Amsterdam es
especial porque es una ciudad diferente. Llamada la Venecia del Norte por sus
canales navegables, esta ciudad centro-europea tiene personalidad propia y
muchas curiosidades.
Los canales
navegables y la bicicleta como medio habitual de transporte (de los que me
refiriŕé en este blog en otra ocasión), la posibilidad legal de fumar marihuana
en los coffee shop, el famoso Barrio Rojo con la prostitución legalizada desde
el año 2000, los tulipanes, el queso, las casas y sus fachadas características
y propias de esta ciudad, son algunas de sus señas de identidad.
Nos llama la
atención sus edificios y sus fachadas. Y nos preguntamos muchas cosas. El por
qué su estrechez o de sus grandes ventanales que todo lo ocupan y de sus
fachadas inclinadas hacia adelante. Y nos lo explican como si no fuera para
tanto acostumbrados ellos a esto desde antaño.
Los edificios son
estrechos desde el siglo XVI porque era muy caro el suelo pero no el vuelo y
porque los impuestos de las vviendas se determinaban en función de la anchura
de las casas. Casi toda la fachada es cristal a través de múltiples ventanas
simétricas por aprovechar la luz del sol, aquí muy escaso porque
casi siempre está nublado. Sus fachadas están inclinadas hacia adelante nos
dicen que por razones obvias. ¿Y cual son esas razones?, preguntamos. Tanto
misterio para algo que nos manifiestan que es tan evidente, pero ¿qué le parece
si nos lo explican?.
Y nos lo cuentan.
Si nos fijamos, todas las fachadas tienen una polea en su parte más alta. Como
los inmuebles son muy estrechos no pueden introducir en las casas determinados
enseres y, sobre todo, muebles. Para esto, se suben al piso requerido por
cuerdas que cuelgan de esa polea. Para esto, las fachadas están inclinadas
hacia delante para que la mercancía colgada de la cuerda no roce con la
fachada, ni con el ladrillo ni con el cristal, con peligro de dañar ambas cosas.
A mayor altura del inmueble, mayor es la inclinación hacia delante. Algunos
edificios tienen una inclinación exagerada para la percepción del visitante, el
oriundo no le da importancia y ya ven, no se caen.
Estas fachadas
inclinadas, su estrechez y sus grandes y múltiples ventanales, es otra de las cosas que hacen de Amsterdam
una ciudad singular.
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