El Cristo de la Buena Muerte de Alicante invita a la meditación. La cabeza ladeada hacia la derecha, el cuerpo lleno de heridas, la huella de los latigazos, la señal de la lanza en el costado, las manos y los pies clavados en el madero. Y los ojos cerrados, ya no agoniza. Con un gesto de serenidad después de tanto calvario.
De autor anónimo esta talla
de madera representa a un Cristo de equilibradas proporciones. Sin embargo,
algunas fuentes manifiestan que su escultor fue Nicolás de Bussy. Después de su
restauración del 2004 se cree que la talla es del siglo XVI y de procedencia italiana.
Este Cristo estuvo en lo que
fue el Convento de los Padres Dominicos en la calle Mayor (hoy Hotel Amérigo)
antes de su desamortización. Esta talla paso al resguardo de los Marqueses de
Río Florido hasta que le construyeran una pequeña capilla en la iglesia de San
Nicolás para su cobijo. Durante la República y la Guerra Civil fue escondido y
tapiado junto a otras tallas religiosas salvándole de la hoguera ó la
mutilación por republicanos descontrolados como así ocurrió con otras tallas de
incalculable valor artístico y religioso. Después de la guerra, volvió a ser
venerado y a partir de 1940 salió en procesión en Semana Santa con la Virgen de
las Angustias, uniéndose en una sola Hermandad.
Este Cristo de la Buena
Muerte sale en procesión en Semana por las calles de Alicante con la Hermandad
del mismo nombre. Esta nació en la primavera de 1926 por iniciativa de varios
jóvenes que quisieron tener una Procesión de Silencio en la ciudad de Alicante. Fueron Manuel Montesinos Gómiz, Ramón Guillén Tato, Carlos Frías y Rafael
Gosálvez. El nombre de la hermandad fue idea de Anita García Mesa, prometida de
Manuel Montesinos, que era malagueña y tenía devoción por el Cristo de la Buena
Muerte de Málaga, también llamado Cristo de Mena. La Hermandad salió en
procesión por primera vez en 1927.
Al Cristo de la Buena Muerte
se le tiene mucha devoción en Alicante. Sale en procesión en la noche del
jueves santo. Cientos de alicantinos le acompañamos en silencio por las calles
de Alicante, casi a oscuras. Cada uno con sus rezos, sus promesas, su vida
interior. Cada uno acompañando a este Cristo en un momento de meditación sobre
la muerte y resurrección de Jesús. El Cristo de la Buena Muerte también es conocido como el Señor de
Alicante.
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