El verano se acaba, es una
realidad. Y con el fin del verano también se acaba el calor. O eso esperamos.
Atrás queda todo lo realizado, que no es poco. Decimos adiós a un mes intenso
en cosas realizadas, pero que sobre todo nos ha servido para desconectar del
trabajo, cargar las pilas y volver totalmente renovado con ganas de todo lo que
nos depara el destino.
Decimos que lo bueno se acaba.
Pero añado que no es malo lo que nos viene. Lo dice quien disfruta de su
trabajo cotidiano. Se acaba no tener que madrugar sí ó si, aunque este verano
he visto y disfrutado de un montón de amaneceres, cada uno con su tonalidad
diferente, con su horizonte recortado sobre nubes ó sobre el cielo. Se acaba no
tener prisas ni objetivos concretos que cumplir. Se acaba la despreocupación,
aunque reconozco que no he olvidado el trabajo y me apetece, incluso, volver a
la actividad laboral después de un mes de vacaciones.
Estar todo agosto cerca del
mar es estar acompañado de diversos colores
propios de estas fechas. El mismo mar, cada día se ha vestido de una combinación
de colores diferentes. Parece como si viésemos a un mar diferente, cuando es el
mismo. Es una gozada disfrutar de estas vistas, de este mar, de esta luz. Y
también lo es disfrutar y dejarse acariciar por sus aguas y por la brisa
marina.
Encabeza este escrito un photo-collage
con fotos de la bahía de Alicante y de la bahía y playa de Muchavista en
Campello. Les invito a que disfruten de ellas como yo lo he hecho al fotografiarlas
y a formar parte de ellas aunque sin salir retratado.
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