Juventud, divino tesoro. Así
es si quien la disfruta la sabe aprovechar. Ya no se es niño, no se es adulto,
es una fase intermedia en la vida de una persona. Una etapa de transición en
que los jóvenes se van conformando así mismos con su propia personalidad y en
la que empiezan a tomar sus propias decisiones - sin el amparo de los padres - en
relación con los amigos, con el ocio, con los estudios, incluso con el mercado
laboral.
Su espíritu libre lo aplican
allí donde van y, a veces, lo encauzan a través de organizaciones que ensalzan
sus inquietudes y hacen fuerte su poder reivindicativo. Sea la causa que sea y
de lo que sea. Y han de acertar en la asociación correcta. Ya saben ustedes a
que me refiero, juntarse con personas con buena catadura moral. Intercambiar
ideas, emprender acciones, compartir ese liderazgo sano e inmaculado de la
primera vez. Dios les cría y ellos se juntan.
Son muchas las organizaciones
que han canalizado ese ímpetu, esa frescura, esa necesidad de querer abarcarlo
todo aunque luego se centren en acciones concretas. Permitan comentar algunos
ejemplos que nacieron no hace mucho. En España, las Juventudes de Acción
Católica, las Juventudes Obreras Cristianas (1924) tomaron auge en los años 60
del siglo XX. Esta última organización divulgaba las bonanzas del Concilio
Vaticano II (1962) en pura contradicción con el régimen franquista con no pocos
problemas: hablar entonces de los derechos humanos era muy audaz. En el Reino
Unido, los Boy Scouts británicos (1908), nacieron como una organización juvenil
con espíritu aventurero y se extendieron rápido por todo el continente europeo.
En plena Guerra Fría y durante
la lucha por el desarrollo y dominio Espacial entre los dos bloques de Estados
Unidos y la Unión Soviética, surgió en
EEUU una organización juvenil que inspira a jóvenes líderes a emprender
acciones y mejorar las condiciones de vida en sus comunidades. “Rotaract” es su
nombre, “Rotary en acción” su significado, 1968 es el año de su creación,
Charlotte (Carolina del Norte) es el nombre del primer Club Rotaract en el
mundo. Sus principales valores son el compañerismo, la integridad, la
tolerancia y el liderazgo a través del servicio a los demás. Rotaract es el
club de jóvenes de Rotary cuyos miembros tienen la edad comprendida entre los 18
a los 30 años. Rotary se creó en Chicago en 1905 y se expandió por el mundo
convirtiéndose hoy en la mayor organización mundial de voluntarios al servicio
de los demás. En Madrid se constituyó en 1920 y nuevamente en 1976 después de
haber sido prohibida durante el franquismo junto con las demás asociaciones
aconfesionales que había en España. El primer Rotaract Club español se
constituyó en Madrid (1982), el segundo en Valencia (1984), el tercero en Barcelona
(1984) y así sucesivamente por todo el territorio nacional.
Se sorprenderían ustedes si
conocieran de lo que son capaces de emprender estos rotaractianos, hacen
“chicos” a los rotarios adultos y eso que estos no se quedan cortos en sus
acciones solidarias. A nivel internacional, nada menos que contribuir a
erradicar la polio en el mundo a través de la Fundación Rotaria. A nivel local,
son sus metas la solidaridad hacia el más desfavorecido de la sociedad y
acciones en el medio ambiente. La primera acción de Rotaract fue plantar un
árbol, sembrando ya las raíces de esta gran organización juvenil.
El fin de semana del 9 al 11
de marzo de 2018 se celebró la X Asamblea de Rotaract (Distrito 2203) en
instalaciones de la Universidad de Alicante (UA) y es impresionante ver y
escuchar su liderazgo y su compromiso con la sociedad con proyectos solidarios
de envergadura no por el tamaño de sus acciones sino por el resultado de su
empeño en hacer de este un mundo mejor. Estaban de celebración, por el 50
aniversario de Rotaract en el mundo.
Y para terminar, dejar dicho
la procedencia de las frases hechas que he empleado en este artículo para
acompañar a mi argumento. Así, la frase “Juventud, divino tesoro” está acuñada
por el poeta nicaragüense Rubén Darío quien compuso en 1905 un poema así
titulado en su obra “Cantos de Vida y Esperanza”. La de “Dios los cría y ellos
se juntan” es el título de una obra de teatro de Manuel Bretón de los Herreros.
Ambas frases se usan también fuera de sus contextos originales como así ocurre
en este artículo.
Este artículo se ha publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press
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