En noviembre, los colores dorados de otoño vistieron de oro
los alrededores del Palacio Real de Madrid. Un gran acontecimiento iba a
producirse ese día, tan grande que cambió la historia de España y sería el
primer paso para un cambio de régimen, para el tránsito pacífico de la
Dictadura a la democracia.
Hace 41 años, el 22 de
noviembre de 1975 se proclamó a D. Juan
Carlos de Borbón y Borbón como rey de España. Reinaría con el nombre de Juan Carlos I. Fue un acontecimiento de
repercusión mundial que hizo de España objeto de todas las miradas como país en
una encrucijada: ser un estado totalitario contra viento y marea o convertirse
en un Estado democrático mediante una Monarquía Parlamentaria. Y para esto último
España tenía un nuevo líder para dirigir esa nueva travesía: SM el rey D. Juan
Carlos.
Desde el principio SM
el rey D. Juan Carlos tuvo un propósito claro y determinante: ser el rey de
todos los españoles, objetivo este que fue la obsesión de su padre, D. Juan, Conde de Barcelona, y su
abuelo el rey Alfonso XIII. Para
esto tendría que renunciar a ser un rey absoluto cediendo casi todos sus
poderes para pasar a ser una Monarquía Parlamentaria con una democracia con
todos los partidos legalizados, fuesen de izquierdas o derechas. Así lo
manifestó José María Ansón,
Presidente fundador de La Razón, al decir que “Don Juan Carlos fue el motor del
cambio. Recibió todos los poderes de la Dictadura y supo renunciar a ellos para
que el pueblo pudiera ejercer la plena soberanía”. Felipe González, Presidente
del Gobierno de España con el PSOE, también manifestó algo similar cuando dijo
que “A veces se pierde de vista que el Rey Juan Carlos recibió la totalidad de
los poderes, era un Rey absoluto. según las pautas del régimen anterior. Sin
embargo no ejerció como tal”. Insisto en este hecho trascendental porque a
veces se olvida: SM el rey D. Juan Carlos I era rey absoluto, renunció a esto,
y acertó en el pronóstico de lo que la sociedad española quería después de la
muerte de Franco: democracia.
No fue un camino fácil, D. Juan Carlos tuvo multitud de
obstáculos por aquellos que querían una Monarquía dictatorial. Tampoco lo tuvo
fácil con la izquierda clandestina. Ni con los varios golpes de estado
fracasados, destacando sobre todo su
convicción democrática en la noche del 23 de febrero de 1981. Su fuerza de
espíritu, su convicción en los valores democráticos dentro de una Monarquía
parlamentaria, la elección de un equipo de afines con las ideas claras, el asesoramiento de quienes sabían cómo
emprender la reforma política “de la ley a la ley a través de la ley”, los
contactos internacionales, su ingenio, su talento, su liderazgo en aquellos
años convulsos, hizo posible tener una reforma política en 1976 después de
aprobada en referéndum y unas elecciones generales en 1977 con una nueva
Constitución aprobada por el pueblo español en 1978. ¡¡¡ Tan sólo tres años
después de su proclamación como rey de España !!!. En los anales de la historia
sonarán nombres de políticos de ese periodo como el de Torcuato Fernández Miranda, Fraga Iribarne, Adolfo Suárez, Santiago
Carrillo y Felipe González, y muchas otras personas anónimas que también se
jugaron el tipo para traer la democracia a España con esta Monarquía, héroes
todos de una historia colectiva que dio unos resultados extraordinarios de
convivencia pacífica en lo que se ha denominado la Transición Española, modelo a seguir por naciones en procesos de
cambio de régimen.
Resaltar que este proceso se hizo de forma pacífica. Es
importante destacar también este hecho. No fue un trauma para nadie. Incluso se
hizo con cierta delicadeza con el entorno de Franco. No hubo revanchismo, ni se
permitió que la nueva clase política se ensañara con los líderes del régimen
anterior. En SM el Rey D. Juan Carlos pesó siempre su objetivo de ser Rey de
todos los españoles. Por este resultado pacífico mencionado, hubo en 1980 un
movimiento internacional para proponer a D. Juan Carlos como Premio Nobel de la
paz y fue aprobado como candidato por el Comité Nobel del parlamento noruego.
Sí le dieron el prestigioso Premio Carlo Magno, entre otros.
Con sus 39 años del reinado, afirmo que SM el rey Don Juan Carlos, es para mí, hasta ahora, el mejor rey
que ha tenido la historia de España. Se suma así, además, a mi lista de Reyes
admirados: Jaime I, Alfonso X, los Reyes
Católicos, Felipe II, Carlos III, Alfonso XIII, Felipe VI, .... Un rey que
consiguió el cariño del pueblo español incluso en momentos críticos de su
reinado cuando su vida privada trascendió a lo público. Un rey con un prestigio
internacional impresionante. Un rey que ha demostrado que la Monarquía es útil
y necesaria en un país como el español. Un rey árbitro de la vida política. Un
rey que fue el mejor embajador de España, mediando codo con codo con el
gobierno en acuerdos internacionales, activando contactos con altos dignatarios
internacionales en momentos decisivos para España.
Es elocuente cómo define el oficio de Rey, el propio D. Juan Carlos: “Para un político, el oficio de Rey es una vocación, ya que le gusta el
poder Para un hijo de Rey, como yo, es otro asunto distinto. No se trata de
saber si me gusta ó no me gusta. Nací para ello. Y desde la infancia, mis maestros me han enseñado a hacer también
cosas que no me gustan. En casa de los Borbones, ser Rey es un oficio”. No
fue un camino de rosas. Ha sido y es una vida de sacrificios desde que lo
montaron con 10 años en un tren en Lisboa para estudiar en España dejándolo
todo detrás ... Aunque también ha sido y
es una vida con muchas satisfacciones.
Hoy, como rey emérito, admiro su discreción para no quitar
protagonismo a su hijo SM el rey D. Felipe VI, también por sus gestos y su amor
por España, siempre al servicio de todos los españoles.
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