Se acabó el verano. Al menos
eso dice el calendario, que así ocurre desde el 23 de septiembre, que empieza
el otoño. Pero con el cambio climático, no es así. Al menos este año no lo es. Sin
ir más lejos, esta mañana (1 de octubre) mi mujer y yo nos hemos bañado en la
playa Muchavista en Campello, continuación de la emblemática playa de San Juan
en el término municipal de Alicante. El agua estaba cristalina, transparente y
fresca, pero no helada. Se agradece, que este verano pasado el mar estaba
demasiado caliente. Quizá haya sido por el veranillo de San Miguel (29 de
septiembre), antes de entrar de lleno a esa nueva estación.
Las playas ven pasar a los que
se bañan en sus aguas, sean del lugar o turistas de paso, como ven que se
despiden de ellas buena parte de las embarcaciones sin motor que surcan el mar
desde su orilla. Las barcas a pedales ya se han recogido. Y las tablas de paddle surf. También la mayoría de
las tumbonas y sombrillas de alquiler. Ya no pasan aquellos que venden
refrescos frescos que pasean por la playa en sus neveras. Hace menos calor y
cae la demanda. También casi han desaparecido los senegaleses que venden
sombreros, esterillas, toallas, a los bañistas cuando estos están tostándose al
sol en la arena. Ya no están los gorrillas que ayudan a aparcar en descampados cuando
no encuentras aparcamiento en otro lugar, una vez estacionado pasan su gorrilla
para que le des una propina. Hay mucho más aparcamiento que hace unas semanas. Todo
muda, poco a poco, a la nueva estación.
Sin embrago, el tiempo se
resiste a cambiar y la playa sigue con gente que van a disfrutar de un día al
aire libre. Se supone que quedan pocos para poder estar en bañador cerca de la
orilla, pero mientras esto ocurre, lo que va por delante va por delante, y hay
que aprovechar al máximo esta oportunidad que nos da la naturaleza de disfrutar
de este entorno costero tan extraordinario.
Que el verano que viene no está a la vuelta de la esquina, como quien dice. Ha de pasar casi un año hasta disfrutar de un nuevo verano cerca del mar. Pero nos consolamos. Hay otras distracciones bordeando la costa o tierra adentro, que no será por aburrirnos, ya le dio yo que no, hasta que llegue un nuevo verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario