Si en Francia hay una ciudad de referencia a nivel turístico después de París, es Niza, situada en la denominada Costa Azul. Bañada por el Mediterráneo, es la ciudad a la que muchas otras querrían parecerse y sumarse a su éxito al ser destino de famosos y ricos personajes, además de los millones de turistas que actualmente la visitan. A esto se suma, que muy cerca tiene ciudades emblemáticas como Cannes o Mónaco.
Elegida por la aristocracia europea como uno de sus lugares de vacaciones preferidos donde tienen sus palacios o sus villas de lujo, Niza ha desarrollado una oferta turística aprovechándose de este glamour, de sus playas, de sus museos como el de Matisse, de su historia y de sus monumentos.
Entre sus atractivos turísticos
está su casco histórico, recorrerlo es volver al siglo XVIII por un laberinto
de calles estrechas, empedradas, la mayoría peatonalizadas. A pesar de que a algunas fachadas bien les vendría una mano de pintura y por el exceso de
gaviotas entre las casas por un mercado en una vieja plaza con puestos en la
calle, es agradable caminar por este lugar y observar lo mucho que ofrece esta
ciudad.
No dejen de visitar el Palacio de la Ópera, ubicado en un edificio singular; el pintoresco mercadillo al aire libre en la zona peatonal “le cours saleya” donde se vende de todo, sobre todo fruta y verdura siendo la fresa y el espárrago los protagonistas, pero también acuarelas de artistas locales, cerámica, flores, …; o la bulliciosa plaza Rossetti con su obelisco en el centro, la catedral que la preside y rodeado de fachadas de variopinta condición. Más adelante nos sorprende una que guarda un tesoro en su interior, un palacio de noble factura. Nos recibe su escalera monumental con frescos en las paredes y el techo de estilo barroco con predominio de temas mitológicos. Es el Palacio Lacaris que fue de una familia noble del mismo nombre. Un verdadero museo. En sus estancias encontrarán tapices, pinturas, con una colección de instrumentos antiguos. Un lugar ideal para dejar correr la imaginación.
Niza también es mar. Lo es su bella bahía. Lo es su puerto deportivo y las embarcaciones menudas y enormes que llaman la atención por su buen gusto. Lo es el Paseo de los Ingleses a orillas del mar. Lo es la colina de su castillo, testigo de tanto. Lo son sus gentes que se han ido fraguando con su brisa, sus tormentas y sus amaneceres.
Mi mujer y yo estuvimos en Niza hace unos años. Hoy lo recordamos de una forma especial porque nuestros amigos Jose Vicente y Regina están allí pasando unos días de vacaciones con su hija Francesca que trabaja fuera de España. Es un buen lugar para el reencuentro y para recordar tantas cosas que nos da la vida.
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