A las 24 h del 24 de junio de 2015 se lanzó una palmera desde el castillo de Santa Bárbara de Alicante, inicio de la denominaba cremá. La pirotécnica Ferrández lanzó más de cien cohetones imperiales, de dos metros de altura, que contribuyeron a darle forma a la palmera.
Una palmera inmensa, blanca, más luminosa que años anteriores, un cambio aplaudido y deseado. Más luz a la ciudad de Alicante en una noche triste en la que se queman los monumentos, esas Hogueras efímeras, cuyas llamas se llevarán consigo horas de empeño, de esfuerzo y de muchas ilusiones. Pero este fuego también es el que quema a los malos espíritus, el que abrasa lo malo, el fuego purificador. Y es el humo, con la brisa marina de la madrugada, quien se lleva las malas intenciones.
Lágrimas en los ojos, con un gesto triste en la mirada, es la expresión de las Belleas que despiden a la Hoguera para siempre y con ella sus anhelos, sus inquietudes, de un año fogueril que toca a su fin.
Pero de las cenizas también nace la esperanza. Con las cenizas aún calientes, con las pavesas recorriendo el cielo de la noche, nace una nueva idea, un nuevo diseño, un nuevo sueño, despierta la imaginación para dibujar primero, proyectar después, una nueva Hoguera. Porque desde ese mismo instante nacen las ilusiones de un nuevo año de las Hogueras de San Juan de Alicante.
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