Recientemente he estado en
Milán por razones laborales con un grupo de personas. También tuvimos tiempo
para el ocio y pudimos disfrutar de la visita a Il Duomo, catedral de bella
fábrica, la tercera más grande del mundo después de Roma y Sevilla; el Cenacolo
de Leonardo da Vinci, ... Durante la cena de clausura de este viaje uno
de los comensales nos invitó a brindar, preguntando si había motivo .... Todos
dijimos que si lo había y brindamos deseándonos lo mejor en la vida. Habíamos
pasado unos días inolvidables entre amigos, también entre compañeros en el
ámbito comercial. Brindamos con la satisfacción de haber compartido buenas
sensaciones durante el viaje; también porque un equipo español, el Real Madrid,
había ganado esa noche la Champion League contra el Juventus.
Les pregunté si sabían de
donde venía la costumbre de brindar si "hay motivo" ....
Conté que en el siglo pasado estaba mal visto entre la nobleza tomar bebidas alcohólicas en
público y que para hacerlo uno de los comensales se ponía de pie y levantando
la voz para que todos le escucharan y la copa con una de sus manos, preguntaba a los comensales: “¿hay motivo?” a
lo que los asistentes manifestaban “¡hay motivo!". Esto le pasó al
periodista Wenceslao Fernández Flores en Alicante. Vino invitado para degustar
diversos arroces cocinados según las recetas de esta tierra. En uno de los
banquetes a los que asistió para cenar el arroz caldoset fue testigo de esa
"ceremonia", buena excusa debió pensar para acompañar las viandas con
un buen vino y licores. "De pronto se puso en pie un caballero con casaca
y peluca y, gravemente preguntó, si en conciencia había motivo. - Sí, sí, ¡hay
motivo, hay motivo!, clamaron todas las damas y todos los uniformes y alzando
las copas, bebieron". Así lo cuenta José Guardiola y Ortiz en su libro
“Gastronomía Alicantina”, editado junto a “Los Conduchos de Navidad, de
Francisco Martínez Montiño, cocinero del Rey Felipe II”.
Alguno de los comensales me miró con cierta incredulidad. Quizá
tenías otra versión. Allá él, bien le vendría leer esta maravilla literaria de
la buena mesa y la cocina alicantina, con anécdotas muy “jugosas” ocurridas en
estas tierras hospitalarias.
Cualquier excusa es buena
para disfrutar del momento cuando “hay motivo” y si no lo hubiera, te lo inventas.
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