El pasado mes de octubre hubo dos aniversarios importantes de la historia de España que pasaron desapercibidos debido a que la atención pública está puesta en el desafío independentista. Uno, la inauguración del Palacio de Congresos de Madrid por la reina Isabel II el 31 de octubre de 1850. El otro, la aprobación de la actual Constitución por las Cortes españolas el 31 de octubre de 1978, posteriormente aprobado en referéndum por el pueblo español y refrendado por el rey Juan Carlos I. Dos hitos de nuestra historia fundamentales para nuestra identidad democrática uno y como marco de convivencia el otro.
El desafío independentista ha
movilizado a todos los Poderes del Estado en defensa de nuestro orden
constitucional. Así lo reivindicó el rey Felipe VI en su histórico discurso del
3 de octubre después de un conato de referéndum ilegal a favor de la
independencia. Felipe VI manifestó, entre otras cosas, “el firme compromiso de
la Corona con la Constitución y la democracia, la entrega al entendimiento y
concordia entre españoles y el compromiso como Rey a la unidad y permanencia de
España”.
Una consecuencia de la manifiesta
declaración unilateral de independencia de Cataluña por el Parlamento catalán
después de un referéndum ilegal, avalado por el Gobierno de la Generalitat, es
la aplicación por el Gobierno de España del artículo 155 de la Constitución después
de la autorización del Senado. Nadie antes como ahora los independentistas se
atrevieron a violentar al Estado de Derecho español, nadie antes tuvo que aplicar
este artículo desde el Gobierno.
Esa votación ilegal y esa declaración
de independencia tienen consecuencias penales para quienes las propusieron y
pusieron en práctica. La ley es igual para todos y hay que aplicarla aunque el
momento político sea delicado en Cataluña. Sorprende ver que el líder de los
independentistas haya huido a Bruselas para evitar responder de sus actos ante
los Tribunales de Justicia españoles. ¿Qué pensarán aquellos que le siguieron y
que han empleado su ilusión, su tiempo y su patrimonio en defender esa idea,
ver cómo su líder los deja solos cuando tiene que estar con ellos asumiendo su
responsabilidad?, ¿qué pensarán cuando su líder se instale cómodamente en
Londres con su familia viéndolas venir y esperando acontecimientos mientras sus
seguidores están asumiendo las consecuencias de sus acciones?.
A su vez, la aplicación de
ese artículo genera oportunidades para volver a la normalidad democrática a partir
de una fecha: el 21 de diciembre de 2017 con la convocatoria de elecciones
autonómicas en Cataluña. Salga la mayoría que salga de esas elecciones
autonómicas, el Parlamento y la Generalitat de Cataluña elegidos por el pueblo
catalán deberán recuperar el prestigio que se merecen como representantes del
Estado español en Cataluña. Que así sea.
Este artículo se ha publicado
con anterioridad en el periódico Alicante Press.
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