domingo, 2 de febrero de 2014

una española en la Corte Toscana en el siglo XVI: Leonor de Toledo


Leonor de Toledo (1522-1562), desde su infancia recibió una educación especial para ser alguien más que la protagonista de sus sueños. Estos y los de sus padres se cumplieron con creces según narran los acontecimientos de su propia historia.                                     

Leonor Álvarez de Toledo y Pimentel-Osorio nació en la localidad salmantina de Alba de Torres, de Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga y Juana Osorio y Pimentel, II Marquesa de Vilafranca. A su vez, fue nieta del segundo Duque de Alba, Don Fabrique Álvarez de Toledo y Enríquez.                                  

De niña, con diez años, dejó Salamanca para partir, con su familia, a Nápoles. Se llevó con ella el alma salmantina, castellana, su lengua, sus costumbres, su espíritu emprendedor, la inquietud cultural de una ciudad que empezaba a querer ser lo que fue: un referente de la lengua castellana, de la universidad y la cultura española.

Este viaje estaba motivado porque su padre tenía que tomar posesión como Virrey de Nápoles, cargo asignado por el Emperador Carlos V. En aquella Corte española en Italia, Leonor se crió con la añoranza de su tierra natal y la admiración de su pasado. También con la ambición de tener un futuro prometedor desde una posición privilegiada.                                          

A sus 17 años el Emperador Carlos V y sus padres ya le habían buscado esposo en la persona de Cosme de Médici, Duque de Florencia desde 1537 (en 1569 sería nombrado Gran Duque de Toscana), miembro de la importante familia florentina de los Médici. La casaron en 1539. Esta boda se celebró en la Basílica de San Lorenzo de Florencia. Leonor aportó a este matrimonio su belleza, su cultura, su amor por las artes, una importante dote, así como una alianza estratégica entre el Duque Cosme I de Médici con el Virrey de Nápoles y el Emperador Carlos V.                                       

Este fue otro, entre muchos, matrimonios de conveniencia por razones de Estado, pero las crónicas de la época cuentan que ambos cónyuges se enamoraron pronto uno del otro y que Leonor supo templar el fuerte temperamento de su esposo. Tuvieron 11 hij@s, dando continuidad a este linaje.

La nueva Duquesa, de una personalidad firme, culta, labrada en la Corte de Nápoles, quiso rodearse de personas que colmaran sus inquietudes artísticas y las de su marido. En 1547 fundó la Academia Literaria Deglo Elevatti. Fue una importante mecenas de algunos artistas como Pontormo ó Bronzino. Este último la pintó en una de sus obras más conocidas, el retrato de Leonor con su hijo Juan.                               

En este cuadro Bronzinio resalta la riqueza de la indumentaria de la Duquesa, así como su postura cariñosa con su hijo. Leonor tiene una mirada firme, segura, pero al mismo tiempo abraza y apoya, relajada, su mano derecha sobre un hombro de su hijo Juan mientras este, a su vez, apoya su mano izquierda sobre las faldas del elegante vestido de su madre.

Inquieta con el arte, también lo fue con la prosperidad de su familia interesándose por la mejor explotación agrícola y rendimientos de sus propiedades. También se ocupó de asuntos de la Iglesia, ocupándose que los españoles de su Corte, afincados en Florencia, tuviesen su propia Capilla en la Iglesia Santa María Novella, así como influyó en la instalación de los Jesuitas en Florencia.

Por su posición, Cosme I y Leonor vivieron en el Palacio de los Médici Riccardi, así como en el Palacio Vecchio, en Florencia. Pero Leonor quiso vivir en la otra orilla del río Arno. Motivado por problemas de salud, buscaba un lugar con más sosiego, lejos del bullicio callejero y cortesano de la Florencia palaciega. Y lo encontró en el Palacio Pitti que compraron, por 9.000.- florines de oro, a Buonaccorso Pitti, descendiente del banquero Luca Pitti quien fue quien lo mandó construir. En 1550 se trasladaron a este Palacio. Cosme I  y Leonor lo ampliaron a su gusto y necesidades.                                       

Vasari nos cuenta que "esta mansión la adquirió no hace muchos años la ilusitrísma señora Doña Leonor de Toledo, por consejo del ilustrísimo señor Duque, su esposo, y se ensanchó tanto en derredor que ha realizado un grandísimo jardín, parte en llanura, parte en el monte y parte en la cuesta; y la ha llenado con toda suerte de hermosísimos árboles domésticos y silvestres, y amenísimos bosquecillos con toda suerte de verduras en todo tiempo, por no hablar de las aguas, las fuentes, los caños en verdad de magnánimo príncipe, los cuales callaré, pues no es posible a quién no los viera poderlos imaginar de tamaña grandeza y belleza como son ...".

El Palazzo PItti es un impresionante palacio renacentista, situado en la ribera sur del Arno, cerca del Puente (Ponte) Vecchio. La mampostería almohadillada de la piedra, reforzada por la repetición de vanos y arcadas, dan al edificio una apariencia severa y de equilibrio. En la parte trasera del edificio está la colina Bóboli donde hicieron los Jardines de Bóboli. Entre este majestuoso jardín y el edificio del Palacio se construyó un elegante patio central.

Desde este enorme Palacio y Jardines, Leonor continuó con sus labores de mecenazgo, así como con la adquisición de multitud de obras de arte para que vistieran los lienzos de las paredes de Palacio y sus rincones, creando lo que siglos después sería uno de los más importantes Museos de Italia, junto con la Galería del Palacio Uffizi, construido por su marido Cosme I.                                       


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