A la reina Isabel II le encantaba la
música en general y el bel canto en particular. Y no sólo por el empeño de sus
mayores, sino por su propio gusto y actitudes. De sus estudios musicales para
piano y para canto, se decantó más para este último sin olvidarse del primero.
Su voz de mezzosoprano lírica estaba bien educada, de tesitura alta, como demostraría
en reiteradas ocasiones en la Corte y en su Teatro de Ópera en Palacio. Educada
al absolutismo tuvo que transformar su forma de reinar obligada por las
circunstancias y por los diferentes gobiernos liberales de su etapa como reina.
Su afición por la música y por
el bel canto fue tan grande que la Corte pudo disfrutar durante varios años del
Teatro de Ópera en Palacio. Construido dentro del Palacio Real de Madrid, en la
esquina suroeste que da a la plaza de la Armería, tuvo un foso para una
orquesta sinfónica, 300 sillas de madera, forradas de seda carmesí, para los
invitados y el palco para los reyes. Fue un empeño de la reina Isabel II.
Cuando se lo solicitó al Intendente de Palacio le dijo que tenía que construirse
“sin la más leve dilación ni excusa de ningún género”. Se inauguró el 27 de
abril de 1849 con la comedia “Caprichos de la fortuna”. En este Teatro se estrenaron óperas de autores
italianos como Bellini ó Verdi y del compositor español Arrieta; así como
partituras de Beethoven, Schubert, Mendelsshon, Albéniz ó Asenjo Barbieri, y
obras de Ramón Navarrete, Lope de Vega ó Calderón. Fue un acontecimiento social
y cultural de Madrid, hasta que despertó muchas críticas argumentando que una
reina constitucional no podía tener su propio teatro de ópera. Fue clausurado el
30 de junio de 1851.
Isabel II ya tenía consuelo,
el nuevo Teatro Real de Ópera. Fue inaugurado el 19 de noviembre de 1850
coincidiendo con la onomástica de la reina. Se construyó sobre parte del solar
donde antes estuvo el antiguo Teatro de los Caños del Peral. La primera piedra
se puso el 23 de abril de 1818 pero se demoró mucho su construcción por falta
de financiación.
La inauguración fue un
acontecimiento social y cultural de primer orden. En la fachada de este teatro ondeaban
gallardetes y banderas de España. Con 2.800 plazas el teatro estaba lleno a rebosar
de gente. Los reyes y su séquito entraron por la puerta central de la plaza de
Oriente a las 9 de la noche. A los acordes de la Marcha Real Isabel II entró en
el Palco Real. La reina vestía con un traje color caña con cintas de raso
blanco y aderezo, y llevaba una diadema de brillantes. En el palco “de diario”
estaba María Cristina, la reina madre, el Duque de Riánsares, y el resto de la
familia real. En frente estaba el palco del Gobierno con su presidente el
General Narváez y otros ministros. En otro palco estaba Luís José Sartorius,
Ministro de Gobernación.
La obra elegida para el estreno fue la ópera “La Favorita” de Donizetti actuando Marietta Alboni, como contralato, Eminia Frezzoini como soprano, siendo Michele Rachele el Director de Orquesta. Esta ópera cuenta el desdichado amor de Leonor de Guzmán, favorita de Alfonso XI de Castilla, con el joven Fernando, que por ella abandona su carrera eclesiástica y militar. Es una obra romántica y del gusto popular cuyo estreno tuvo un gran éxito.
Este Teatro Real rivalizaría
con los grandes Teatros de Ópera de San Carlo de Nápoles ó la Scala de Milán.
En honor a la reina Isabel II
por su empeño de tener un gran Teatro Real de ópera para Madrid y para España, y
de los más importantes de Europa, en la parte de atrás del mismo la plaza lleva
su nombre. En medio de ella, preside una escultura de Isabel II del escultor
Jose Piquer i Duart, entonces también profesor de escultura de la Real Academia
de Bellas Artes de San Fernando.
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