En Febrero ha llegado con fuerza el
invierno a la provincia de Alicante (y en buena parte de España) con un temporal de lluvia, viento y nieve
extraordinario. Dicha estación no llegaba a implantarse desde el 21 al 22 de
diciembre, fecha oficial del inicio del invierno en el hemisferio norte con el
solsticio del mismo nombre.
La tarde y noche del viernes
2 de febrero de 2018 un manto de nieve cubrió las montañas de la provincia,
incluso en cotas muy bajas. La sierra Aitana, la Serrella, el Puig Campana, la
Carrasqueta, Bernia, la Font Rocha, el Maigmó, … Poblaciones como Castalla, Onil,
Alcoy, Bañeres, Benifato, Confrides, Penáguila, Benifallim, … Citarlas todas es un largo etcétera.
Todo vestido de blanco, las altas crestas, los puntiagudos picos, las sierras,
las vaguadas, los valles. La nieve lo vistió todo de blanco, las poblaciones
grandes y las chicas que algunas costaba distinguirlas desde lejos. Un castillo,
la torre de la iglesia, el humo de las chimeneas, destacaban entre tanta nieve.
Y con esta se desplomaron las temperaturas en el interior y en la costa con mucho frío.
El sábado 3 de febrero amaneció
un día radiante en Alicante capital y ciudades costeras colindantes con esa luz
inmaculada propia de esta tierra. El horizonte, limpio, parece que se alarga,
se estira, hasta donde la vista alcanza. Es un espectáculo que hay que ver para
disfrutar y que tan sólo estas fotos (desde la playa Muchavista en Campello y la playa de San Juan en Alicante) acercan a disfrutar de su luminosidad y su color a la intensidad del ojo humano.
Estos fríos y estas nieves invitan
a compartir con amigos, con familia, una receta con muchas calorías. Y eso
hacemos. Un arroz al horno con pollo, embutido (chorizo, morcilla, blanco),
garbanzos, una cabeza de ajos y patatas. Acompañado con un buen vino de Rueda y
mistela para el postre con una tarta de chocolate, que el dulce no puede
faltar en la buena mesa.
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