sábado, 15 de abril de 2017

entre la niebla


Uno de los peligros más grandes que hay navegando por el mar es la niebla. Cuando no ves nada a escasos metros. Cuando no sabes si navegas cerca de alguna embarcación. Antaño, en estas circunstancias, las embarcaciones navegaban lo más despacio que podían, soltando voces desde cubierta, vigilando desde la proa y tocando la campana por instantes de varios segundos. Actualmente, además, está el radar y su alarma, que avisa que tienes una embarcación cerca, la alarma salta según la distancia con la embarcación más cercana que le hayas grabado en su programa.






Ayer y hoy es una sensación emocionante que genera incertidumbre. No saber lo que tienes por la proa, por la popa, por estribor o por babor. Se da una sensación inquieta y nos recuerda tantas películas donde esta incertidumbre suele terminar en colisión. Depende del tamaño del barco con quien colisiones, el resultado puede ser un solo susto ó ver cómo la embarcación hace aguas hasta hundirse. Por esto, el temor a la niebla en el mar.  






Pero esta mañana no somos protagonistas de una película, salvo la de nuestra propia vida. Hoy (por el 11 de marzo) navegamos un día soleado con multitud de veleros en regata por la bahía de Alicante y algunos mercantes fondeados ó en dirección al puerto. De repente, una niebla nos devora y nos convierte en sus víctimas. Acabamos de dejar un mercante por estribor que se dirige al puerto con el motor en ralentí y un velero por la popa que navega más lento que el nuestro.

Navegamos mientras la niebla cada vez se hace más espesa. Las velas mesana, mayor y génova infladas por un viento fresco. El capitán instala el radar con su alarma y va informando de los barcos y veleros que tenemos cerca. El armador no interrumpe su conversación con uno de los invitados de ese día a bordo. Para no alejarnos de la costa decide virar. Sabemos que tenemos por proa al mercante y, al menos, a un velero. El radar nos dice que pasamos por en medio. Un miembro de la tripulación, por propia iniciativa, se pone a proa ojo avizor. Los demás, pendientes de ver los barcos y veleros que tenemos cerca para no colisionar …





Hasta que los vemos y tenemos la certeza que efectivamente pasamos por en medio y que no estamos en línea de colisión con sus travesías, la incertidumbre es grande, aunque estamos seguros por el radar, también por el armador que no se inmuta. Pasamos, dejando al velero y al mercante por babor y estribor respectivamente. Celebramos que no ha pasado nada con un abundante almuerzo. Ha sido una experiencia que hay que vivir como esta, con calma y vigilando, ante todo, la seguridad.

Cuando salimos de la niebla mostramos miradas de alivio. Nadie nos creería lo que hemos vivido sino fuera por las fotos que hemos hecho y que comparto contigo amig@ lector.


El diario información de Alicante publica al día siguiente una noticia que titula “Una densa niebla sorprende a los alicantinos. El fenómeno ha cubierto parte del cielo del litoral como la playa de la Albufereta, la de San Juan ó el Benacantil”, indicando que “las nieblas advectivas de hoy se originan cuando una masa de aire cálida avanza sobre una superficie más fría (el mar). Puntualmente pueden tocar la costa, encontrando grandes diferencias de temperatura y humedad con zonas próximas, explica el Laboratorio Climatológico de la Universidad de Alicante”.


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