En 1972, en los últimos años
del franquismo, Joan Manuel Serrat publicó su célebre disco “Miguel Hernández”.
Rescató del olvido y popularizó a este poeta alicantino de Orihuela, del que
este año se han cumplido 75 años de su fallecimiento en el Reformatorio de
Adultos de Alicante (27 marzo 1942). Con Miguel y con Joan Manuel crecimos
tarareando canciones con palabras que antes estaban casi prohibidas, apreciando
sus versos y su sentimiento. Como ese poema que empieza diciendo “Para la
libertad sangro, lucho, pervivo/Para la libertad,…”.
Miguel Hernández, poeta del
pueblo y de la tierra. De humildes orígenes, su padre quería que trabajara en el
campo cuidando sus cabras en vez que dedicara su tiempo en las aulas
alimentando su espíritu. Complaciendo a su padre, pero también a su inquietud
cultural, pronto demostró su capacidad escolar. Miguel asistió al colegio para
pobres del Ave María (1921) y luego estuvo becado en el colegio Santo Domingo
de los Jesuitas (1922).
También educó su observación
en plena naturaleza. Pasaba muchas horas campo a través cuidando el ganado de
su padre. En esas soledades aprendió a ser muy observador, ver lo que otros no
veían y escuchar lo que la mayoría no escuchaba. Pablo Neruda dijo de él que
“era un escritor salido de la naturaleza… Me narraba cuán emocionante era poner
los oídos sobre el vientre de las cabras dormidas. Así escuchaba el ruido de la
leche que llegaba a las ubres … Otras veces me hablaba del canto de los ruiseñores.
Miguel se encaramaba a un árbol de la calle y, desde las más altas ramas,
silbaba o trinaba como sus amados pájaros natales”.
Vicente Aleixandre describió
a Miguel Hernández como “un hombre abierto, de corazón libre. Era un ser
alegre, de fondo dramático. Un ser generoso al máximo”.
Amigo de sus amigos, a Miguel
Hernández poco le importaba la ideología del otro, su manera de pensar y de
actuar, lo importante era su amistad. Lloró amargamente la muerte por
enfermedad de Ramón Sijé, amigo y poeta oriolano, escribiendo una elegía
desgarradora a la que Serrat le puso voz y música en el disco citado. “… Tanto
dolor se agrupa en mi costado,/que por doler me duele hasta el aliento./”, y
sigue escribiendo: “Un manotazo duro, un golpe helado,/un hachazo invisible y
homicida,/un empujón brutal te ha derribado./” …
Son los versos de amor los
que consagran a Miguel como poeta en el Madrid de los años treinta con “El rayo
que no cesa”: “Una querencia tengo por tu acento/una apetencia por tu
compañía/y una dolencia de melancolía/por la ausencia del aire de tu viento”…
Aquella libertad que cantaba
y reivindicaba Serrat en 1972 con poemas de Miguel Hernández, vuelve a
reivindicar ahora poco más de cuarenta años después en plena democracia. Qué
cosas. Que inverosímil desatino quienes le critican por ejercer su libertad. Y
todo por manifestar que está en contra de un referéndum ilegal.
Este artículo ha sido publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press.
No hay comentarios:
Publicar un comentario