Como otros muchos años, cuando llega el mes de febrero recorremos caminos y carreteras en la montaña alicantina para disfrutar de los almendros en flor. Y lo solemos hacer por los pueblecitos del valle de Guadalest, en concreto por Benimantell, Beniardá, Benifato, … El año pasado cambiamos y fuimos a Alcalalí, en el valle de Pop, atraídos por su Feslalí, su festival para celebrar la llegada de la primavera con esa explosión de júbilo cuando florecen los almendros. Grandes extensiones de huertos, de bancales, en las laderas de las montañas, en el valle, eran una explosión de vida, de color, donde el blanco, el rosa o el marfil solían ser los protagonistas.
Me expreso en pasado, ya lo
habrá notado. Porque lo vivido con mis padres hace muchos años, después con mi mujer y con mis
hijos cuando eran pequeños, no tiene nada que ver con lo que hoy vemos en los
campos. Un enemigo implacable se ha cebado con los almendros hasta conseguir - para combatirlo - que se arranquen grandes extensiones de plantaciones de este árbol.
Un aliado inesperado parece que le ha seguido el juego, aunque no sea así, pero
lo aparenta. Ahora se lo cuento, y saque usted sus propias conclusiones.
El enemigo es la xylella
fastidiosa, una bacteria que se “come” los almendros. Su presunto aliado
inesperado es el legislador de la Unión Europea que lo combate, pero de qué manera. Ahora verá a qué me refiero.
Consulto la web del Ministerio de Agricultura para ver que cuenta de todo esto. Y encuentro una explicación, aunque no me gustan sus consecuencias. Cuando se detecta la
xilella fastidiosa, la autoridad competente en ese lugar delimita una “zona
demarcada”. Esta está compuesta por “una zona infectada” + “una zona tampón”. “La
“zona infectada” (a erradicar) tendrá un radio mínimo de 50 m alrededor del
vegetal en el que se haya detectado la infección por xilella fastidiosa y su
anchura mínima será de 2,5 km si el objetivo establecido es la erradicación de
la bacteria, o de 5 km si el objetivo es la contención de la bacteria en una
determinada zona del territorio, una vez que se ha establecido que no es
factible la erradicación". Puede haber excepciones a esta norma si el estado
miembro cumple los requisitos para eso recogidos en el Reglamento. A su vez, "las zonas demarcadas se podrán levantar una vez que se hayan cumplido 4 años
sin detectar la plaga en base a las prospecciones realizadas”.
Todo esto está cambiando el
paisaje. Y no sólo eso, también las plantaciones de almendros están desapareciendo
y se están sustituyendo por olivos, incluso por vides, cambiando también el medio de
vida de los agricultores de la zona. Esto ocurre en la gran masa arbórea de
almendros que había en Beniardá y Benimantell, que los echamos de menos. Sólo algunos
sobreviven en los bancales más altos de la umbría de la Aitana y alrededor del
restaurante El Trestellador quizá porque saben lo importante que
es para ellos que el “turismo de interior” siga visitando esta zona en febrero en busca de
almendros en flor y de un buen arroz al horno.
Muchas son las asociaciones
que se han creado alrededor de este asunto. Como Stop Xylella, una plataforma
en defensa de los afectados por la xylella en la provincia de Alicante. Es
conmovedor ver en su página en Instagram como un agricultor de Benimassot se
pone a llorar cuando relata el desastre que provocó el incendio del Vall de Ebo
del verano pasado. En esa misma noticia, destacan lo que César dice - entre
lágrimas - al afirmar que “en vez de gastarse el dinero arrancando almendros sanos,
podrían gastarlo limpiando la montaña”.
Consolémonos con lo que hay, que sigue siendo precioso, pero reivindiquemos mayor comprensión y soluciones para estos agricultores que les han destrozado su medio de vida, que hará que - irremediablemente - abandonen esos pueblos pequeños.
Esta rabia, esta desolación, esta defensa de su terruño, es fiel reflejo de la lucha titánica de estos labradores del lugar que no se rinden ante la adversidad, sino todo lo contrario. Heredaron una tierra dura, pero agradecida en dar frutos, y eso quieren que siga ocurriendo. Que así sea.
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