martes, 3 de marzo de 2009

el arroz bomba y el agricultor de Calasparra

En uno de los pueblos de la Comarca del Noroeste, en la Región de Murcia. Una fuente en el centro histórico. En medio de la fuente, un agricultor caminando por el agua. Un agricultor, con un cesto. Un agricultor, en tierra fértil.

Esta estatua aplaude, homenajea, recuerda, a tantos que ayer y hoy dedicaron, dedican, su vida al cultivo del arroz.




Por los ríos Alhárabe, Argos, Quipar y Segura, estas tierras fueron pobladas por varias culturas. Los íberos, los romanos, …, pero es con los árabes cuando se explotaron más los campos de las riberas de los ríos. Aprovechando las avenidas, sus inundaciones ó la cercanía de las aguas. Después, los cristianos siguieron con los cultivos hasta nuestros días.

El arroz de Calasparra es uno de los tres con Denominación de Origen en España, junto con el arroz del Delta del Ebro y el de Valencia. Fue en 1986 cuando se reconoció la Denominación de Origen de Calasparra, regulada por un Consejo Regulador. Comprende los municipios de Calasparra, Moratalla (en la Región de Murcia) y Hellín (en la provincia de Albacete).

Se cultiva en montaña, a unos 450 metros sobre el nivel del mar. Se riega por los ríos Mundo y Segura, a través de un sistema de terrazas que inunda las cajas, que están comunicadas entre sí a distintos niveles, permitiendo la renovación constante del agua y devolviendo al río el agua sobrante. La altitud, temperatura y pureza de las aguas hace que la maduración del grano se retrase bastante más que otras variedades de arroz.

Bomba y Balilla x Sollana son las variedades de arroz de la zona. Se caracterizan porque requieren una mayor cantidad de agua y tiempo de cocción, el grano se hincha más, impregnándose de los sabores con los que se cocinan. Los agricultores del lugar dicen que al cocinarlo raramente se pasa y es mucho más sabroso que otros. La mejor manera de comprobarlo es probándolo en uno de los restaurantes de la Comarca ó en tu propia casa.


Y mientras comemos este arroz podremos recordar con qué colores se han vestido los arrozales. La tierra, como un espejo, con el agua que riega estos campos. Con pinceladas verdes de los brotes, en primavera. Con una alfombra verde durante el verano. Con su testigo de ayer y de hoy, el agricultor.






Obras consultadas:
http://www.calasparra.org/
http://www.docalasparra.com/
La historia del arroz, por Juan Ginés Sánchez Llorente (Archivero Municipal de Calasparra).

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