Todos los años nuestra reunión y cena de Nochebuena la inicia el discurso del Rey. Desde el primero allá en 1975 cuando vivía con mis padres, todos frente al televisor, ahora con mi familia. Sus palabras mencionan las inquietudes, los retos de esta España nuestra tan querida por todos y algunas sugerencias que nos lleven a las soluciones.
Este año ha sido un gran discurso, uno de los mejores. Ha llamado
la atención sobre diversas alertas de nuestra sociedad. Se ha centrado en la crisis
económica y las dificultades que genera la carestía de la vida; ha mencionado la
Constitución española hasta en 6 ocasiones como nuestro marco de convivencia en
los 45 años que llevamos de democracia; ha reivindicado la transición española
que tanto hizo en colaboración de todas las fuerzas políticas, ha comentado la
invasión de Ucrania por Rusia y la inseguridad que eso produce en Europa, a nuestros
aliados europeos y la estabilidad que da formar parte de ese selecto club de
países líderes de la democracia y de la libertad; le preocupa la desunión y el
deterioro de la convivencia, así como la erosión de las instituciones; …
Permita que reproduzca aquí
algunas de las frases de este discurso del Rey:
“Lo
primero –y una vez más–, debemos tener confianza en nosotros mismos, como
Nación. La transformación y modernización de España de las últimas 4 décadas,
gracias al éxito de nuestra transición a la democracia y la aprobación de
nuestra Constitución, avala esa confianza”.
Menciona
su fe plena en la Nación española. Esta que es la más antigua de Europa, que se
ha ido construyendo de Reino a Reino, de Rey o Reina sucesivamente,
consolidando un modelo de Estado desde hace siglos que ha demostrado ser el
mejor para los españoles, el más duradero, el que más desarrollo y paz ha
generado, con el esfuerzo de todos. Esta fe en la Nación española ha ido fraguando sus discursos
para dar ánimos ante las adversidades.
El
Rey Felipe VI sigue diciendo que:
“Las
democracias en el mundo están expuestas a muchos riesgos que no son nuevos;
pero cuando hoy en día los sufren, adquieren una particular intensidad. Y
España no es una excepción. Pero hay tres sobre los que quiero detenerme porque
me parecen muy importantes: la división es uno de ellos. El deterioro de la
convivencia es otro; la erosión de las instituciones es el tercero”.
“Un país o una sociedad
dividida o enfrentada no avanza, no progresa ni resuelve bien sus problemas, no
genera confianza. La división hace más frágiles a las democracias; la unión,
todo lo contrario, las fortalece”.
Permita que subraye esta
frase, no tiene desperdicio, no sobra ni una palabra. Pensada quizá para la
clase política, sirve para cada circunstancia, para cada institución, para
todo.
El Rey sigue afirmando en
su discurso que:
“En España (…) Nuestra
Constitución, fruto del diálogo y del entendimiento, representa la unión
lograda entre los españoles, como apuesta de futuro, de diversidad y de
concordia, para una joven democracia. Hoy, con
el paso de todos estos años, nuestros valores constitucionales están enraizados
en nuestra sociedad; y son por ello la referencia donde los españoles debemos
seguir encontrando la unión que nos asegura estabilidad, cohesión y progreso. Y
que nos garantiza una convivencia que, como he destacado a menudo, es nuestro
mayor patrimonio.
Europa representó y representa
para España también la libertad. Contribuyó a consolidar nuestra democracia, a
potenciar nuestro crecimiento económico y nuestro desarrollo social.
Somos una
de las grandes naciones del mundo, con muchos siglos de historia, y los
españoles tenemos que seguir decidiendo todos juntos nuestro destino, nuestro
futuro. Cuidando nuestra democracia; protegiendo la convivencia; fortaleciendo
nuestras instituciones.
Con
confianza en nuestro país, en una España que conozco bien, valiente y abierta
al mundo: la España que busca la serenidad, la paz, la tranquilidad; la España
responsable, creativa, vital y solidaria. Esa España es la que veo, la que
escucho, la que siento en muchos de vosotros; y la que, una vez más, saldrá
adelante. En manos de todos nosotros está”.
El de este año ha sido un
discurso que no puede dejar a nadie indiferente dirigido a todos los españoles
y especialmente a los actores políticos. El debate político ha producido tantos
enfrentamientos y tanta incertidumbre que – sin meterse en política – la ha
aludido al recordar los valores de nuestra democracia.
Es el discurso más escuchado
por los españoles por lo que su mensaje tiene que ser medido y preparado. Estadísticamente
lo escuchamos en directo unos ocho millones de personas, esto es mucho. No hay
ningún discurso televisivo en España tan escuchado. El Rey lo redacta con su
equipo de colaboradores y cuando lo tiene perfilado lo manda a Presidencia del
Gobierno para su constancia. Es su discurso, más que los demás que pronuncia a
lo largo del año y que previamente pacta, muchos de ellos, con el Gobierno.
En este enlace de Casa Real puede leer el discurso entero.
Repercusiones del discurso, en los siguientes periódicos:
El País, "Felipe VI y la guía de la razón, en este enlace
ABC, "Defensa de la institucionalidad. Un sólido discurso", en este enlace
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