domingo, 31 de julio de 2022

¡¡Por fin, Aparicio en Alicante!!

 


¡¡ Por fin, Aparicio en Alicante !! con una exposición organizada por el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana. Sus obras se exponen en el MUBAG Museo de Bellas Artes Gravina de la Diputación de Alicante.


Esta es una reivindicación de muchos, de todos aquellos que queríamos hacer justicia con este pintor alicantino que fue muy famoso en su época por su arte y por ser miembro de la Cámara del rey Fernando VII.


A Aparicio se le silenció después de la muerte de este monarca por haber sido un rey absoluto durante algunos años de su reinado, perjudicando por ello a servidores públicos como este pintor por haber estado al servicio de Fernando VII, olvidándose que cada uno desarrolla su profesión en el momento histórico que le ha tocado vivir y que los pintores, entonces, desarrollaban su arte en la Corte al amparo del poder, porque en el caso contrario no tenían futuro.




La Comisaria de esta exposición es Pilar Tébar, investigadora y experta en José Aparicio, que es también la Directora de Cultura del Instituto Juan Gil Albert de Alicante. Desde que descubrió 300 dibujos de José Aparicio Inglada (1770-1838) en los archivos del Instituto de Enseñanza Básica Jorge Juan de Alicante, hasta la actualidad, no ha parado en sus investigaciones y descubrimientos sobre este pintor. El Jorge Juan fue heredero de la antigua escuela de bellas artes alicantina, la desaparecida Escuela de Dibujo del Consulado del Mar. Esta exposición en el MUBAG es el premio a la perseverancia de Tébar y sus logros, que ha puesto en valor a Aparicio en muchos museos y, en especial, en el Museo del Prado, depositario de muchas de sus obras.




Permita unos apuntes sobre la biografía de Jose Aparicio Inglada. Después de su formación, empieza a tener éxito reconocido como pintor a partir del I Premio “de primera clase” de la Academia de San Fernando de Madrid en 1796. Tras este premio, el rey Carlos IV le pensiona en París para continuar sus estudios. “A partir de aquí el estilo, la temática, los asuntos que intervienen en la obra de Aparicio son totalmente historicistas, aduladores y de merecer los plácemes de la Corona”, en palabras de Adrián Espí Valdés en su ensayo “Las artes plásticas alicantinas en el siglo XIX”. Es de estas fechas “Godoy presentando la paz a Carlos IV”.



En París conoció a Jaques-Louís David, maestro afamado del neoclasicismo, gran dibujante, escenógrafo de momentos ampulosos y grandilocuentes. Por el estudio de este pasaron artistas españoles como Madrazo, Juan Antonio Ribera, el escultor Alvarez Cubero y Josef Aparicio. Según Gaya Nuño, “Aparicio tomó de su maestro francés el sentido constructivo y lineal de sus composiciones, y buena parte de la temática clásica”.





En 1806 pinta “La fiebre amarilla de Valencia”, cuadro expuesto en el Museo Napoleón, de París, en el que se presenta melodramático en sus escenas. Esta pintura es el preámbulo de un cuadro grandioso que pintará después: “El hambre de Madrid”.


En Roma pinta “El rescate de los cautivos en tiempos de Carlos III”, obra alabada por los periódicos de entonces. Fue expuesta en la Chiesa Della Rotonda, concediéndole el nombramiento de Académico de San Lucas, comparándolo entonces con Velázquez, Ribera y Murillo.


En Roma le solicitaron jurar fidelidad a Jose Bonaparte como rey de España (después de la invasión del territorio español por el ejército de Napoleón). Al negarse a hacer este juramento fue apresado junto con otros artistas españoles becados residentes en Roma y conducidos al castillo de Sant´Angelo, por lo que fue considerado prisionero civil en la época fernandina.



Después de su liberación regresa a España en 1815, desembarcando en Barcelona el 21 de mayo. Se instala en Madrid. Junto con otros pintores, pasa a formar parte de la Corte como pintor de Cámara en agosto de 1815, al servicio del rey Fernando VII, con el estipendio de 6.000.- reales. Es la época en la que termina “Las Glorias de España”. Con esta obra comienza una serie de grandes cuadros con temas patrióticos. En 1818 se le nombra Académico de Mérito de San Fernando.




Mientras es maestro del Infante don Francisco de Paula, pinta “El hambre de Madrid” (1818): la constancia española y el carácter de un pueblo que rehúsa el sustento de sus opresores “. Muestra el hambre de Madrid durante la invasión napoleónica. Llega a cotizarse, por aquél entonces, más que la Redención de Breda, de Velásquez”, nos cuenta Salcedo Ruiz en su Historia de España. Cuando este cuadro es mostrado en la Academia de San Fernando, lo visita el todo Madrid, miembros de la Corte y la Familia Real. Y es aplaudido por todos.




En este contexto, sabiendo de la estima que la corona tiene con este pintor alicantino, el Ayuntamiento de Madrid le encarga un cuadro, que se titulará “El desembarco de Fernando VII en la Isla de León de Cádiz”. Lo termina en 1827. Una vez acabado, este Ayuntamiento se lo regaló al rey. Este cuadro era un óleo de grandes proporciones: 4,62 x 7,30. Es una larga galería de retratos en la que destacan el rey, su esposa y demás miembros de la Familia Real. Se pensaba que esta obra se había perdido en el incendio del Tribunal Supremo en 1915. Pero Tébar ha hecho otro descubrimiento. Este cuadro de grandes dimensiones, que se supone que sufrió algunas quemaduras en dicho incendio, fue troceado, sus retratos se cortaron de forma individual, el Museo del Prado tiene algunos de ellos.




Con su obra Aparicio logra lo que se había propuesto: estar al servicio del rey, contar sus glorias, tener estabilidad económica y social.


La Real Academia de San Carlos, de Valencia le reconoce Individuo Académico de Mérito en 1829, por lo que estuvo en esta ciudad dos meses del año siguiente. En 1835 es condecorado con la Cruz de Prisionero Civil. El 27 de febrero de 1836 se le clasifica por una real orden como cesante, con un sueldo de tres mil reales anuales. Fallece el 6 de marzo de 1838 en Pozuelo de Alarcón, donde se había trasladado desde Madrid por prescripción facultativa después de una pulmonía.


Aparicio, contemporáneo de Goya, de Bayeu, de Mengs, de López, de Mella, de otros pintores palaciegos, creó su propio estilo. Además de sus obras de pintura histórica, también fue pintor de retratos de la élite política y aristocrática, así como temas bíblicos. Según Ramírez Domínguez, su estilo es académico, buen dibujante, con exageraciones grandilocuentes y patrióticas. Pues eso.




Esta exposición estará en el MUBAG hasta el 2 de octubre de 2022

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