Cuenta la tradición que el apóstol
Santiago estuvo predicando por la península ibérica recorriendo buena parte de
sus territorios. Desembarcó en la Bética Romana. Tomó camino de la vía romana
que unía la Itálica con Mérida para continuar después hacia Coimbra y Braga y
llegar a Iría-Flavia (Padrón) en Galicia.
Después de su ardua labor
evangelizadora, volvió a Jerusalén. En el año 44 fue apresado y decapitado. Sus
discípulos consiguieron su cuerpo y lo trajeron a Galicia para enterrarlo en
donde hoy se ubica la catedral de Santiago de Compostela. Por esto motivo,
desde la edad media esa catedral es lugar y destino de peregrinación. Hoy el
Camino de Santiago es referencia mundial y cada uno lo recorre según sus propias
convicciones.
En 1670 el Papa Urbano VIII,
siendo Felipe IV Rey de España, decretó que el apóstol Santiago el Mayor fuera
considerado el único Patrón de la Nación española.
A su vez, en el ámbito
castrense los militares utilizaban el grito de “Santiago y cierra España”,
desde la Reconquista, antes de cada ofensiva. La tradición cuenta que se apareció
en la Batalla de Clavijo (23 de mayo del 844) para guerrear junto a los
cristianos. Fue una de las batallas más célebres de la Reconquista dirigida por
el Rey Ramiro I de Asturias y capitaneada por Sancho de Tejada que combatió contra
los musulmanes dirigidos por Abderraman II. La batalla fue un rotundo éxito
para Ramiro I. Con la memoria de esta
batalla se representa a Santiago a caballo combatiendo contra los moros, el
Santiago matamoros.
Santiago matamoros fue el
terror de los moros. Fue también una manera de infundir motivación entre los
militares españoles que se jugaban la vida contra el infiel en el campo de
batalla. Era una representación del valor que asumía cada uno ante un conflicto
armado. Representaba la protección divina en aquellos años de la Reconquista y
en otros posteriores.
Hoy, no se reivindica el Santiago matamoros – como es lógico - sino el Santiago protector de España y de la Corona española.
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