Con el mar azul, un sol primaveral, pero aún con frío de invierno, navegar por la bahía de Alicante (el sábado 2 de marzo) ha sido diferente porque el paisaje era diferente. Con olas de mar de fondo, sin romper, redondeadas, la bahía se llena de veleros. Sus velas se recortan sobre el horizonte marino, también sobre las montañas. En estas, en el Puig Campana y en la Aitana, más en esta que en aquél, la nieve viste de blanco su cima.
Año de nieves, año de bienes. Es un dicho popular español y aunque aún tendría que nevar algunas veces más para que este dicho tuviese fundamento, de ilusión también se vive. Porque bien nos vendría un año con resultados más positivos en lo económico, en lo político, en lo social.
Desde cubierta es agradable disfrutar de este paisaje nevado por ser inusual y por serlo aún más desde el mar. Por esto, la cámara fotográfica no para porque hay que inmortalizar el momento.
Una distracción fotográfica en un día que lo permite porque no han habido los fuertes vientos de los sábados pasados, esta vez ha sido un flojo Lebeche inicial que roló a un Levante fresco de 15 nudos de viento aparente. Una buena oportunidad de compartir entre amigos esta travesía porque, al final, todos los días son buenos.
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