Desde un lugar privilegiado,
dominando la bahía a babor y a estribor como si se tratara de la proa de un
barco encallado en las rocas. Divisando y controlando todo lo que se veía en el
horizonte. Defendiendo a los habitantes del lugar de piratas berberiscos, de
corsarios de Europa, de cualquier enemigo fiero que asolara esas costas en
busca de botín.
Esta fortaleza protegía la
zona de la playa de LÁmpolla y El Portet al considerar los navegantes a esta
bahía como un puerto natural donde se refugiaban de los fuertes vientos y la
marejada.
Se construyó a mitad del
siglo XVIII. Tiene una planta peculiar en forma de “pezuña de buey”. Con una
fachada semicircular orientada hacia el sur, con una única puerta en su parte
norte. Encima de la puerta hay un escudo de los Borbones, la Casa Real reinante
cuando se terminó la fábrica de este castillo (1742). En ese año reinaba en
España el Rey Felipe V. Este acceso tiene un foso y un puente que era levadizo.
Los muros, en talud, miden 10 metros de altura. Son de mampostería, con
sillares de piedra de tosca de canteras de los alrededores. La parte superior
tiene siete aperturas en donde se ponían los cañones.
El interior del castillo tiene una nave central y dos inferiores de menores dimensiones. Eran para dar servicio a la dotación de vigilancia y defensa en esta fortaleza. Actualmente está destinado a una instalación temática y se presenta un audiovisual a los visitantes sobre el sistema defensivo de la zona ante la incursión de piratas y demás intrusos de semejante calaña.
En temporada alta está
abierto al público, con entrada gratuita. Para el resto del año, hay que
consultar en los teléfonos 00 34 96 574
01 58 Ext: 1800 - 00 34 96 574 51 68 para concertar una visita.
Desde
el castillo, desde la explanada que hay a sus pies, se domina una preciosa
vista. Por mar destaca el peñón de Ifach al sur y al norte la torre defensiva construida
en el siglo XVI en el Cap d´Or. Por el interior, la sierra de Bernia es la más
destacada tierra adentro.
Frente
a la puerta principal hay una ermita que daba culto a la dotación del castillo.
Muy cerca, un aljibe donde se abastecían de agua potable. Sorprende que esté
fuera de las murallas, pero está donde la encontraron que con los medios de
entonces no sería tarea fácil.
Bien
merece una visita y disfrutar de este entorno envidiable que la naturaleza ha
ido puliendo a lo largo de los siglos.
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