En el centro de Jávea, casi presidiendo la localidad, y méritos tiene. Es la iglesia de San Bartolomé. Fue fortaleza antes que iglesia y, más tarde, ambas cosas. Su torre ábside de planta cuadrada que alberga el prebisterio es del siglo XIV, construida para proteger a la población de los ataques corsarios. El resto de la nave gótica es del siglo XVI.
Construida con tosca, una
piedra extraída de la cova tallada situada a nivel del mar bajo el Cabo San
Antonio, tiene gruesos muros que le dan una sensación de solidez.
Es un edificio religioso de
estilo gótico, de una sola nave con capillas laterales entre los contrafuertes.
La bóveda es de crucería estrellada. De escasos adornos en el interior. En el
exterior hay dos puertas, la de San Bartolomé, con un arco apuntado; la
lateral, también gótica, dedicada a San Gil, con escalinata.
Tienen escasos adornos ornamentales con decoraciones vegetales de hojas de cardo y bolas, además de los escudos heráldicos de los Señores de Jávea D. Bernardo Sandoval Roxas y Mendoza y su esposa Dña Francisca Enríquez y Luna a izquierda y derecha. El conjunto se
remata con almenas y tiene dos balcones amatacanados sobre las puertas. A pesar de la sobriedad,
es una iglesia muy bella por dentro y por fuera.
Está considerado Bien de
Interés Cultural y fue declarada Monumento histórico-artístico.
Muy cerca, está el mercado de
abastos y el Ayuntamiento. Todos, además de los edificios civiles que los
rodean, construidos con tosca, dan al conjunto un precioso equilibrio.
La visita nos abre el apetito
pero es pronto para buscar un restaurante para ir a comer. Nos recomiendan “Ca
Rosa”, un lugar para el tapeo a media mañana ó a media tarde (cierra a medio
día) en la calle Tossal de Dalt, nº 3. Cuando entras a través de una gran
puerta de madera te sientes como en casa. Bajo vigas de madera y muros de
tosca, hay que dejarse llevar con lo que nos ofrezcan y lo que tengan. Es una
cocina casera hecha con cariño. Tanto que el precio es un regalo. Este bar es
una sorpresa que bien merece una parada en el camino. Tu estómago te lo
agradecerá, tu digestión también. Y luego que tu imaginación corra esperando
que entre en esta posada el Capitán Alatriste …
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