“¡Señores y Señoras! ¡Damas y
Caballeros! Pasen, pasen, y vean el mayor espectáculo del mundo que ha llegado
a su ciudad.”, así da la bienvenida a los espectadores el regidor de sala del circo
antes de cada función.
¿Se acuerda? Seguro que ha
sido usted alguno de esos invitados a pasar a las gradas de la pista a lo largo
de su vida, incluso en varias ocasiones. Bajo la lona del circo disfrutabas de
un mundo de sensaciones nuevas donde los malabaristas, magos, trapecistas, domadores
de fieras, payasos, te hacían pasar una tarde inolvidable. Te divertías, reías,
despertaban tu imaginación, incluso te llevabas algún susto en los espectáculos
con fieras, mientras te sorprendían en cada escena.
Me considero forofo del
circo, más el de antes - lo reconozco - que el de ahora, aunque el de entonces ya
no pueda ser lo que era. Luego le digo a qué me refiero. He ido varias veces a
ver el mayor espectáculo del mundo. De niño con mis padres. Más tarde, con mi
mujer y mis hijos. Con ellos fui muchas veces con la sugerencia de ver algo
diferente, saliendo del espectáculo satisfechos de haber disfrutado de tantos
protagonistas que hay en el circo porque cada uno lo es con su espectáculo.
El periodista Javier Ramos
dice que quien ama y ha ido mucho al circo no puede ser mala persona. Pues eso.
A su vez, Ramón González De la Serna manifestó que “el que más tardes de circo
tenga en su haber, antes entrará en el reino de los cielos”. Pues que bien.
Muchos son los circos que se
han pateado España para estar en la mayor parte de las poblaciones de su
territorio, como el Alaska, Atlas, Americano, Circus, Italiano, Europa, Maravillas,
Ruso, … Muchos de ellos, han estado en Alicante durante varios días mostrando
su talento y su originalidad.
El circo ha dado en España
grandes artistas con su arte y sus habilidades que han conseguido extraordinarias
tardes de espectáculo y diversión. Deje que le cite algunos. Permita que empiece
por ellas, las damas primero. Pinito de Oro, nacida en 1931 en Las Palmas de
Gran Canaria. Su fama no tenía límites. Actuó en uno de los circos más famosos
del mundo, el Ringling Bross, Barnum & Bailey. Se dedicó al trapecio con
actuaciones de difícil equilibrio. Esta destreza con tanto riesgo le provocó
lesiones por diversas caídas porque en sus espectáculos primaba la espectacularidad.
Su alter ego en el Ringling fue la sevillana Mis Mara, también especializada en
el trapecio. Se balanceaba con este sujeta sólo por la nuca o los talones, sin
usar las manos y sin red donde amortiguar una posible caída. Su valentía no
pudo evitar algunos accidentes.
En los circos no pueden faltar
los payasos. En España los ha habido y los hay muy buenos. Le citaré algunos de
ellos. Empiezo por el aragonés Marcelino Orbés (1873-1927). No necesitaba
hablar para que el público se partiera de risa. Llegó a compartir cartel con
los famosos hermanos Fratellini. A su vez, Charles Chaplin dijo de él que “su número es
divertido y encantador, y todo Londres enloquecía. El público se moría de risa”.
En el Hippodrome de Broadway también fue el número uno (1905). Era “el hombre
más divertido de la tierra” según lo describía el New York Times. Chaplin se
inspiró en Orbés para hacer el personaje de su Candilejas (1952) con la que
consiguió un Oscar.
Hay más payasos españoles. Los
Hermanos Tonetti, los Martini-Llata, los Hermanos Cape, los Hermanos Díaz, … Inolvidables
son la Familia Aragón. Cuánto hacen aún reír en los escenarios. La saga empezó
con Gabriel Aragón. Se acordará de Los payasos de la tele que popularizó
Televisión española en los años 70 del pasado siglo, después que los hermanos Aragón
tuvieran un notable éxito en su gira por el extranjero. Cada uno tiene un
payaso Aragón en su retina. Para mí Fofó era espectacular. Sin olvidarme del
incombustible Fofito, incluso a Emilio Aragón, que aún siguen generando sonrisas
en los escenarios.
No me he olvidado de la cuestión
planteada al inicio de esta crónica. Digo que soy forofo del circo de antes
porque ahora ya no participan las fieras domadas como artistas. Comprendo los
motivos para que así ocurra, la mínima sombra de duda de que había maltrato animal
en la pista, en los entrenamientos o durante su cuidado, justifican esta
decisión. Pero también se ha perdido la espectacularidad del domador de leones
o la belleza y las piruetas del desfile ecuestre, por poner unos ejemplos.
Las fieras se incorporaron al
circo herederos de los pequeños zoos ambulantes que recorrieron Europa en siglos
pasados. Primero los animales exóticos, después los más fieros, eran admirados
por el público y el circo hacía de efecto llamada para ir a verlos. Cuando estos
animales – domados – se convirtieron en uno más de “los artistas del espectáculo,
dieron el salto a las carpas y escenarios”, en palabras de Javier Ramos en su
libro “Eso no estaba en mi libro de Historia del Circo”. Y añade que “la
esencia del circo moderno nace del caballo y de los espectáculos ecuestres con Phillip
Astley y sus acrobacias alrededor de la pista circular en el siglo XVIII. Pero
un circo sin animales salvajes no podría ser considerado el mayor espectáculo
del mundo”.
En España los domadores más
destacados fueron Jesús Vargas Liquiñano y Ángel Cristo. Era una actividad de
mucho riesgo porque, aunque la fiera estuviera domada, en un momento dado podía
despertar su instinto animal y producir serias heridas a su domador, como así
ocurrió con los leones de Angel Cristo en reiteradas ocasiones.
En la actualidad, el circo
tiene que adaptándose a los tiempos y modificar sus actuaciones cada año para
no perder el interés del público. Sugerentes títulos atraen al espectador a sus
taquillas: Circo fantástico, Circo Clásico, Circo Encantado, …. En pleno siglo XXI
el circo se reinventa para seguir siendo el mayor espectáculo del mundo. Que
así sea.
Este artículo fue publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Plaza el 26.12.2022
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