domingo, 10 de febrero de 2019

del hotel Collados de la Sagra al Cortijo de la Losa




Una ruta de senderismo inesperada, un grupo de amigos y el espectáculo de la nieve son ingredientes protagonistas de este artículo.

Los campos aún se visten de blanco desde que el pasado fin de semana nevara con mucha intensidad en esta comarca. Después de una gran tormenta, la Sagra amaneció cubierta de nieve. También sus collados y vaguadas, y los campos que se encuentran a sus pies. A los bordes de la carretera, en terrenos cultivados, en los campos baldíos, en cortijos y cotos de caza, aquí y más allá, la nieve se resiste al deshielo, a ese deshielo que ya otros lo iniciaron antes, con riachuelos por doquier que buscan al río Huescar que recorre estas tierras.


Desde el hotel rural Collados de la Sagra iniciamos una ruta de senderismo por el margen izquierdo de la carretera GR100 en dirección al Cortijo de la Losa que guarda un tesoro natural muy bien protegido por su propietario que comparte con todo aquél que se interese y del que los vecinos de este lugar se sienten tan orgullosos: un bosque de secuoyas, un árbol que trajeron de lejos y que hizo raíces en estas tierras de secano pero de agua sufieciente - por lluvia y por nevadas - para que estos árboles sobrevivan, consigan superar los 50 metros de altura y vivir los 150 años que tienen hoy.

Mientras caminamos vemos caseríos con teja árabe con una capa blanca en sus cubiertas, rodeado de hielo y nieve, casi una estampa navideña si no estuviéramos en febrero. Un cortijo allí y otro allá se esconden entre los pinos, apartados de la carretera para conseguir un rincón tranquilo para lograr el sosiego de sus habitantes. Rodeados de vegetación tienen como testigo fiel a La Sagra, otra vez esta montaña que invita a ser conquistada, llegar a su cumbre y disfrutar de sus vistas extraordinarias mientras el cuerpo se recupera del ascenso, pero esta será otra ruta si se tercia la ocasión.


El paisaje es singular. Campos de lavanda, extensos, ordenados en cada surco. Álamos pelados, pronto tendrán sus hojas preámbulo de la primavera. Que sabia es la naturaleza, muda las hojas secas de estos árboles en otoño para renacer en primavera con un verdor y vigor nuevos. Escuchamos maquinaria leñadora cerca del río sacando frutos al bosque, que rompe el silencio de estos campos.

La carretera por la que caminamos casi no tiene tránsito, hace fácil nuestro paseo. Un cruce donde enlazamos con la carretera A-4301 que a la derecha va a Santiago de la Espada y a la izquierda toma camino hacia Huéscar. Elegimos esta segunda dirección.

Unos 6 kms de recorrido desde el inicio que trascurren casi sin darnos cuenta entre conversación y conversación hablando entre nosotros. No hay tema que se resista acompañado de este entorno sosegado.


Llegamos a nuestro destino. En frente del camino de la puerta del Cortijo de la Losa, al otro lado de la carretera, una secuoya enorme, escala el cielo con su altura descomunal. Es el anuncio del tesoro que guarda el Cortijo, que visitamos guiados por Busta ó Bustamante, que es como llaman en la zona a este guía turístico de Huéscar. Aunque lo que nos contó y nos enseñó de las secuoyas del Barón lo contaré en otro artículo.


Terminamos la jornada con una comida campera en el hotel rural Collados de la Sagra con migas de harina y huevos fritos, acompañada de abundantes viandas: embutido de todas las clases, tomate, lomo de orza, lechuga cameralizada, pan de pueblo, … No podía tener mejor final.

No hay comentarios:

Valentía sin Fronteras: El Legado de Juan Bosco Montero Prado

  En las últimas semanas se están llevando a cabo en Alicante diversos homenajes a una persona de excepción, como el organizado por la Real ...

entradas populares