En la comarca de Puglia, en el
“tacón” de Italia, en la provincia de Bari, hay un pueblecito presidiendo un
valle de viñedos, tierra rica y labrada que produce buenos vinos. Su nombre es
Locorotondo. Se le conoce por muchas cosas, entre ellas por su curiosa
estructura circular de su casco antiguo, con calles estrechas, arcos que las
atraviesan y otros que te llevan a pequeños patios llenos de geranios.
En este paseo urbano
encontramos también puertas señoriales y ventanas historiadas, iglesias grandes
como la de la Madre de San Jorge Mártir o muchas más chicas como la que dedican
a San Nicolás. Caminando por concurridas calles y plazas vemos bellos rincones
donde la vida no se detiene y el parroquiano del lugar vive sin inmutarse del
tránsito de los abundantes turistas como nosotros que hemos invadido su entorno
por unas horas.
Tiene varias puertas que
acceden al barrio antiguo. Entraremos por la de la plaza Victor Manuel, pero
antes visitamos el parque que tiene en frente y nos asomamos al valle de Itria Saldremos
mucho después por otra puerta bajo un arco de medio punto blanco por dentro y blanco
por fuera, formando parte de una vivienda que parece robusta y fuerte.
En ese parque frente a la plaza
de Victor Manuel hay un monumento dedicado a los caídos en todas las guerras.
No es uno más. En este se detallan con nombres y apellidos los caídos en la Primera
y en la Segunda Guerra Mundial. Si todas las guerras son malas, más lo es aún
que una familia pierda a buena parte de sus miembros en ella. Fijándote en la
lista de nombres te das cuenta que eso pasó en algunas familias de esta
localidad. Un mismo apellido se menciona en reiteradas ocasiones y detalla los
nombres de sus caídos. De ambas contiendas. Sobrecoge pensarlo. Héroes o
víctimas, cada uno que piense lo que quiera, pero fallecidos de un mismo tronco
familiar. Dele su homenaje leyéndolos, hay muchos.
En este monumento se inspiró Rafel
Nadal publicando su novela titulada “La maledicció dels Palmisano”, traducido a
cinco idiomas constando como autor Nadal Farreras ya que al coincidir su nombre
con el del famoso tenista español las editoriales extranjeras se lo impusieron.
Rafel visitó Locorotondo con su mujer en agosto de 2011. En un paseo por esta localidad
visitaron el mencionado monumento a los caídos. Comprobaron que entre los fallecidos
en la Primera Guerra Mundial había 21 de la familia Palmisano. En los de la Segunda
Guerra Mundial el apellido que se repetía mucho es el de Convertini. Inspirado
en ellos y que ambas familias se vieran implicados en ambas guerras, escribió
su novela en donde tiene mucho que ver la familia y el destino, y en el que
recoge la Italia de aquellos tiempos bélicos.
Permita que vuelva a las
calles de Locorotondo que, aunque reivindica la paz en muchas de sus falladas, hoy es un pueblo pacífico que recibe a sus
visitantes con los brazos abiertos demostrando su hospitalidad hacia todo el
que quiera caminar por su calles y visitar sus monumentos.
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