El Christian Radich destaca
por su elegancia, se le mire por donde se le mire. En el mar. En el muelle. En esta
ocasión visita el puerto de Alicante por una parada técnica.
Este velero es propiedad de
la Fundación de nombre The Christian Radich Sail Training Foundation. Fue construido
por el mecenazgo de la persona que lleva su nombre en la popa. Es un buque
escuela noruego en crucero de instrucción con personal civil. Sus cadetes serán
los futuros oficiales de la Marina Mercante de su país.
Desde que se puso en servicio
en 1937 más de quince mil jóvenes han navegado a bordo de este velero. Tiene 18
tripulantes y puede alojar a 88 alumnos cadetes o pasajeros, según los casos.
Tiene 62,50 metros de eslora,
73 metros incluido el bauprés, 9,70 metros de manga y 4,7 metros de calado máximo,
con un desplazamiento de 1.050 toneladas a plena carga y con 1.234 metros cuadrados
de superficie velica. Con todo el aparejo desplegado y viento favorable puede
alcanzar una velocidad de 14 nudos, aunque su récord lo tiene en 41 nudos durante
tres horas en su primer viaje de regreso de EEUU en 1939.
Es un velero con muchas vicisitudes.
Su cuaderno de bitácoras está lleno de acontecimientos. Fue intervenido por la
Marina de Guerra Noruega cuando estalló la II Guerra Mundial para usarlo como alojamiento
de oficiales. Cuando Hitler invadió Noruega (1940) este velero fue requisado y
usado como depósito flotante para avituallamiento y suministro de submarinos. Después
fue llevado a Alemania y usado como buque de entrenamiento. Cuando los aliados
bombardearon Frensburgo (1945) fue alcanzado por una bomba por lo que se hundió
parcialmente sobresaliendo del agua sólo su arboladura. Fue reflotado en 1947 y
devuelto a Noruega. Después de su reconstrucción volvió a la mar con todo su
esplendor.
Este velero fue protagonista
en la película “El martillo del viento” en 1958. A su vez, participó en los actos
del 4 de julio de 1976, que celebraban el Bicentenario de la Fundación de EEUU,
junto a otros veleros y embarcaciones a motor en una parada naval en la bahía de
Nueva YorK. En 1992 fue uno de los grandes veleros que compitió en la regata
del Quinto Centenario del Descubrimiento de América. Es un velero muy rápido y
pudo demostrarlo en la Regata de 1992 citada en la que llegó el primero, con el
mejor tiempo medio, de un total de 67 embarcaciones.
Estos veleros de altos mástiles rememoran aquellos años cuando eran los únicos buques de pasajeros y/o mercancías que recorrían los mares. Posteriormente llegaron los barcos a motor y el mar se llenó de buques con otro perfil. Se perdió esa magia de los legendarios bergantines y goletas que navegaban sólo por la fuerza del viento.
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