A principio del s. XX un importante empresario valenciano,
D. Pascual Flores Benavente, contrató en Torrevieja a los Astilleros de Antonio
Martí Aguirre, apodado “el temporal”, para la construcción de dos pailebotes de
3 mástiles cada uno. Así fue entre los años 1917 y 1919. Estos astilleros
estaban en la playa del Arenal de Cala Cernuda en Torrevieja. El armador les puso el nombre de dos de sus
hijos: Pascual Flores y Carmen Flores. Preparados para el tránsito de
mercancías y pasajeros. Fueron los últimos grandes veleros en surcar el
Mediterráneo. El patrón del Carmen Flores fue Francisco Martí, hermano del
maestro constructor de este velero. Este
velero botado en 1919 tiene con el bauprés y la botavara 34,6 metros de eslora,
8,80 metros de manga, 3,70 metros de puntal.
Alrededor de 80 años el Carmen Flores estuvo en activo,
incluso cambiando de nombre y de uso. En 1928 y 1975 fue un motovelero con los
nombres de Puerto de Palma y Cala San Viçent. A partir de 1975, llamado
Sayremar Uno, fue un barco auxiliar para trabajos submarinos. En 1997 lo compró
el Museo Marítimo de Barcelona después de una subasta. Con esta adquisición
este Museo cumplió un reto: la recuperación y restauración de un gran velero de
principios del siglo XX.
Y volvió a cambiar de nombre por el actual: Santa Eulalia en
honor de la co-patrona de la ciudad de Barcelona. Actualmente está amarrado en
el Muelle de la Madera del Port Vell de Barcelona. Es una extensión del Museo, y es visitable
cuando está en dicho muelle y no está navegando divulgando sus artes de
navegación allende los mares. Un lujo caminar por su cubierta y creer escuchar
los vientos en las velas mientras la roda de su proa se abre paso entre las
olas. También un lujo que también se conserva el Pascual Flores con Torrevieja (Alicante)
como puerto base, pero esto es otra historia que contaré más adelante en este
blog.
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