En una céntrica plaza alicantina,
bajo la sombra de enormes ficus de varios pisos de altura, nos refugiamos Maxi y
yo para hablar de muchas cosas. En esas conversaciones da gusto escucharle cómo
habla de su padre. Mucho y bueno. Ya sabe usted que es de buen nacido ser agradecido.
Y tiene motivos para estarlo.
Cuando vives cerca de un
líder que sabe estar en las duras como a las maduras, que es admirado por los
grandes y por los chicos, te impregnas de lo mejor de su manera de hacer las cosas.
Luego cada uno lo gestiona a su manera. Maxi, además, ha sabido perdurar su
legado con su recuerdo organizando una regata que lleva el nombre de su padre.
Buena manera de compartir su popularidad en una de las cosas con las que más
disfrutaba, navegar a vela.
Máximo empezó a relacionarse con el mar desde niño. A los 14 años formaba parte del equipo de remo del Real
Club de Regatas de Alicante (RCRA).
Desde entonces aprendió a amar al mar, a respetarlo, y a cuidarlo. Si los
cazadores son los que mejor protegen el medio ambiente de los campos y montes
donde cazan, los marinos hacen lo mismo con el mar por donde pescan y regatean.
Y este amor marino lo inculcó en sus hijos. Su primer velero fue un Siroco que
compró en los años 70. En su casa de la isla de Tabarca sus hijos aún conservan
una imagen de este barco. El KAI llegaría en los años 90.
Máximo Caturla navegó en
todas las marinas, se empeñó y lo consiguió. Con la Armada lo hizo en el Juan
Sebastián de Elcano. Con la marina Mercante hizo una larga travesía: Alicante-Tenerife-Génova-Alicante,
muchas millas son esas. Y con la de Pesca y la Deportiva las usó desde sus
embarcaciones o las de sus mejores amigos. Según Maxi, era un buen marino a
quien le gustaba las largas travesías.
Con Adrián Dupuy como
presidente del RCRA (1977-1990), Máximo puso las bases de la vela ligera del
club para continuar con esta tarea durante su presidencia. Máximo fue
presidente del RCRA de 1990 a 2006, nada menos. Hizo muchas cosas como la modernización de
este club de regatas, fue quien cambió la sede de sitio, además consiguió
desbloquear la situación enquistada con la Autoridad Portuaria que amenazaba con
la propia continuidad de este club centenario, fue quien puso en marcha el
Trofeo Tabarca de Vela, ... El RCRA era su segunda casa, por no decir que a veces
casi la primera. Muchas veces sonó el 218600, el número de teléfono del club de
regatas, para recordarle el compromiso familiar de ese día al que no podía
faltar. Se involucraba mucho en todo lo que hacía sin darse cuenta de las horas
que se le hacían resolviendo problemas en el club.
El pasado sábado – 14 de octubre - se realizó el Trofeo Presidente Máximo Caturla organizado por Maxi, y por muchos incondicionales que le ayudaron - sin que él lo solicitara -, además de personal del propio club, según dijo él en su discurso de agradecimiento antes de la entrega de trofeos.
Después de la reunión de patrones en la explanada del club y antes de iniciar la regata, todos los veleros se reunieron en la bahía de Alicante alrededor del Calseti, comité de la regata, y del KAI, de Maxi Caturla, para rendir homenaje a su padre y a los que como él partieron a su eterna travesía allende los mares. Se hizo una ofrenda floral en su recuerdo. Desde diversas embarcaciones se lanzaron rosas blancas al mar mientras el Calseti encendió sus altavoces por los que se escuchó la Salve Marinera. Fue un momento muy emocionante.
En la regata el velero Dax fue el campeón absoluto de la clasificación
general. Por categorías, los ganadores fueron Aleph IV, de Joaquín Pérez, por
ORC A; Dax, de Sergio Durá, por ORC B; INTUITION, de Erik Robert Kugler, por
Promoción A; y Pecata, de Jose Carlos Eiroa, por Promoción B.
De regreso a tierra, Tino y Yago hicieron un gazpacho manchego memorable para los tripulantes de toda la flota. Doy fe, estaba buenísimo, un gran logro gastronómico para más de doscientos comensales. La tarde continuó con la entrega de trofeos, música en directo de Situación Límite, mucha tertulia y algún baile para los más atrevidos. Al ocaso tocaba hacer balance de un día inolvidable.
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