quizá movido ó provocado por una gran
potencia, un exclusivo grupo de presión ó los ricos de siempre que manipulando
la realidad se hacen más ricos. Pero lo cierto y verdad es que nuestra vulnerabilidad
es muy evidente. Lo decía Bill Gates no hace mucho al afirmar que el mundo no
estaba preparado para soportar una pandemia global y ahora muchos le acusan de
ser uno de los artífices de esta crisis. Parece un disparate sólo imaginárselo.
Hemos sido más conscientes que antes que los políticos no siempre dicen
la verdad. Cuando con los primeros síntomas de la epidemia Pedro Sánchez y su
Gobierno minimizaban los efectos del virus en España, generaron una confianza
infundada a millones de españoles que le creímos, aunque tuviéramos nuestras
dudas. Cuando Pedro Sánchez dijo en reiteradas ocasiones en ruedas de prensa
que España tiene la mejor sanidad del mundo, me puse a temblar. No porque lo
dudara, sino porque me recordó cuando Zapatero dijo que España tenía la mejor
Banca del mundo y el Gobierno español tuvo que pedir, poco después, a Europa el
rescate de la Banca para evitar la quiebra del sistema bancario español.
Sánchez no contó con la avalancha de contagiados que colapsaron los hospitales
y las UCI porque no se creía que las nefastas consecuencias del covid-19 en
China e Italia podían ocurrir en España. Fue una irresponsable gestión de la
información. Cuando quiso darse cuenta ya era demasiado tarde y el virus
campaba a sus anchas por todo el territorio español.
No sé si España tiene la mejor sanidad del mundo, pero los sanitarios
españoles sí nos han demostrados que son los primeros en su estado de ánimo, su
profesionalidad y su dedicación en curar y salvar vidas, incluso exponiendo la
suya en benéfico de la de los demás cuando se constató que no tenían los medio
adecuados para protegerse contra el covid-19. Ellos y todos los servicios
públicos demostraron gran entereza y profesionalidad. Entre ellos, los tres
ejércitos (de tierra, mar y aire) fueron los únicos que estaban realmente
preparados para algo así, por algo están continuamente entrenando y haciendo
maniobras, poniendo en práctica todos los supuestos posibles que pueden ocurrir
en cualquier momento.
Una de las primeras consecuencias del confinamiento obligado por el
Gobierno para frenar los contagios fue la preocupación de la población por la
falta de abastecimiento. Ante el pánico de los primeros días previos al estado
de alarma, los supermercados, colmados, y demás tiendas de alimentación sufrieron
la avalancha de los consumidores y la compra masiva e impulsiva de algunos
productos. Comprobamos después que no hubo ningún problema de abastecimiento.
Otra lección de lo bien que funcionó la logística y los mercados y centros
comerciales desde donde se distribuían.
En las semanas más duras del confinamiento y conforme se ha iniciado la
desescalada nos hemos ido dando cuenta que hay que darle más valor al comercio
de cercanía. Los que podían estar abiertos en las primeras semanas han
demostrado que estaban ahí, incluso permanecían cuando las grandes superficies
habían cerrado sus puertas promoviendo que sus trabajadores hicieran
teletrabajo desde casa cuando su actividad era compatible con esta nueva
modalidad laboral. Ese mercado de cercanía ha estado ahí siempre pero por
comodidad, por precios ó por ahorrar tiempo, la tendencia a ir a un centro
comercial es mayor que si lo hacemos a varias tiendas pequeñas en donde
encontraremos lo mismo con un trato - además - más personalizado.
El confinamiento en casa nos ha recordado lo mucho que podemos hacer en
ella, además de la propia diversión ó esparcimiento. Las casas se convierten
con el tiempo en pequeños almacenes, vamos acumulando cosas, muchas de ellas ya
no nos hacen falta, incluso dejamos de usarlas con el tiempo. No pensamos que
ahí fuera puede haber alguien que las necesite y emplee mejor que nosotros.
Cáritas parroquiales se encarga de recoger ropa para el Proyecto Lázaro; y hay
otras muchas organizaciones que como esa se encargan de recoger cosas para
darles otro uso en beneficio de personas necesitadas.
Una de las cosas que enseñó el confinamiento es a dar importancia a lo
que de verdad importa, la familia. Estar en casa todos juntos, coincidiendo en
las comidas, ha permitido largas tertulias en las que compartir muchos
sentimientos, provocar muchas reflexiones, llegar a conclusiones de forma
sosegada que antes hubiera costado mucho más en la vida ajetreada que
llevábamos.
El covid-19 ha frenado todo de golpe. Y este frenazo descontrolado ha
provocado que muchas cosas se relajen para terminar dándoles la importancia que
tienen, nada más.
Hasta la naturaleza ha aprovechado la ausencia del ser humano para
invadir un terreno que ya no era suyo. Ocurre con el mundo animal por tierra,
mar y aire. Ocurre con la vegetación. Ha ocurrido con la mejora de la
contaminación y la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera y, no se sabe
si es por todo esto, es el motivo por el que haya llovido tanto en primavera en
todo el territorio español.
El coronoravirus nos ha enseñado muchas cosas, y algunas otras de las
que nos daremos cuenta con el paso del tiempo. Pero también ha dejado el
recuerdo amargo de los que han partido a su eterna travesía sin una despedida
adecuada sea por el covid-19 ó por otra enfermedad.
Apelo al sentido común de la gente. Terminado el estado de alarma, las
autoridades sólo nos piden que tengamos precaución con el virus (que no vemos)
y que hagamos tres gestos fundamentales para evitar los contagios: lavarnos
permanentemente las manos, mantengamos la distancia de seguridad y que nos
pongamos mascarillas cuando salgamos a la calle. Es otra enseñanza aprendida:
cuando quiere el pueblo español demuestra que puede ir de la mano para
conseguir grandes logros y ahora es el de vencer al covid-19. Que así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario