Agosto por ser el mes por
excelencia del verano es cuando se miden las cabañuelas. Estas son una forma de
medir desde tiempo inmemorial las lluvias de los meses venideros durante un año.
Esta es una herramienta muy usada por los hombres del campo para vigilar al
cielo para prever las lluvias y el mal tiempo y recoger antes ó después sus
cosechas. También lo usan para convencerse ó no de contratar el seguro agrario
que les indemnice si una granizada ó una lluvia torrencial les destroza el
fruto antes de la cosecha. Las cabañuelas tienen un uso muy común entre los
viticultores del valle del Vinalopó en la provincia de Alicante.
Los que la usan dicen que no
es una ciencia exacta, más ahora con el cambio climático, pero les da una
referencia. Opinan que muchas veces se ha equivocado el hombre del tiempo en
sus previsiones por la televisión. Desde la época de Marino Medina en RTVE ó
las actuales de Roberto Brasero en antena3TV. Aunque los tiempos cambian,
también en el acierto de las previsiones meteorológicas.
El cómputo de las cabañuelas
es a través de los 24 primeros días de agosto. El 1 de agosto, es enero; el 2,
febrero; así hasta diciembre. Luego se cuenta al contrario: el 13 de agosto es
diciembre; el 14, noviembre; así hasta el 24 de agosto que corresponde de nuevo
a enero.
Al parecer los cálculos de
este mes de agosto para el 2018 tendrán un invierno húmedo y será lluvioso la
primera quincena de enero, y en menor medida, febrero, abril y mayo, con un
verano con calor y sequía.
A esta práctica algunos
también le llaman el ·calendario zaragozano”.
Esta mañana ha amanecido
nublado, como suele ser habitual a finales de agosto, y ha llegado la lluvia
como un regalo del final del verano refrescando el ambiente y bajando la temperatura.
Bienvenida sea la lluvia, que
siempre hace falta y que llueva como hoy, poco a poco, y no de forma
desmesurada como suele ocurrir por estas tierras en estas fechas ó en otoño con
la llamada “gota fría”.
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