Cuando las piedras hablan por sí solas, cuando es fácil imaginar lo que ocurrió en su entorno, cuando son protagonistas de un mundo y de una época que forman parte de nuestra historia, observarlas con detenimiento nos lleva a amarlas, a protegerlas del expolio y del abandono y a darles la oportunidad de contarnos su devenir cotidiano.
En este cerro con unas vistas
extraordinarias al Mediterráneo y tierra adentro en un tiempo que nada ó poco
había en el horizonte. Unas vistas al amplio mar, a ese mar como fuente de
riqueza, pero también origen de desastres de la naturaleza y de la arribada de
naves enemigas. Tierra adentro la vista también era larga en una inmensidad casi
desierta de otros pobladores.
Sobre un cerro (tossal) en
época de Augusto nació la ciudad romana de Lucentum, el origen de Alicante. Se
instaló sobre un asentamiento antes íbero. Un lugar desde donde se dominaba la
bahía y la albufera, este fue un brazo de mar que se metía tierra a dentro poco
más de un kilómetro.
Lucentum fue una ciudad
fortificada con altas torres y murallas que protegían este emplazamiento donde vivían varios miles de personas, que tuvo depósitos de agua, foro, termas, casas de
personalidades importantes además de las de uso común y vías por donde
transitar sus pobladores.
El acceso a la ciudad estaba franqueada
por una gran puerta con una importante pendiente que da inicio a la Vía
Augusta. Esta puerta, de la que se conservan sus lados y su foso, muestra grabada
en la piedra la entalladura del paso de los carros. Hay que imaginar el
griterío de una ciudad floreciente con el tránsito de mercaderías, los carros
tirados por mulas ó por bueyes, la sorpresa del transeúnte, la vigilancia del
soldado, la curiosidad del travieso que también lo habría como siempre lo ha
habido en todo tiempo y lugar.
Una casa de la parte alta nos sorprende con el suelo vestido de un mosaico original. Es emocionante pensar las reuniones que tuvieron antaño sobre ese suelo que casi es lo que hoy conocemos como una alfombra ó un tapiz pero de teselas incrustadas en mortero con color rojizo por la inclusión de contenido cerámico. Pudo ser realizado en la época romana a finales del s. II a. de C.
Las termas de Popilio, del s.
I d. C., que así se llaman por una inscripción hecha en un bloque de piedra,
fue descubierta por Figueras Pacheco. Estas termas constan de cinco estancias:
vestuario, sala templada (tepidarium), sala caliente (caldarium), piscina de
agua fría y vestíbulo.
El foro llama la atención por
su amplitud. Está en el centro de la ciudad. Es el edificio donde estaban los
organismos de la vida civil y religiosa de esta ciudad romana. Tiene dos
partes: una plaza rodeada de pórticos y, frente a ella, el área sacra donde se
sitúa el templo. Ambas zonas estaban separadas por una calle. Fue construido en
época del Emperador Augusto a inicios del s. I d. C.
Cerca del foro se encontraría escavada la joya de este yacimiento arqueológico: la mano de una escultura de bronce
de un personaje principal, quizá un Emperador romano. La mano tiene el mango de
una espada cuyo pomo son dos cabezas de águila que miran hacia direcciones opuestas. En el dedo anular
lleva una sortija en la que aparece grabado el lituus, bastón de los sacerdotes
augures.
Otras torres, otros muros,
otras calles, otras murallas, nos hacen imaginar el esplendor, también el ocaso,
de esta ciudad amurallada, cuyos vestigios hoy llaman a la admiración de
aquella civilización, a la reflexión sobre lo que fue y, sobre todo, a la
importancia que tuvo como origen de lo que hoy es Alicante.
Esta es su ubicación y la dirección de su página web:
http://www.marqalicante.com/Paginas/es/Tossal-de-Manises-P20-M2.html
http://www.marqalicante.com/Paginas/es/Tossal-de-Manises-P20-M2.html
El tossal de Manises forma parte del MARQ, el Museo Arqueológico de Alicante.
2 comentarios:
Muy interesante e instructivo.
Magnífica explicación de esta joya histórica
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